Val'Quirico -Tlaxcala, México.Los verdes ojos de Katty, se abrieron de par en par, al momento que su mirada brillante observó aquel antiguo pueblo mexicano, giró su rostro viendo a su novio con una emoción indescriptible.Enzo enredó sus dedos con los de ella, elevó una ceja mirando también aquel hermoso lugar, muy similar a la Toscana en su natal Italia.—Me hubiera gustado llevarte a conocer mi país, pero aquí en Val'Quirico, te sentirás como en Italia.—Es precioso —comentó Katty, mirando aquella población de arquitectura medieval, que la remontó en su mente a esa época. Suspiró.Enzo bajó de la Suv, que alquiló en la ciudad de Puebla, para aquel romántico viaje, entonces extendió su mano hacia Katty, la chica tomó los dedos de su novio y se irguió saliendo del auto, entonces observó cómo los rizos dorados de su chico, se agitaron con el viento, dándole un aspecto desenfadado, como a ella tanto le gustaba, su vientre se contrajo, ante toda la marea de sensaciones que él, despertab
Val'Quirico -Tlaxcala, México. Los labios de Enzo, recorrían el elegante cuello de Katty, haciéndola estremecerse, la chica se sostenía con fuerza de los brazos de él para evitar caer al sentir sus piernas temblorosas. Con lentitud, las manos de él la fueron despojando de las prendas que cubrían su silueta, las mejillas de ella se ruborizaron al verse desnuda ante su novio, entonces dirigió su tímida mirada a los ojos de Enzo, y descubrió el fuego arrasador con el que la contemplaba, exhaló un suspiro sin poder evitarlo. Enzo, se acercó a ella y tomó las temblorosas manos de Katty, las colocó en su pecho, invitándola a desnudarlo. Nerviosa y con torpeza levantó la camiseta de él. Enzo elevó sus brazos para ayudarla, entonces sin poder evitarlo la chica deslizó sus dedos acariciando con suavidad aquel fornido pectoral, sin poder creer que lo tenía ahí, para ella. Enzo la tomó de la cintura y le pegó a él, recorriendo con la yema de sus dedos la curvatura de la espalda de la joven,
Isa se quedó estática en su lugar, perdida en sus pensamientos, gruesas lágrimas corrieron por sus mejillas, hasta que el sonido de la regadera despejó su mente de aquel trance. Corrió hacia el sillón en donde estaba su bolso y sacó varias barras de chocolate, las ingirió uno tras de otra, sin parar hasta que ya no escuchó el sonido del agua, enseguida guardó los empaques en una bolsa y salió corriendo de la habitación, llegó a recepción y buscó el primer sanitario.Unos minutos después Nando salió de la alcoba, envuelto su medio cuerpo con una toalla, se sorprendió al no encontrar a Isa, su corazón tembló, pensando que se había ido, enseguida se colocó unos jogger, una camiseta y sus zapatos deportivos, cuando iba a salir, ella entró por la puerta.—¿En dónde estabas? —investigó, examinándola con la mirada, sintiendo como su corazón volvía a su lugar.—Salí a caminar —murmuró andando hacia la cama, se recostó en ella, haciéndose un ovillo.—¿A caminar? —cuestionó Nando, en voz baja,
Isabella intentaba ponerse al día con las cosas de la empresa, la asistente de Diana, su madre, le iba explicando poco a poco, hasta que la puerta de la oficina se abrió y la imponente presencia de la señora Maldonado se hizo notar. —Buenos días —saludó con cortesía—. Yo me hago cargo Margaret —solicitó a la chica, para que la dejara a solas con su hija. —Hola, mamá —respondió Isa, y se puso de pie para dejar el sillón de su madre. —Sigue ahí —propuso Diana—, muy pronto ocuparás ese lugar. —Sonrió y la miró a los ojos. Isa inhaló profundo, esa forma de observar de su mamá, le causó estragos, pues la conocía bien y sabía que algo quería decirle. —¿Qué sucede? —cuestionó la chica con la voz temblorosa. Diana liberó un suspiro, tomó asiento, y de su bolso sacó todas las envolturas de chocolates que María Paz había encontrado en la habitación de Isa, las colocó en el escritorio frente a ella. Las piernas de Isa flaquearon, y su labio inferior tembló. —Mamá…yo… —¿Por qué ot
Nando se quedó estático pálido, las palabras de Isa retumbaban en su mente, y él no tenía recuerdos, cuando pudo reaccionar se aproximó a su hermana. —No comprendo —espetó tirando su cabello. Miró a Katty con desesperación. —¿Sabías algo de lo que dice Isabella? —indagó respirando agitado. —Cálmate —pidió Katty intentando mostrarse serena—. Isabella te encontró con Hellen teniendo relaciones en el jardín de nuestras casas, el día de su cumpleaños —expuso la chica. El joven García dejó caer su cuerpo en una de las sillas, su rostro mostraba una expresión de desconcierto, y su corazón latía de forma brutal. —¡Yo no me acuerdo! —gruñó. —¡No comprendo! —masculló. —Nunca llegaste a la fiesta de Isa, y mis papás te encontraron oliendo a alcohol dormido en tu habitación —mencionó Katty. Nando sobó su rostro con desesperación. —No puede ser —balbuceó. —¿Por eso se fue? ¿Por eso me dejó? —indagó golpeando la mesa con su puño. —¡Maldición! —espetó. —¡Jamás me lo dijo! —gruñó. Katty reso
—Lamentamos todo lo ocurrido —dijo Fernando, el padre de Nando poniéndose de pie—, me hubiera gustado que confiaran en nosotros —resopló—; sin embargo, ahora ya no hay nada que podamos hacer. Kate su esposa, colocó la mano en el hombro de él, inhaló profundo y le brindó una mirada llena de ternura para tranquilizarlo. Fer entrecerró los ojos y se calmó, pues no estaba de acuerdo con que hubieran ocultado algo tan grave a su hijo. Katherine se aproximó a Isabella. —En verdad siento mucho todo lo que ocurrió —expresó con dulce voz—, sabes que puedes contar con nosotros, y aunque no confíes en mi hijo, te aseguro que él hubiera sido incapaz de lastimarte —recalcó, y besó su frente. Kate se puso de pie y miró a Diana—. Te llamo más tarde —dijo, y luego tomó la mano de su esposo, y salieron de la mansión Vidal. —Vamos a tu habitación —sugirió Diana a su hija, al verla que seguía sollozando.Isabella asintió y acompañó a su mamá. Una vez en la alcoba se recostó en la cama se hizo un ov
Isabella se encontraba en la antigua casa del árbol en la que se entregó por primera vez a Fernando, los recuerdos la invadieron y un cosquilleó sintió en su piel. Entonces escuchó el crujir de la madera de la escalera y su corazón se agitó. El joven García ingresó al lugar, observó con melancolía aquel rincón donde solía encontrarse con ella, sus ojos se cruzaron con los de Isabella, y sintió deseos de abrazarla; sin embargo, se contuvo. —Recibí tu mensaje —dijo el joven carraspeando. —Gracias por venir —respondió ella, suspirando. Nando se sentó frente a ella, ambos se miraron a los ojos y sus corazones temblaron. —Quien te dijo lo del supuesto embarazo. ¿Fue Helen verdad? —cuestionó resoplando, Nando alterado.— Lo escuché, ella lloraba sin saber que hacer, no quería que te diga nada, pero después de cómo me trataste ayer vine a decirte la verdad —expuso y respiró profundo—. Yo nunca te he engañado con Enzo cómo piensas, pero después de enterarme lo del embarazo de Helen, reco
A la mañana siguiente Rodrigo e Isabela se encontraban en el hospital, donde seguía internado Emiliano Ferretti.Isabella se acercó a saludar a la tía de Enzo. —Giovanna buenos días, venimos tan pronto nos enteramos lo de Emiliano. —La mujer fijó sus ojos en Rodrigo, desvío su mirada hacia Isabela—. Si hija, mi pobre hermano. —Se llevó las manos al rostro y se puso a llorar. Isabella la abrazó y le acarició la espalda para consolarla, entonces la mujer poco a poco fue dejando de llorar. —Giovanna, quiero presentarte a mi padre.El señor Vidal como todo un caballero extendió su mano a la dama.—Rodrigo Vidal, mucho gusto —se presentó. Giovanna sonrió y lo observó con atención, quedó impresionada con lo atractivo que era el padre de Isabella. — Giovanna Ferretti —expresó, presionando la mano de él—, es un verdadero placer conocer al papá de Isa, y al genio detrás del gran éxito que tiene su empresa —expuso con admiración Giovanna. Rodrigo sonrió, soltó la mano de la señora. —Lame