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El restaurante de tres pisos, con tantos coches, sorprendentemente no parecía ruidoso, sino muy tranquilo. La decoración interior era extremadamente tradicional, como si hubieran viajado en el tiempo, con un toque de regreso a lo básico, e incluso las cortinas estaban hechas de bambú.

Andrés no era un extraño aquí. Cuando lo vieron en el mostrador de recepción, el personal se puso de pie inmediatamente y sonrió.——Señor——

——Dame una habitación privada, gracias——, dijo mientras entregaba su tarjeta y luego pedía los platos del menú.

Después de confirmar, llevó a Alina al tercer piso, que era muy tranquilo. El suelo estaba cubierto de alfombras con diseños florales, y las paredes tenían muchas escenas de bambú. Al doblar a la derecha, había una puerta con el carácter chino—&

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