Capítulo 33: Tengo suerte.

Ante la pregunta de su compañera, Dante se tensó.

Desde que había bebido aquel brebaje, Damon había estado inquieto, por lo que había pensado en salir a correr una vez que Anna se durmiera, pues no quería preocuparla de ninguna manera.

―Es algo tarde para eso, ¿no lo crees mi amor? ―

Ante la timidez de su compañero, Anna no pudo más que sonreír

―Amara dice que Damon está inquieto, ¿es eso cierto? ―preguntó poniéndose de pie para acercarse a Dante, quien no dudó en tomarla de la cintura con ambas manos

―Es cierto ―admitió finalmente ― ¿Te molestaría acompañarme? ―preguntó Dante antes de besar su frente

―Para nada, la verdad es, que yo me sentí así los primeros días después de transformarme, ¿recuerdas que te lo conté? ―le preguntó antes de alejarse de él para poder quitarse la sudadera y los botines

―Lo recuerdo ―dijo Dante sonriendo con nostalgia ―Recuerdo que te pasó más de una vez ―

―Diosa, recuerdo que, cuando papá no podía

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