Capítulo 22
—Makoto ¿Qué sabes de Ran y Aiko? ¿Tienes todo listo para el viaje? —la que hablaba era la señora Margarita, la mamá de Alexa, Rous y Raúl. Estaban todos expectantes y nerviosos, y también emocionados con lo de la boda de los chicos. ¿Y para qué negarlo? Siempre era un placer viajar con la familia Masaharu en su jet privado.Ya tenían casi todo listo para marchar a Japón, otra vez. La señora Margarita decía que nunca antes había viajado en todos sus años de juventud, y ahora de mayor no paraba la pata, yendo y viniendo a la isla del sol naciente, como la que va al supermercado del barrio. Se reían todos oyendo tal exageración.La madre de Ran, apreciaba que su amiga la acompañara con toda la tropa en este viaje. No se sentía bien del todo con esto, no estaba cómoda. En la boda de su otro retoño, Azaki, y la hija de su amiga, la bella Rous, todo fue alegría y participación. Estuvieron en el proceso desde el inicio y sabían que era una pareja quCapítulo 23El asistente de Ran tocó a la puerta del despacho y entró a la voz del CEO mostrando respeto. —Señor director, está aquí el señor Watanabe y pide verlo de inmediato ¿Le hago pasar? —Obviamente todos sabían quién era el futuro suegro del empresario, así que daban por sentado que tenía pase libre para hablar con él.Ran hizo una seña de asentimiento y se puso en pie para recibirlo. En los últimos tiempos no había tenido mucho contacto con los padres de Aiko, en parte por sus obligaciones profesionales y en parte porque la distancia con Aiko también hacía que la situación con sus progenitores fuera ligeramente incómoda. Ran evitaba verlos con frecuencia. —Suegro, me alegra verlo. Supongo que está aquí por la invitación de boda que le envié —le dijo apenas entró el hombre mayor en la sala.—Sí, si la recibimos. Mi esposa y yo estamos satisfechos con eso. No es el tema que quiero tratar hoy contigo. Necesito contarte algo y es im
Capítulo 24El hombre que se acercaba entre una niebla de polvo y escombros se agachó frente a ella y puso una mano en su hombro.—¿Estás bien, Aiko chan? —le dijo.—Kaito… —susurró la chica.—Sí, soy yo. Hemos tardado bastante en dar contigo, pero aquí estamos —y sonrió como si fuera el reencuentro feliz de dos amigos que hace largo tiempo que no se ven. Solo que este no era el caso.—Siempre fuiste tú —afirmó Aiko.—No lo puedo negar. Tenía algunos planes para ti, pero tu querido prometido es más listo de lo que yo pensaba y se dio cuenta de que algo se estaba tramando. —El hombre, enfundado en un traje militar negro, parecía ofuscado al decir esto.—¿Por qué esto? ¿Qué te ha hecho Ran a ti? —preguntó con cansancio. De verdad que no entendía que tanto pudiera haber ofendido su novio a su profesor, como para llegar a semejantes extremos. Por dios, si esto parecía un ataque terrorista, pensó la mujer.—¿Tu novio
Capítulo 25—Hija, esto que te estamos contando es la verdad. Queremos que tomes tus propias decisiones y te vamos a respetar, pero debes de ser consciente de todo lo que sucede. Después decides.En casa de los Watanabe se llevaba a cabo una importante reunión. Los padres de Aiko, Ran y la chica, se sentaban a solas en uno de los salones. Ran se mantenía apoyado en una de las puertas, un poco alejado. La pequeña Watanabe no le había mirado bien al entrar y eso lo hizo mantenerse ligeramente apartado. Ella preguntó a su padre el motivo de su presencia allí y no lo dijo de forma bonita. Aun así se sentó a pedido de su madre, que le pidió calma y entonces su papá empezó a contarle.El día anterior a eso, Ran y su futuro suegro habían acudido a un local donde el jefe de seguridad del CEO mantenía cautivo al hombre que se presentó antes como Katsume. No estaba en buen estado. Aparecía magullado y maltrecho. No había querido soltar prenda hasta ese momento y eso
Capítulo 26La novia entraba por el pasillo, hermosa y con un aura de dignidad que la hacía ver grandiosa. Quienes la conocían bien, como Rous, sabían que caminaba hacia el altar, no con alegría, sino con mucha tristeza, aunque no quedaba claro el porqué. Si quisiera negarse al matrimonio, todos la apoyarían, visto el trato del novio hacia ella. Pero Aiko aguantaba todo sin quejarse y no dijo lo que pasaba a nadie. Tampoco pidió ayuda.Rous la visitó unos días antes, pues toda la familia se trasladó para estar presente en la celebración. Ran había anunciado la fecha del matrimonio y después de eso todo se había precipitado. Ella quiso verla y hablar con la pequeña en persona. Algo no iba bien y toda la familia era consciente.—Aiko. Pero si no estás segura, ¿por qué sigues adelante? No lo hagas, amiga. No te condenes a una vida que sería una cárcel para ti. Este es el mejor consejo que te puedo dar.La pequeña Watanabe Aiko la miró apenada. Era la
Capítulo 27—¿Qué novia, Raúl Sánchez? —volvió a gritar su madre, pero esta vez la tenía pegada a la oreja directamente. —Mamá… —le suplicó. No quería que lo avergonzara delante de toda aquella gente. Por fortuna, sus hermanas vinieron corriendo a salvarlo y se metieron entre su madre y él, salvaguardándolo del cate que parecía que doña Margarita estaba dispuesta a soltarle por no haberle hablado de que tenía novia. ¡Ella no podía ser la última en enterarse!, le espetó enfadada.—Ma, ya cálmate —dijo Alexa y la sujetó del brazo suavemente—. Ellos ya no están, así que imagino que esa pelandrusca lo que quiere es formarle un escándalo a tu hijo.—¿Cuándo pasó todo eso y yo no me enteré da nada? —preguntó perpleja Rous. Tenía los ojos como platos y miraba a sus hermanos alternativamente, esperando una explicación.—Después te cuento todo —dijo Alexa, dirigiéndose tanto a ella como a su mamá. —Voy a salir a ver que quie
Capítulo 28Aiko se aburría soberanamente. Aún no era tiempo de regresar a sus estudios, aunque esta vez los seguiría en la Tōkyō teikoku daigaku, la Universidad Imperial de Tokio. No supo como es que Ran le consiguió una plaza ahí y además postulando en el último momento. Era considerada como la universidad más prestigiosa de Japón y una de las más prestigiosas del mundo, con un gran número de eruditos exalumnos que incluían a diecisiete primeros ministros, dieciocho premios Nobel, cuatro premios Pritzker y cinco astronautas. La chica estaba realmente abrumada, pero emocionada. Su campus estaba en la facultad de Kashiwa en la prefectura de Chiba y muy cerca del centro de la ciudad. Ran había conseguido un apartamento provisional, a medio camino, entre sus empresas y la institución donde ella iría a estudiar en breve, visto que la mansión había quedado completamente destrozada. Al principio, la chica pensó que la iba a seguir reteniendo en cas
Capítulo 29Pronto se dio cuenta Ran de que sus ilusiones se iban a quedar en eso. La idea de dormir junto a su pequeña le hizo crearse expectativas sobre estar acurrucados, mimosos, despertar el uno en brazos del otro, como antaño. No fue nada de eso. Su mujer se encargó muy bien de separar espacios y mantener distancias entre ellos, incluso estando tan cerca en la cama.Él intentó acercarse un poquito aprovechando que su esposa roncaba bajito, sabiendo que estaba profunda. Pero la maldita, en cuanto sintió su cuerpo pegado al de ella, le lanzó tremendo empujón y siguió durmiendo como si nada. El esposo estaba frustrado. Sin sexo, sin cariño, sin mimos… No sabía como iba a aguantar más tiempo con este matrimonio así de mal.Necesitaba consejo urgente. Y sabía donde encontrar a los mejores consejeros del mundo.................Las tres mujeres caminaban apresuradas por el centro comercial, mirando a todos lados y deteniéndose casi en cas
Capítulo 30—Shhhh —le indicó él— mantente callada, no vengo a hacerte daño.Ella no pudo contestar, solo temblaba sin creerle lo de que no le haría daño después de todo lo que hizo en la mansión meses atrás. Ahora sentía ser tan descuidada. Había pensado que ya estaba fuera de peligro, no estuvo atenta y por fin propició una situación como esta. Si hubiera venido acompañada, Kaito no habría tenido ocasión de retenerla. —Promete que no vas a gritar. Solo quería verte, hablar contigo —susurró en su oído. Él estaba demasiado cerca para su gusto y notó que le olió el pelo y casi deja un beso en su cuello, pero ella se removió.—Sé que te doy miedo. Me gustaría volver a aquellos momentos que pasábamos juntos, charlando de todo un poco…—¿Aquellos tiempos en los que olvidaste decirme que eras un mafioso y que querías matarme, te refieres? —se soltó de su mano para poder contestarle como se merecía, a pesar de que seguía pegado a su espalda. <