Y fue justamente en ese momento en que Renato pareció despertar y con ello, ayudó a quien llamaba su señor a llevarlo a la cama. Le cubrió las piernas con la misma frazada que tenía en la silla, Willy parecía realmente molesto. Lo que no sabía Teresa es que Willy estaba siendo humillado. Nunca antes Teresa había visto la manera en la que Renato lo ayudaba a acostarse y era eso lo que le hacía sentir menos pero al mismo tiempo, él era capaz de darse cuenta que Teresa no cambiaba su mirada a una llena de compasión o algo por el estilo, era simplemente una persona que estaba ahí para entender. Algo que despertó otro tipo de sentimiento en Willy antes de que él mismo lo supiera.—Necesito una aguja —dijo ella.Los ojos de Renato se hicieron más grandes.—¿Qué? —Preguntó Renato y Willy al mismo tiempo.—Ya lo escucharon. Necesito una aguja.—¿Qué es lo que intentas hacer, Teresa?—¡Necesito una aguja, Renato?—¡No lo hagas, Renato!—Si en verdad, no sientes nada, no deberías de preocuparte
Una noche que caía como pocas, una noche que no sería la misma, una noche en la que mil y un cosas más se iban a definir había llegado, cayendo sobre ella como si la decisión también lo hubiera hecho con la noche. Frente al espejo de su habitación, la figura más bella, la misma que ella no había visto de sí misma en tanto tiempo, en más de cinco años quizá. O mejor dicho, una vida entera. Todo estaba en su lugar y en la planta baja de aquella mansión ya se podía escuchar tantas voces que eran intercambiadas, el sonido de las copas pegando la una con la otra, bocadillos, ya podía imaginar todo lo que estaba pasando ahí.En el espejo frente a ella logró ver a la misma Mercedes, aquella mujer poderosa, aquella mujer llena de seguridad, su elegancia, su sensualidad una vez más puesta en el mismo cuerpo. El vestido negro no hacía más que remarcar la linda figura de su cuerpo, el escote, todo siendo perfección en ella. La noche de ser presentada como esposa de un inválido, había llegado.
No importaba el tiempo que pasara, no importaban las veces que ella hubiera pensado que no volvería a esa ciudad en la que tanto daño le había hecho, era cierto que las heridas parecían volverse a abrir con el solo hecho de escuchar la misma voz una vez más. ¿Cómo podría ser la primera vez que ella volviera a ver a su padre? ¿Cómo podría ser la primera vez en que sus ojos se volvieran a aquellos que más daño le hicieron? ¿En verdad ella había pensado en la posibilidad de que eso podría pasar? ¿Cómo iba a hacer el momento en que viera a su hijo nuevamente? La realidad es que nada de eso importaba ahora que estaba tan cerca de aquella verdad. Iba a regresar a esa ciudad.A su lado, Willy sonrió. Los secretos de aquella mujer estaban listos para ser compartidos y él estaba dispuesto a escucharla.Lentamente se volteó a la persona que le hablaba. Las puertas de aquel lugar se abrieron. En ese salón estaba la familia de Willy. Willy estaba ahí, listo para que buscar en su vida lo que y
Todavía en el salón donde la celebración se estaba llevando acabo, Emilio no podía creer lo que acababa de ver su hijo. Willy estaba de pie como si nada hubiera pasado, como si el accidente nunca hubiera existido y de pronto, se presentaba ahí, con una mujer que decía que era su esposa, ¿en qué mundo estaba viviendo Emilia? ¿En qué mundo estaba pisando? Porque estaba segura que esa no podía ser su realidad.Su realidad era aquella donde Willy estaba postrado a una silla de ruedas y no tenía a nadie más. De pronto todo parecía diferente, era como si en lugar de haber pasado año… año y medio, realmente había pasado toda una vida.¿Qué había de su hijo? ¿Qué podía decir de Julio? ¿Por qué él había enloquecido de esa manera al ver a esa mujer? La había llamado de un nombre, Mercedes.Se había puesto tan pálido, algo le estaba ocultando su hijo, estaba segura de eso.Terminando de tomar su copa de vino, miró a todos lados, sabía que no podía mostrar la impresión que le estaba ocasionando q
Lo que fuera que su hijo había dicho no estaba bien. Debía de haber escuchado mal, debía de haber entendido mal sus palabras porque su hijo no podría estar más loco. Esa mujer le había dejado mal, muy mal. — ¿Qué diablos estás diciendo? Por favor, Julio, no seas imbécil. —Mamá, ¿no entiendes que aquella mujer que ahora mi hermano no se está presentando como su esposa es…? Mamá, el nombre de esa mujer, Teresa es la misma mujer que dio a luz a mi hijo, su nombre no es Teresa, su nombre es Mercedes. Yo soy quien tomó a Mercedes a la fuerza, ella tuvo un hijo mío, ella no es Teresa, mamá, por favor, tienes que detenerlo, tienes que hacer a que esa mujer regrese conmigo. Yo tengo a su hijo. Yo soy el padre de esa criatura, tenemos que ser la familia que yo siempre quise tener con ella, mamá, tienes que hacer algo —decía su hijo cada vez más rápido. Ni siquiera se daba un segundo para poder respirar y pensar en las palabras que estaban saliendo de su boca.Eran tantas cosas las que Emilia
Ahora que Mercedes estaba sola, por fin tuvo la oportunidad de sonreír mientras se llevaba sus dedos hasta los labios que aquel hombre había besado. No podía creer que después de tanto tiempo finalmente, había conocido el sabor de tales, había sido más de año y medio conviviendo con él, se habían casado, hacía no mucho. Mercedes mejor que nadie sabía cuál era su papel con Willy pero nunca pensó que tal vez la hiciera sentir todo eso en su corazón. Ella no podía estar enamorada de él y sin embargo, se había enamorado quién sabe cuándo, quizá cuando lo tuvo de cerca ayudándolo a ponerse de pie, o cuando lo vio sonreír por cada paso que comenzaba a dar, o cuando lo ayudó a comer, o cuando lo motivó, o cuando sentía el mismo Willy que no podía pero estuvo Mercedes ahí para él. No lo sabía pero si de algo estaba segura era que Willy no tenía espacio en su corazón para sentir amor, ¿por qué ella debía de sentirlo entonces?Fuera lo que fuera que ella estaba sintiendo debía de ocultarla de u
En una de las camionetas que solo podía pertenecer a un hombre como lo era Willy, bajó Teresa y el mismo Willy. Estaban en el mismo plan y nada debía de fallar, llevaban tanto tiempo planeando cada paso que darían para poder acercarse de nuevo a lo que fue su vida y a todo eso que le perteneció a Willy por un momento. Por supuesto que todos los accionistas que en un principio no supieron creer en Willy, ahora se daban cuenta del daño que se habían hecho a sí mismos, no era que Julio fuera una persona que no supiera llevar la empresa pero al menos, si era una persona que lideraba hasta el grado de ser un tirano, anteponer sus ideales cuando la realidad era que la persona que estaba detrás de Julio era su propia madre. Solo una mujer como ella podía ser capaz de todo eso. Solo una mujer como ella, con esa fuerza podía ser capaz de liderar de esa manera sin que nadie se diera cuenta.—¿Estás lista? —Preguntó Willy mientras tomaba su mano para que ella pudiera enredarla en su brazo.Teres
Las lágrimas se habían hecho en los ojos de Teresa en el momento en que dio con aquel pequeño. Era tan divino, sonreía a sus padres, se divertía con ellos. La ropa que usaba era digna de un hermoso bebé como solo lo sería él.Poco a poco, Teresa fue perdiendo la noción del tiempo y del mundo a su alrededor. Estaba completamente encantada por aquel pequeño en brazos de Estela y que después pasó a ser de Julio. Él también sonreía junto a su hijo.Los pasos de Teresa no fueron medidos más. Estaba realmente encantada por aquel pequeño, a punto de llorar, era como si ese niño produjera un sentimiento extraño en su interior.—Dios mío, es tan hermoso —dijo ella casi en un susurro.Willy solo la vio actuar, sabía perfectamente que la razón por la que actuaba así era por el bebé que tenía frente a ella. El bebé que él no había logrado encontrar todavía y que era su hijo.—¿Lo quieres cargar? —Preguntó Estela.Los ojos llenos de lágrimas captaron la atención de Estela como para hacerle tal ofr