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Al volver en taxi a la casa de Andrés, Alina había comprado muchas verduras. Él había estado viviendo allí durante las vacaciones de invierno, así que la casa estaba ordenada y limpia. 

Andrés era una persona que, incluso si no limpiaba él mismo, contrataba a alguien para hacerlo, nunca viviría en una pocilga sucia y desordenada. Alina se sentía aliviada por eso y no se preocupaba de que la casa estuviera hecha un desastre cuando abriera la puerta.

Después de llamarlo por teléfono, Alina fue a la cocina y preparó una mesa llena de platos deliciosos. Quizás estaba de buen humor, sin razón aparente, así que abrió la cava y sacó una botella de vino tinto del 86. Justo cuando estaba sirviendo el vino en las copas, él llegó a casa.

Alina se volvió y le sonrió. 

——¿Ya estás

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