Iba a decir la verdad, ya no venía al caso seguir callando. Ahora estaba con todos los nervios al filo del abismo.—¡Le tocó!, en su último tratamiento no lo dejaron salir hasta que no fuera un familiar para buscarlo. Además, fue David el que al enterarse viajó hasta Estados Unidos para hablar algo importante y luego me puso al tanto. Eso fue el lunes, lo vi el martes, regresamos el miércoles por lo sucedido a Adara, y anoche David la rescató junto con Julián, el hijo de Maju. Hoy se fue Deacon a Grecia porque el autor de dicho secuestro es mi cuñado.—Espera hija, espera. Es mucha información. Respira.—¡Se da cuenta! No creo que Dios crea, que debo mirar a otros horizontes. Mi perfecto mundo se vino al piso y no he tenido tregua en la semana para asimilar las cosas. Mis hijos no lo saben, Deacon se encuentra en la etapa terminal, en cualquier momento comenzará a decaer.» Ahora debemos estar con vigilancia porque nos encontramos amenazados por un ser envidioso, el cual quiere la for
Keelan nos esperaba, Deacon se pudo levantar, más no caminar, entre los dos le ayudamos. Nos dirigimos al apartamento donde Corban nos esperaba con un detective y agentes de la policía. Había visto cómo al masajearse las piernas, hacía gestos de dolor, pero no emitía un solo sonido, en definitiva, el aguante de dolor de este hombre era admirable.Para no hacerlo sentir mal, cerré mis ojos durante el trayecto al apartamento, el dolor de cabeza ya empezaba a manifestarse en mí, por la falta de sueño. Al llegar, Deacon nos sorprendió con que ya podía dominar las piernas de nuevo; de manera lenta, pero lo hacía.—¿Se te olvidó tomarte el medicamento? —Le preguntó su abogado, quien nos esperaba en la recepción.—Error por el cambio de horario, mientras esté aquí debo tomarlos en la noche. Para no distorsionar el ritmo de las horas.—¿Cómo mi sueño? —sonrió y afirmó.—Supongo que sí.Subimos al ascensor, si yo no tomaba un analgésico terminaré con una fuerte migraña. Al ingresar al apartame
La familia de Deacon era otra joya, era evidente que se tiraban entre ellos y la noticia de la amante de su hermano, se sumaba a la lista eterna de ese hijo de mierda. El magnate se acercó a su abogado y dijo algo sobre su testamento que no entendí un muy bien, pero lo atribuyo al embotamiento que tenía. Necesitaba dormir. La policía se llevó al hombre, Zabat se fue a constatar como apoderado de que lo dejaran encerrado y sin pago de fianza.Adara era griega y se regirán bajo las leyes de aquí, más la demanda que los Abdala harán, ellos no se queden sin hacer nada, Cesar en ese aspecto era implacable. Los dos eran menores de edad y eso ayudaba a no salir bajo fianza. Por lo menos por un buen tiempo, como nos dijo el abogado, estará por fuera de la vida de todos. Y me alegraba un poco. Deacon se veía más cansado, que yo, se tomó otros medicamentos. Se veía bastante desencajado, su enfermedad llegaba a un punto de no retorno y el deterioro era acelerado, además, si se le aumenta toda
Pasé a buscar a Mireya al lugar donde me pidió recogerla. Me pareció extraño de que me diera la dirección de un hotel. —Ella era así, supongo que lo hace para que no sepa nada de ella. Hasta el nombre se me hace falso y como nuestra relación es de sexo eventual pagado por ser una joven de catálogo, no me interesa investigar nada más—. Eran las tres de la mañana, quedamos de encontrarnos a las cuatro en el pueblo El Rosal vía a La Vega, ese era el punto de encuentro. Le timbré a su celular desde la camioneta.—Buenos días, estoy afuera del hotel.—Se me olvida que tú eres el señor puntual.—No te demores.Mientras la esperaba me decía a mí mismo el que mis amigos me verán con una acompañante y no me molestaba, era solo que todos iban con sus esposas y yo por ser el único soltero iba con una chica de catálogo. Espero no ofender a mis amigas y menos ofender a Mireya. —Lo mejor es decirle la verdad a ella y luego a mis amigas—. Por más que di excusas, inventé mucho trabajo y le saqué el c
Llegamos al punto de encuentro y como cosa rara ya había llegado los Abdala L’Charme.—¿Este hombre siempre duerme en el sitio para ser el primero? —solté la carcajada ante el comentario de mi marido—. Yo me consideraba un hombre puntual, pero él me ganó.—Cariño, cuando te sientas cansado me dices, de todas maneras, en tres horas yo conduzco.—Torbellino…—Mira Deacon, morirás de cáncer, no de un accidente. En los últimos días, pierdes las piernas con más regularidad. Cielo… —Vi su frustración y afirmó.—Bien. He de ir a acostumbrándome a que terminaré inválido.Detuvo el auto, parqueamos al lado de los Abdala, bajamos. Dios esto no se lo deseaba a nadie. Desde que estábamos enfrentando la enfermedad como familia, agradecía a diario por verlo despertar y era una bendición verlo salir de la cama, el que no pueda caminar, me destrozaría el alma. Ver a un hombre tan vigoroso, independiente, el cual se iba haciendo dependiente de otro… Me lo acabará de matar la depresión. Llegamos tomad
Llegamos a las nueve de la noche, realizamos seis paradas obligatorias, José Eduardo y los Samudio hicieron más, por la embarazada, pero a pesar de todo llegamos sanos a nuestro destino. Colombia era precisa, viajar en carretera te dejaba admirar su geografía, sus montañas, sus llanos, sus ríos y las diferentes culturas, al llegar las personas que se habían contratado nos esperaban con la cena lista en la primera casa.De manera general nos dieron nuestras habitaciones, en total había cinco en cada una, en la siguiente casa era la de Maju donde estaba el tremendo banquete. Dejamos las maletas donde dormiremos y bajamos a comer. En la casa de Patricia dormiría ella, Aurelio, Benjamín, Regina, Vladímir. En la de Maju dormirían los Maldonado, Orjuela, Katsaros, nosotros y los anfitriones.Nos sirvieron un gran filete de carne asada con bollo limpio y patacones. Nadie habló. Solo nos limitamos a comer. Yo en lo particular tenía con las piernas temblorosas después de conducir tanto. ¿Cómo
El alma me dolía, sé que no estaba bien, pero deseaba tanto un abrazo y él se negaba a dármelo. Mireya, no sé si llegó en el mejor o peor momento, se sentó a mi lado.—No tengas celos por mí, —la miré—. Solo somos amigos con sexo ocasional. Te confieso que es sexo pagado. —hizo un gesto de incomodidad—. Solo nos vemos dos o tres veces al año y por una hora, máximo dos. Depende de mi itinerario. Aunque teníamos unos años de no vernos porque tuvo una prometida.—¿Por qué me lo cuentas?—Porque soy mujer, y aunque tú eres una dama, y yo no lo soy. El respeto matrimonial en mi profesión por el momento no es lo mío, pero sí respeto a un buen amigo. —Se quedó en silencio—. En mi mundo todo es complicado, créeme cuando te digo que David es el único amigo que proviene de mis clientes. El corazón de él desde hace mucho ha estado ocupado.—Supongo, yo nunca he sido santo de su devoción.—¿Eso crees?Hace varios minutos de la impotencia que sentí ante la situación con mi esposo, salí y me metí e
Tenía ganas de abrazar a ese niño, era la viva estampa de su padre mucho más bello y eso que Alejandro era el más simpático de todos. Pero esa seguridad y convencimiento que transmitió lo dejaba a uno convencido. Deacon se bebió el jugo, lo tomó como no se puede nada seguir el juego del niño.—No quiero que tomen esto a mal, pero Eros desde sus cinco años se preparaba un jugo con remolacha y otras cosas porque al sentir los síntomas de la leucemia que en ese entonces no lo relacionó, aun así, pensó que era anemia y comenzó a prepararse ese jugo, él alargó o extendió su enfermedad por tres años.—Virginia…—Blanca, no estoy diciendo que va a hacer lo mismo, además porque el único estudio es el que le ha hecho Eros. Pero no perdemos nada, ¿y si eso le mitiga el dolor?—Bienvenido será. —intervino mi esposo, terminó de tomarlo—. ¿No se le puede echar azúcar?—No, de hecho, no debería volver a comer azúcar. Voy a quedarme todo el día, si mis cálculos no fallan después de la segunda dosis