Así pasaron las semanas, entre conversaciones, desayunos, almuerzos y cenas todos juntos en la casa. Fines de semana con sus hermanos y sobrinos, mucho sexo en las noches y en las mañanas. Vivía en un cuento de hadas y temía despertar en cualquier momento de ese sueño tan hermoso que me estaba regalando la vida.Una semana antes de volver a mi último año en la universidad, regresaron mis amigas de sus vacaciones. Decidimos juntarnos el domingo anterior a comenzar las clases, porque el lunes sería un caos. Nos encontramos en una cafetería después de la hora de almuerzo. Cuando me vieron bajar de la camioneta de Arthur, no se lo podían creer. Henry abrió mi puerta y yo le agradecí con un abrazo. Arthur bajó por el otro lado y me alcanzó enseguida. No quiso quedarse en casa, e insistió en que él iría a dejarme. Quería conocer a las chicas, porque le hablaba mucho de ellas. Tomó mi mano y avanzamos al encuentro. Las chicas estaban afuera de la cafetería esperándome.— ¡Ivanna! — Gritaron
A la mañana siguiente, desayunamos todos juntos como cada día. Adoraba a mi nueva familia. Hace dos meses solo era yo. Ahora tenía a dos personas a mi lado que me querían como a una hija y tenía a un hombre que cuidaba de mí y velaba mis sueños cada noche. Arthur se despidió de mí con mucho amor, besándome tiernamente y deseándome un buen regreso a clases.—Que tengas un excelente día, Arthur.—No estés nerviosa, cariño. Eres una mujer inteligente, capaz de cualquier cosa. Serás la mejor de la clase.— ¡Pero, claro! Siempre he sido la mejor— Le dije con un tono de orgullo.—Nunca lo he puesto en duda, tienes todo para llegar muy lejos, mi vida— Me respondió sonriendo. Al decir esas dos simples palabras, “mi vida”, mi corazón se llenó de amor. Sonaban tan bien en sus labios.—Tú también eres mi vida, Arthur — Le contesté dándole un beso en los labios y acariciando su cuello con delicadeza.— Entonces ¿Tienes todo lo que necesitas? ¿Necesitas algo? Mmm… ¿Quizás dinero para el día? — Me
Un mes después, un domingo por la mañana, estábamos preparando todo en la casa de Arthur, porque era un día muy importante. Al fin Arthur conocería a las chicas como era debido. Él mismo me había dicho que las invitara ese día y que él haría lo mismo con sus hermanos. Quería que todo el mundo se conociera y formara parte de nuestras vidas. Cada día lo amaba más. Me tenía loca, pero loca de amor. Pasadas las doce del día, llegaron las chicas y los hermanos de Arthur, casi al mismo tiempo. El abrazo de las tres chicas hacia Arthur se había vuelto una rutina, por lo visto. Él disfrutaba del abrazo de ellas y mientras todas juntas lo abrazaban, él les daba un beso en la cabeza a cada una. Parecía un padre con sus tres hermosas hijas. Eso me hizo reír mucho.Ese día fue hermoso. Todos se conocieron y compartieron juntos. Se agradaron al instante y disfrutaron de la compañía que cada uno entregaba. Los hijos de Gregory no dejaban de mirar a las chicas, ellas eran hermosas, altas y esbeltas,
El año pasó extremadamente rápido. No me di cuenta, cuando ya estaba dando mi último examen. Se lo entregué al profesor y salí al pasillo, esperando a que Jazmín terminara. Una vez listas, nos reunimos con Laura y Lilly en la entrada, puesto que también habían dado su último examen en el campus. Nos miramos seriamente unos segundos y luego nos abrazamos, reímos y lloramos de felicidad. ¡Habíamos terminado al fin! Nos habíamos preparado mucho para los últimos exámenes, por lo tanto, sabíamos que nos había ido bien. Un par de días después, un lunes por la tarde, teníamos los resultados de los exámenes. Ese día, se lo había pedido libre a Gerardo para saber sobre mis notas. Estábamos en una videollamada las cuatro. Yo estaba en la oficina de Arthur junto a él, Henry y Milly, esperando por los resultados de mis notas y de la palabra final “aprobado”. Los resultados estarían listos a partir de las ocho de la tarde. La página web de la universidad estaba colapsada, nos costó mucho entrar a
Al día siguiente, fui temprano en la mañana al restaurante y le entregué mi carta de renuncia a Gerardo. Se lamentó el perderme, pero me deseó toda la suerte del mundo. Me despedí de cada compañero con un abrazo y Luis fue el que lloró. Nos llevábamos muy bien, lo consideraba un buen amigo. Me prometió que no se alejaría de mí y yo hice lo mismo. No quería perder su amistad.El miércoles por la mañana, comencé mis vacaciones. No había usado la piscina que tenía Arthur en su casa, desde que me había mudado, así que, esa mañana, decidí colocarme un bikini muy pequeño y salir a tomar sol en una reposadera. Después de un rato, Milly me llevó un jugo de piña natural, mi favorito, y se fue a hacer sus cosas dentro de la casa. Me sentía tan bien, tan feliz, tan guapa con este bikini. Arthur no estaba en casa. Se había ido temprano a la oficina, porque tenía mucho trabajo. Decidí meterme a la piscina. Me encantaba saber que al fin iba a poder disfrutar de mis días, sin tener nada qué hacer, s
Como Jazmín estaba sola, le dijimos que fuera con nosotros a almorzar. No quiso aceptar en primera instancia, pero Arthur puso su mejor cara de gatito con botas y ella terminó aceptando y abrazándolo con mucho cariño. Quizás era, como su figura paterna, ya que estaba sola en este país y Arthur siempre se preocupaba de las chicas, vivía al pendiente de ellas. Qué si les faltaba algo, qué si comieron, si durmieron bien, si les dolía algo. A veces me sentía la madre de ellas. Era muy gracioso. Ellas simplemente, se dejaban querer por Arthur y aceptaban todo lo que él les decía. Me encantaba la relación que habían creado en este intenso año.Almorzamos en un restaurante muy hermoso. Comimos, nos reímos mucho y disfrutamos al máximo de la compañía que nos brindábamos. Cuando terminamos de comer, ya eran las cuatro de la tarde. El tiempo pasó volando. Volvimos a casa y le dije a Jazmín que se fuera con nosotros, que había habitaciones suficientes para que tomara una y descansara ahí, hasta
A la mañana siguiente, desayunamos juntos, con las chicas como invitadas. Nos reímos mucho, Milly y Henry estaban contentísimos con las chicas, supongo que también las consideraban como a unas hijas. Una hora después, Laura y Lily se despidieron, y se marcharon a celebrar con sus familias y Jazmín se fue a hacer sus maletas, porque en la noche debía viajar a México para pasar dos semanas con sus padres. Arthur le había cambiado los pasajes a primera clase ida y vuelta, pero Jazmín no sabía. Era el regalo de graduación de Arthur para Jazmín. Me sentía completa, ¿qué más le podía pedir a la vida? Durante el día, Arthur y yo disfrutamos del sol y de la piscina.— ¿Has practicado el sexo en la piscina? — Me preguntó Arthur, mientras estaba flotando boca arriba y él estaba a mi lado, vigilando que no me hundiera.—No… Nos pueden ver, ni se te ocurra— Le dije alzando la voz un poco y bajando los pies para tocar el suelo.—Shhh nadie nos verá, me agacharé un poco en este rincón de la piscina
La semana siguiente, fue extraña. Arthur llegaba tarde cada noche y molesto. Al parecer, tenía problemas con uno de los socios del bufete de abogados, del cual, Arthur, era socio mayoritario. Henry no me pudo contar mucho, porque solo sabía lo que había escuchado en el auto mientras Arthur les decía a sus abogados “que debían frenar las intenciones del pendejo de Miller”. Yo no entendía nada, solo sabía que la familia Miller poseía la otra parte de las acciones del bufete. En toda la semana, solo se limitó a hablar con monosílabos, a estar callado durante las cenas y los desayunos, con mirada de enfado y negando a ratos, como si estuviese en una constante lucha interna en su mente. No hicimos el amor en todas esas noches, porque se la pasaba en su oficina ¡Qué fastidio! Para el viernes, ya no aguantaba su mal humor. Ese día llegó tarde. Ni siquiera pidió disculpas por llegar tarde a la cena. Mucho menos le importó que Milly y yo lo estuviésemos esperando con la mesa servida. Simplemen