Rehusándose a revivir aquel recuerdo que lo había forzado a vivir como un errante, Lucien volvió a la oscuridad del callejón y se mantuvo atento a la salida de la pequeña familia, sin embargo, después de diez minutos de espera, los únicos que salieron del registro, fueron los dos mismos lobos de antes, los cuales, ahora lucían más alerta.

–De verdad vas a ser un problema cachorrita –masculló al tiempo que sacaba su teléfono del bolsillo de su gabardina, al ver quien llamaba, respondió de inmediato –Tabatha, querida, ¿a qué debo el placer? Pensé que estarías en camino –

–“Cambio de planes cariño” –dijo la mujer sarcásticamente –“Tengo cosas más importantes que hacer”–

–¿Era necesario ser tan cruel? –preguntó Lucien, quien mantenía la mirada fija en el registro

–“Entre vigilar a una mocosa y entre lo que surgió, bueno, obviamente prefiero ocuparme de mis propios asuntos, son más… Interesantes”–

–Ignorando el hecho de que no vienes a verme, cuéntame, ¿qué es tan interesante? –

–“Lo