No olviden las reseñas, la próxima actualización la tendrán el martes.
Isabella arrugó el ceño, al sentirse de nuevo burlada por Nando, sin embargo, cuando los labios de él se apoderaban de los suyos, las fuerzas la abandonaban y lo único que hacía en esos momentos era corresponder.Los labios de Nando, se posaron del cuello de Isa. Ella cerró sus ojos y hundió su cabeza en la almohada. Fernando se dejaba embriagar de aquel aroma a rosas y miel que tanto le fascinaba, enredó sus dedos en la espesa cabellera oscura de la joven, entre tanto las manos de Isabella, le recorrían la espalda.—¿Por qué son las cosas tan difíciles contigo? —cuestionó, al momento que abandonó los labios de Isa.—Porque siempre me mientes, me engatusas, para luego... burlarte de mí, como ahora, en este instante, que fingiste estar muy ebrio para meterte en mi cama —reclamó mientras su labio inferior temblaba.—Era el único recurso, solo así me ibas a escuchar —explicó Nando, susurrando, muy cerca de los tentadores labios de ella—, cuando estoy a tu lado, el mundo entero desaparece
Isabella, al escuchar que Nando, estaba desaparecido, sintió una punzada en su pecho, su mirada cambió de tono, palideció más de lo que ya estaba ante el cuestionamiento de su madre. —No sé nada de él —respondió—. Necesito descansar por favor —solicitó mirando a su padre, quién la cargó en sus brazos y la llevó a la habitación. Diana no se quedó tan tranquila ante aquel desmayo de su hija, enseguida caminó junto a los esposos García a la sala, tomó su móvil para llamar al médico personal de la familia. Katherine se acercó a ella y le susurró al oído. —Necesito comentarte algo. Diana observó a Kate, tratando de adivinar en la mirada de su amiga de qué se trataba, entonces señaló con su mano hacia el jardín. —Ya regreso, cariño —indicó Kate, acercándose a besar a su esposo, para luego seguir a su amiga. —¿Qué sucede Katherine? —averiguó la señora Vidal, invitando a su amiga a tomar asiento en una banca de hierro forjado. —Katty me contó que, en la fiesta de ayer Isabella y Nando,
La penumbra envolvía la habitación de Nando, lo que quedó de la mañana y toda la tarde durmió producto de la borrachera del día anterior.Parpadeó un par de veces al momento que las luces se encendieron, talló sus ojos y cuando pudo enfocar bien su vista, el rostro de su madre apareció ante él.—Debes tener hambre —comentó Kate, mientras le acercaba la bandeja con el humeante caldo de pescado para aliviar la cruda—. Dice tu papá que esta sopa es buena para el malestar que tienes.—Gracias, mamá —respondió el joven, observándola con ternura—. Lo lamento— Se disculpó con ella, inclinando su mirada.—No pude dormir, pensando que algo malo te había sucedido —recriminó Kate—, pero no vine a reprocharte —expuso sentándose en la cama— cena, mientras charlamos.Nando, asintió, se incorporó para servirse la sopa que su madre había preparado para él.—¿De qué deseas hablar? —investigó.—Sobre Isabella.Nando, dejó a un lado la cuchara, sus manos se posaron en su cabello enmarañado.—No deseo ha
Nando, elevó ambas cejas, abrió sus ojos con sorpresa, mientras su corazón bombeaba con fuerza descomunal.—Pensé que...—se quedó pensativo porque no lograba coordinar sus ideas. —¿Por qué lo hiciste? —cuestionó con curiosidad.Isabella ladeó su cabeza, suspiró.—¿Aún no te das cuenta? —cuestionó—, lo hice por ti, porque yo...—mordió sus labios.Nando la miraba expectante, deseando con todo su ser escuchar las palabras que había esperado por años, entonces se acercó a ella. Isabela chocó su espalda contra la puerta.—Tú... ¿Qué? —investigó mientras colocaba su mano en el mentón del rostro de Isa.—Yo te amo —confesó—, te he amado desde siempre. —Enfocó su aceituna mirada en él.Nando, se perdió en los ojos de Isabella, unió su frente a la de ella, respirando agitado, entonces cerró los párpados, para luego volverlos a abrir, pensado que era una alucinación, pero no, ahí la tenía frente a él, muy cerca de su cuerpo, podía percibir su calor, sentir el aroma de su piel, entonces sin espe
Val'Quirico -Tlaxcala, México.Los verdes ojos de Katty, se abrieron de par en par, al momento que su mirada brillante observó aquel antiguo pueblo mexicano, giró su rostro viendo a su novio con una emoción indescriptible.Enzo enredó sus dedos con los de ella, elevó una ceja mirando también aquel hermoso lugar, muy similar a la Toscana en su natal Italia.—Me hubiera gustado llevarte a conocer mi país, pero aquí en Val'Quirico, te sentirás como en Italia.—Es precioso —comentó Katty, mirando aquella población de arquitectura medieval, que la remontó en su mente a esa época. Suspiró.Enzo bajó de la Suv, que alquiló en la ciudad de Puebla, para aquel romántico viaje, entonces extendió su mano hacia Katty, la chica tomó los dedos de su novio y se irguió saliendo del auto, entonces observó cómo los rizos dorados de su chico, se agitaron con el viento, dándole un aspecto desenfadado, como a ella tanto le gustaba, su vientre se contrajo, ante toda la marea de sensaciones que él, despertab
Val'Quirico -Tlaxcala, México. Los labios de Enzo, recorrían el elegante cuello de Katty, haciéndola estremecerse, la chica se sostenía con fuerza de los brazos de él para evitar caer al sentir sus piernas temblorosas. Con lentitud, las manos de él la fueron despojando de las prendas que cubrían su silueta, las mejillas de ella se ruborizaron al verse desnuda ante su novio, entonces dirigió su tímida mirada a los ojos de Enzo, y descubrió el fuego arrasador con el que la contemplaba, exhaló un suspiro sin poder evitarlo. Enzo, se acercó a ella y tomó las temblorosas manos de Katty, las colocó en su pecho, invitándola a desnudarlo. Nerviosa y con torpeza levantó la camiseta de él. Enzo elevó sus brazos para ayudarla, entonces sin poder evitarlo la chica deslizó sus dedos acariciando con suavidad aquel fornido pectoral, sin poder creer que lo tenía ahí, para ella. Enzo la tomó de la cintura y le pegó a él, recorriendo con la yema de sus dedos la curvatura de la espalda de la joven,
Isa se quedó estática en su lugar, perdida en sus pensamientos, gruesas lágrimas corrieron por sus mejillas, hasta que el sonido de la regadera despejó su mente de aquel trance. Corrió hacia el sillón en donde estaba su bolso y sacó varias barras de chocolate, las ingirió uno tras de otra, sin parar hasta que ya no escuchó el sonido del agua, enseguida guardó los empaques en una bolsa y salió corriendo de la habitación, llegó a recepción y buscó el primer sanitario.Unos minutos después Nando salió de la alcoba, envuelto su medio cuerpo con una toalla, se sorprendió al no encontrar a Isa, su corazón tembló, pensando que se había ido, enseguida se colocó unos jogger, una camiseta y sus zapatos deportivos, cuando iba a salir, ella entró por la puerta.—¿En dónde estabas? —investigó, examinándola con la mirada, sintiendo como su corazón volvía a su lugar.—Salí a caminar —murmuró andando hacia la cama, se recostó en ella, haciéndose un ovillo.—¿A caminar? —cuestionó Nando, en voz baja,
Isabella intentaba ponerse al día con las cosas de la empresa, la asistente de Diana, su madre, le iba explicando poco a poco, hasta que la puerta de la oficina se abrió y la imponente presencia de la señora Maldonado se hizo notar. —Buenos días —saludó con cortesía—. Yo me hago cargo Margaret —solicitó a la chica, para que la dejara a solas con su hija. —Hola, mamá —respondió Isa, y se puso de pie para dejar el sillón de su madre. —Sigue ahí —propuso Diana—, muy pronto ocuparás ese lugar. —Sonrió y la miró a los ojos. Isa inhaló profundo, esa forma de observar de su mamá, le causó estragos, pues la conocía bien y sabía que algo quería decirle. —¿Qué sucede? —cuestionó la chica con la voz temblorosa. Diana liberó un suspiro, tomó asiento, y de su bolso sacó todas las envolturas de chocolates que María Paz había encontrado en la habitación de Isa, las colocó en el escritorio frente a ella. Las piernas de Isa flaquearon, y su labio inferior tembló. —Mamá…yo… —¿Por qué ot