Tras el pequeño beso, la loba se puso de pie y se frotó ligeramente contra el cuerpo de Dante antes de tirar suavemente de su mano, dándole a entender nuevamente, que la loba quería a su compañero.
―Vale, perdona por hacerte esperar ―susurró Dante antes de dar paso a su transformación
Nada más aparecer, Damon se acercó rápidamente a su compañera para poder olfatear el cuello de la loba antes de frotar su cabeza contra ella, lo que arrancó dulces ronroneos de la loba, la cual, no tardó en imitarlo antes de lamer el rostro de Damon, quien gruñó alegremente ante la muestra de cariño de su compañera.
Cuando ambos tuvieron suficiente, ambos se acercaron al camino que llevaba a la colina, donde se miraron juguetonamente antes de colocarse a cuatro patas.
“Creo que están listos” ―dijo Anna riendo
“¿A la cuenta de tres?” ―le preguntó Dante
“Vale” ―dijo Anna emocionada
“Uno” ―empezó Dante
“Dos”
“¡Tres!” ―exclamaron los dos al uní
Al notar que su compañera se había quedado dormida, Damon colocó su cabeza sobre la de ella y disfrutó del mágico momento, pues, sabía de sobra que, una vez que él estuviera a cargo de Loto de Luna, rara vez tendría momentos como ese.Permitiéndose relajarse, el propio Damon se quedó dormido varios minutos, pues la calma de aquel lugar, los acompasados sonidos de los grillos y la compañía de Amara le brindaron una paz que nunca había experimentado.Tras varios minutos que para él resultaron gloriosos, Damon abrió los ojos solo para descubrir que la luna ya no se encontraba sobre ellos, lo que significaba que ya era bastante tarde, por lo que se apartó de su compañera, se estiró brevemente y bostezó ligeramente antes de clavar su mirada en Amara.Pese a que la luna ya no brillaba sobre ellos, el pelaje de la loba brillaba ligeramente, por lo que, pese a la oscuridad, el lobo pudo distinguir perfectamente el color violeta que caracterizaba a la loba, sobre todo, el delicado color lila q
Clavando sus ojos en él, Anna le dedicó una dulce sonrisa al mismo tiempo que asentía suavemente.―Estoy muy segura… ―jadeó ella antes de cerrar la poca distancia que había entre sus labios atrayendo hacia ella la nuca de su compañeroCediendo ante sus deseos, Dante la besó con ferocidad mientras que, una de sus manos, recorría el suave y curvilíneo cuerpo de su compañera, la cual, se estremecía con cada roce.― ¿Puedo probarte? ―preguntó Dante sonriendo cuando Anna, gimió suavemente cuando él rozó uno de sus pezones―S-Sí…―masculló ellaAnte el permiso concedido, Dante besó sus labios una última vez antes de comenzar un lento y tortuoso recorrido de besos por el cuerpo de su compañera.El recorrido comenzó con su quijada y continuó hasta su cuello, justo hasta aquella pequeña área donde algún día, ella llevaría su marca.Cuando sintió que sus colmillos querían emerger, el continuó su camino hasta sus pechos, donde, mientras que una de sus manos amasaba uno de ellos, él atendía con su
Sin darle tiempo a replicar, tras besar los labios de su compañero, Anna continuó con el camino de sus besos, bajando primero hasta su mandíbula, la cual, mordió suavemente.Para seguir con su camino, esta vez, la joven deslizó su lengua hasta aquel punto sensible que existía en el cuello de su compañero, el cual, soltó un gruñido cuando Anna succionó suavemente el lugar donde él, algún día, llevaría su marca.Ante la sola idea de que aquel hombre le pertenecía, la poca cordura que le quedaba desapareció en un suspiro. Y es que, hasta ese momento, los nervios y la vergüenza la habían estado dominando, pues lo que él le había hecho y lo que ella estaba por hacer, era algo que jamás había hecho en su vida.Dejándose llevar por su excitación, la cual, ya había inundado la habitación, Anna mordisqueó suavemente el cuello de su compañero, quien no tardó en regalarle suaves quejidos llenos de placer.Mientras ella se centraba en su cuello, las manos de Dante volvieron a recorrer el cuerpo d
Ante el encantador puchero de su compañera, la cual no sólo había arqueado una ceja, sino que también, se había cruzado de brazos y lo miraba con reproche, Dante no pudo evitar soltar una risita.― ¿Qué es lo gracioso? Dante, no tengo otra cosa con que cubrirme, ¡rompiste mis bragas! ―exclamó la joven indignada al mismo tiempo que apretaba más sus brazos contra su cuerpo desnudo―Cariño, por lo que resta de esta noche… ―susurró Dante antes de cargarla al estilo princesa, lo que la obligó a aferrarse a su cuello ―Sólo me necesitas a mí para cubrirte ―masculló antes de besarla―Oh… Pues viéndolo así, entonces creo que no tengo problemas ―dijo ella con una suave risita―Te amo tanto cariño… ―susurró Dante a la vez que pegaba su frente contra la de ella―Yo también te amo ―dijo Anna antes
Ante el rostro avergonzado de su compañera, Dante soltó una risita antes de levantar la barbilla de la joven con sus dedos para obligarla a mirarlo.―No tiene que saber lo que hicimos, sólo debe de saber que intenté marcarte y que nuestros lobos lo impidieron ―― ¿Estás seguro? ―preguntó la joven clavando sus ojos en los de él mientras se aferraba a sus caderas―Estoy convencido ―dijo Dante inclinándose hacia ella―Vale… ―masculló Anna antes de ponerse puntillas para poder besarlo―Venga, gírate, cariño ―le pidió él en un susurro cuando ambos se separaronObedeciendo, Anna asintió y se dio la media vuelta. Cerró los ojos cuando Dante comenzó a masajear su cabello usando algo de champú, lo cual, le produjo una muy agradable sensación en su vientre.Cuando él terminó y enjuagó s
Durante largo rato, ambos permanecieron en silencio, disfrutando de la compañía del otro bajo el cálido chorro de agua, intercambiando tiernos y pequeños besos.Cuando Anna recuperó la estabilidad en sus piernas, Dante la bajó con cuidado, por lo que ambos, finalmente pudieron continuar con aquella ducha que habían dejado de lado.Como si se hubieran puesto de acuerdo, ninguno de los dos se tomó la tarea enserio, y lejos de tomar una simple y rápida ducha, los dos comenzaron a jugar con el agua, lo que dio paso a que aquel ambiente lujurioso desapareciera por completo del lugar y fuera sustituido por uno más inocente y divertido.Una vez conseguido el objetivo de limpiar sus cuerpos, Dante cerró las llaves y salió de la cabina para entregarle una toalla a Anna, quien se secó dentro de la ducha antes de salir.―Te queda bien ―le dijo a Dante, quien, tras haberse secado y atarse una toalla en las caderas, observaba su marca en el espejo―Lo sé, me encanta…―masculló él sin apartar su mir
Ante las palabras de Dante, Anna contuvo la respiración.Había dado por hecho que, al reconocerse como compañeros, ambos estaban destinados a casarse.Algo así como lo que había sucedido con Byron y Ella, quienes pasaron de todas las tradiciones que ella conocía y simplemente eligieron una fecha para casarse.― ¿Sucede algo? ―le preguntó Dante desde el pequeño sillón―Dante, ¿por qué tú…? ―Interrumpiéndola, Dante se puso de pie y se acercó a ella para ayudarla levantarse.―Quieres saber el por qué hago las cosas como si fuera un humano, ¿cierto? ―preguntó besando su cabeza antes de dirigirse hacia la chimenea―Bueno… Sí… ―masculló ella alisando su falda antes de dirigirse a su mesita de noche, donde Catherine, había dejado su cepillo―Porque sé lo mucho que significan para ti esas costumbres ―dijo Dante simplemente a la vez que se aseguraba de haber apagado la chimenea correctamenteAnte sus palabras, Anna dejó de cepillar su cabello y sonrió ampliamente.“Lo recuerda…” ―pensóY es q
― ¿¡Qué sucede?! ―preguntó Anna sobresaltándose ante el fuerte sonido de un claxon y la brillante luz que la envolvía Tratando de entender qué rayos estaba pasando y de descubrir dónde estaba, Anna se frotó los ojos y observó a su alrededor, suspiró aliviada cuando sus ojos se posaron finalmente en su compañero, quien estaba sentado detrás del volante del auto y le dedicaba rápidas miradas divertidas. ―Realmente tienes el sueño pesado ―dijo Dante intentando reprimir su risa ―Probé de todo para despertarte antes de entrar al territorio, creo que me olvidé de la bocina del auto ― ― ¿Dónde estamos? ―preguntó Anna al no poder reconocer la zona en la que se encontraban ―Acabamos de entrar al pueblo, aún nos faltan unos minutos antes de llegar a la boticaria ―dijo Dante antes de volver a centrarse en el camino ―Rayos… Dante, lo siento mucho, no sé que me pasó ―dijo Anna quitándose la manta con la que, muy seguramente, Dante la había cubierto al haberla subido al coche ―No te preocupes