El hombre se me quedó mirando y no tuve más remedio que soltar una carcajada. Toda mi vida la había pasado solo, me preparaba mi propia comida, lavaba la ropa, la planchaba de ser necesario, entre mi sobrino y yo hacíamos el aseo de la casa en donde vivimos. Nunca había tenido una empleada, me dio picazón en el cuello, no estaba acostumbrado a que me atendieran. Volví a afirmar y al ser más consciente de lo que pasaba entre dientes comenté.—Bien —debo aparentar poderío, me dije.—Mañana a primera hora te estaré esperando en las instalaciones principales de las empresas Katsaros. Asiste con ropa impecable, —alcé la ceja—. Keelan podrá llevarte a los almacenes para que compres ropa exclusiva a la medida, no puedes presentarte en jean.—Lo sé, en un rato salgo.—Esto te lo envía el señor Katsaros.Me entregó un maletín. Al abrirlo había; llaves de un Audi R8, una serie de tarjetas débitos y créditos, una chequera y en un papel el monto exorbitante de los límites para gastar en las membr
Me sentía ridículo con traje de maniquí. Me he vestido de traje para los matrimonios de mis amigos, pero mucho más sencillos, sin el chaleco y mucho más anchos, nada de a la medida. Espero que no sea por mucho tiempo, solo debía investigar a la gente de la compañía y determinar quiénes eran las personas de confianza, reunir pruebas contra el tal Athan.De ese modo Deacon podrá desenmascararlo y yo podré regresar a mis botas, mi jean, mis camisetas y camisas de cuadros, mi casco, aparte de gritar como demente en la constructora. Salimos del ascensor, las mujeres me reparaban. ¿Interés cuánto vales? Pasamos por varios cubículos.—¿Todo el edificio es de las empresas?—No, solo los pisos trece, catorce y quince, pero el edificio es de Deacon. —Ya lo sabía—. El ascensor podría llevarnos hasta el último piso, pero quería que conocieras las dependencias, tu secretaria luego te dará el recorrido minucioso; aquí encontrarás el departamento contable que se subdivide por cada empresa.» Tenemos
Desde la llamada que recibió de su hermano ayer en la noche noté a Deacon temeroso e intranquilo. Hoy se levantó muy temprano.—Buenos días, mi Torbellino Latino. —Mi marido ingresó con el desayuno para mí.—Vaya y, ¿qué celebramos? —Me dio un delicioso beso en la boca.—Yo todos los días celebro el despertarme con vida al lado de la mujer que me trajo la verdadera felicidad y desde entonces soy un hombre completo. —Se regocijó mi alma al escucharlo.—Te amo.—Y yo la adoro. Los niños ya están en el baño cada uno, los llevaré a la escuela y tú los recoges. Es viernes y quiero invitarlos a cine.—¡Perfecto! —llevé una cucharada de alimento a la boca. También tenía un plato lleno de frutas—. ¿Tú lo hiciste? —soltó una carcajada.—Mmm con la ayuda de Margot. ¿Qué vas a hacer hoy?—Vamos a estar de espías. —arrugó la frente—. Recuerda, te comenté que Maju estaba avergonzada por el chicle que le consiguió a David. Parece que él le pidió se la quitara de encima. Dicha mujer, no quiere, por
Todas mis amigas se quedaron en silencio, por la hora siguiente a la desenmascarada de Julieta, escucharon mi relato, mi noviazgo oculto ante ellos por petición de David, lo que pasó, las decisiones tomadas, el tiempo que lo esperé, y el volverlo a ver cuando supe del secuestro de Maju.Me había tomado toda el agua solicitada, más la botella de agua de Patricia. No me gustaba hablar del pasado, no quería pensar en nada, me había obligado a decirme mil veces que era una mujer con feliz matrimonio, no tenía por qué pensar en otro hombre.—Voy a bombardearte a preguntas. —dijo Fernanda—. Pide otra botella con agua.—Primero, —miré a Maju, había intervenido en la conversación—. Perdóname, amiga, cuando hablamos te dije la verdad, no fue como tal un beso, pero en el ángulo de donde nos vistes muy seguro daba a pensar eso. Como lo pensó César en su momento. De haber sabido que tú tenías algo con David, jamás se lo hubiera propuesto. Lo lamento.—Lo supe con el tiempo. Aunque, Virginia me ac
El día de ayer fue extenuante, después de la reunión con los gerentes, la señorita Sanna me presentó uno a uno a los empleados, en la tarde regresé al apartamento para escoger al personal de trabajo doméstico y en la noche me encerré a trabajar con los nombres y personas recién conocidas de la empresa. Los primeros en investigar fueron a los gerentes. Ya tenía una lista extraña de muchos lujos para tan pocos ingresos. Por eso necesitaba hablar a primera hora con el gerente financiero. El señor Magus.Terminé de hacer mis ejercicios, la señora Calantha Pachis; una mujer de cabello corto, rostro redondo, ojos verdes y de cincuenta y tres años, era viuda con dos hijos adultos y tres nietos, era ahora el ama de llaves. Me bañé, al salir de la habitación la señora ya me tenía el café, el desayuno y el periódico en inglés en la mesa. Era la única mujer que dormirá en el apartamento.La otra chica al igual que el chef vendrían a diario. Para el cocinero solo se acordaron horas, en donde deja
Habían pasado dos semanas, mañana viajaba con todo el informe de lo realizado en este tiempo en la compañía. El tal Athan debía odiarme, le quité el chorro de dinero con el que se pavoneaba la gran vida, ya el señor Magalo estaba recopilando toda la información de los pagos que no tenían justificación e iban a la cuenta del hermano de Deacon. Vaya modo de robo y se pavoneaba en toda la sociedad como un hombre correcto.Algo debía de agradecerles a las amantes de dicho personaje era que dejaron todos los movimientos registrados. Asumo que al saber que no era correcto, guardaron las pruebas por si las culpaban y mira que ahora eran nuestra mejor prueba. No obstante, yo seguía insistiendo en que esto lo hubiera hecho el mismo Deacon.Las dos mujeres eran las amantes y no sabían, aparte que las dejó en un lío judicial las engañó, y los celos de una mujer suelen jugar un papel importante. En mi caso fue favorable, hablaron, ya teníamos sus testimonios. Adicional a esto, también tenía compr
Terminé de acomodarle los botones de la camisa a mi marido, me guiñó un ojo, me hizo girar para mostrarle cómo me veía.—Te ves preciosa mi Torbellino latino.—Y tú estás rebueno mi madurito, por cierto, en quince días te aparté una cita médica. —arrugó la frente—. No se me olvidó, y me puedes decir misa, pero tu pérdida de peso y ese cansancio constante no me gusta, aunque no te he visto vomitar desde esa vez. —Lo señalé con el dedo—. Y vas al médico Deacon Katsaros. —Como digas. Ahora vamos, no soy partidario de llegar tarde a ningún lado.Nos despedimos de los niños, se quedaron con Margot viendo películas. Tomé la botella de un vino finísimo que le compró Deacon para regalárselo a Carlos. Él condujo hasta llegar a la Piqueria, unas cuadras antes de llegar, el carro se detuvo por el semáforo y vi a Julieta Lara, parecía enojada, al mirar más allá se encontraba con su esposo. ¿Estarían peleando? Deacon arrancó e ingresó a la cuadra donde quedaba la discoteca buscando dónde parquear
—Me comprometo a ser su lazarillo hasta que se encuentre bien, —dijo, parecía una niña bien regañada—. Todas nos turnaremos durante su convalecencia.—Es lo mínimo que podrían hacer. ¡Todas ustedes!Ahora nosotras también bajamos la cabeza, vimos a Benjamín llegar y Maju fue la primera en abordarlo. Nos dirigimos a su encuentro.—Tranquilos, ya está consciente. No se encuentra grave, pero si muy adolorido, debemos agradecer que el carro tal vez no iba tan duro.—Tenía mucha sangre. —intervino Deacon.—Sí. Tiene una fisura en su hombro y brazo derecho, el izquierdo tiene una profunda y extensa cortada, por lo dicho, en esa mano tenía la botella de regalo para el cumplimentado, al impactar con el carro al reventarse con el vidrio se cortó. Hoy no lo podrán ver, mañana pueden visitarlo, solo el capitán podrá pasar. Él sabe quién lo arrolló, del resto tiene moretones por todo el cuerpo.Media alma regresó a mi cuerpo, tomé de la mano a mi marido, sentí el beso en mi frente. Nos despedimos