Verónica, que no está tan ebria como yo, vuelve a entrar en el club para decirle a mi madre que no me siento bien y que me llevará a casa, yo le agradezco el hecho de que me deje ser cobarde y no enfrentarme a Katrin Bell. Verónica no lo sabe, pero ella se acaba de convertir en mi mejor amiga.
–Listo, tuve que buscar a tu madre por cielo y tierra – suspira volviendo afuera.
–¿Dónde estaba? – le pregunto mientras me pongo en pie ayudada de su mano.
–Por ahí – responde – tu familia es muy extraña, Morgan.
–¿Y hasta ahora te das cuenta? – ruedo los ojos y una vez que puedo sostenerme, me limpio el rostro, debo estar desastrosa, seguramente dañe todo el trabajo que hizo Catlyn durante tanto tiempo, creo que la mujer no se hubiera esforzado tanto de haber sabido que su preciado trabajo resultaría en lágrimas derramadas por c
–Tengo que aceptar que pensé que tu “sorpresa” se trataba de algo peor – arrugo la nariz y hago comillas con los dedos – aunque definitivamente esto no es lo que tenia en mente.–Esto te hará bien – suspira Oscar.–Este chico me cae bien – lo alaba Verónica – y creo que tiene razón, debes hablar con alguien que de verdad pueda darte un consejo profesional – ella pone su mano en mi hombro.–Si Morgan, nosotros no somos los mejores referentes – chasquea la lengua – es decir, yo he engañado a Samuel como diez veces y aun asi no quiero dejarlo, ni que me deje…–Y yo no he tenido una relación estable en cinco años, asi que tambien pueden tacharme de la lista de consejeros.–¿Y ustedes de verdad creen que aquí voy a conseguir un consejo profesional? – señalo la fachada del edifi
Kate no me da atención, por lo menos no la que se merece una petición como la que acabo de hacerle, ella simplemente sigue arreglándose el escote del vestido mientras la encargada le pone el velo en el cabello, ¿Acaso es que estoy pintada en la pared? ¿Nadie escuchó lo que acabo de decir? Comienzo a desesperarme por la actitud de mi hermana y entonces me levanto del pequeño silloncito en el que estaba sentada y me acerco a ella.Kate está ensimismada, ella se dedica a mirarse al espejo mientras el velo le cubre el rostro y acomoda las flores en el centro de su abdomen, ¡No puedo dejar que ella haga esto! Trago saliva y me aclaro la garganta antes de volver a hablar.–Kate, escúchame, no puedes casarte con Jared Walker.–Y vuelve la burra al trigo – rueda los ojos y suelta un bufido. Ella si me escuchó, pero tal parece que no le interesa lo que le estoy dic
–Vámonos a casa – Verónica me sostiene de la cintura, me agarra como si de repente a mi se me hubiera olvidado como demonios caminar.Aunque para ser sincera si me siento un poco lenta, lo suficiente como para no saber usar mis piernas de forma correcta, estoy estupefacta, impactada por lo que acaba de suceder y por la manera en al que mi familia decidió no creerme sin ni siquiera escucharme.Ahora que lo pienso bien, ¿Qué es lo que me sorprende? ¡Ellos nunca me han querido como parte de la familia!, me grita mi subconsciente.Mi madre a duras penas me llama cuando estoy en Seattle, y sé que lo hace nada mas porque sabe que es más fácil mantener una conversación por teléfono que tenerme cerca. No sé ni porque demonios vine a este matrimonio, yo debí haberme quedado en mi ciudad, en mi departamento, trabajando y pasando el tiempo con personas que no tienen la cap
Siento que me pongo caliente enseguida y que todo mi cuerpo comienza a hormiguear, tenerlo cerca no me hace bien, es lo que menos necesito en este momento, no solo porque estoy jodidamente enamorada sino porque ahora aparte de mi amor tambien siento odio, quisiera matarlo con mis propias manos, y sé que es absurdo lo que estoy diciendo, pero es que no encuentro como mas describir lo que siento dentro del pecho.A este nuevo capitulo de mi vida vamos a llamarlo: Matando al amor. Si, creo que no hay mejor nombre para lo que quiero hacer, que ese.–¿Qué putas tienes en la cabeza, Bell? – gruñe y se acerca un par de pasos hacia mí.Pero no me malinterpreten, él no lo hace en un plan romántico, no como si quisiera besarme, sino todo lo contrario, como si justo ahora lo único que quisiera hacerme fuera tirarme por la ventana.Miro a mi espalda y trago saliva, me alejo un poco a la derecha del v
–Oscar, tu celular está sonando – le muevo la pierna para que se despierte, pero él está tirado en mi cama como una roca, bueno, sería una roca si no estuviera roncando tan fuerte – no entiendo como tu novio quiere mudarse contigo, ¿Ya se enteró de lo mucho que roncas? – le pregunto.Él suelta un gruñido y se acomoda un poco mas en la cama, yo agarro su celular y lo pongo en silencio para que no lo despierte, el hombre se merece descansar, por lo menos uno de los dos debe estar lucido el dia de mañana, porque definitivamente esa no voy a ser yo.Son casi las tres de la mañana y estoy sentada en la silla de mi escritorio, abrazándome las piernas y pensando en cómo voy y a hacer para soportar las horas que me quedan por delante. No sé cómo voy a verlo caminar al altar, pero entre mas lo pienso, mas me doy cuenta de que en realidad yo no voy a dejarlo
Me quedo fría como una piedra, ¿Qué está haciendo John aquí? ¿Por qué se aparece en mi casa? ¿Por qué ahora? Son las preguntas que viajan en un vaivén dentro de mi cabeza, estoy como aletargada y ni siquiera soy capaz de moverme para acercarme y darme cuenta si él realmente está aquí o si solo es un holograma.–Morgan, el hombre dijo hola – Oscar me pellizca el brazo y me susurra al oído.–Parece que hubieras visto a un fantasma – suelta John mostrándome esa sonrisa torcida de la que me enamore por primera vez hace ya un par de años.Tenerlo aquí me hace sentir como si nada hubiera cambiado, John sigue siendo el mismo romántico empedernido que regala flores y que se encarga de comprar para ti el peluche mas lindo sobre la faz de la tierra. Se siente como si nada hubiera cambiado. El problema es que, en realidad, to
–¿Qué te dijo John? ¿Por qué está aqui? – me pregunta Oscar. El desayuno no se ha terminado y mi madre se niega a que ninguno de nosotros se vaya de la mesa, incluso le pedí que me dejara ir al baño y me miro con ganas de querer matarme, este es el ultimo desayuno que pasamos todos juntos antes de que Kate sea una mujer casada y al parecer se han tomado la ocasión como algo serio.Miro de reojo a Oscar y lo veo escribiendo en su celular por debajo de la mesa, parece un estudiante de colegio asustado porque la maestra pueda verlo.Leo la nueva notificación que me llega, otro mensaje de él y entonces me decido a desbloquear el celular porque si no la vibración me va a enloquecer.–¿Qué quiere? – le respondo.–Que me digas que hace aquí el bombón de tu exnovio.Frunzo los ojos – no se te ocurra inte
La hora se aproxima, la emoción se siente latente en cada una de las personas dentro de mi casa, todos corren de un lado a otro, mi madre sube y baja las escaleras como una desquiciada mientras ayuda a Kate a vestirse, mi padre anda por ahí buscando quien le ayude con su corbatín porque resulta que después de tanto tiempo trabajando en casa se ha olvidado de como atar el nudo de su pajarita.–Ven papá, yo te ayudaré – detengo al hombre y llevo mis manos al cuello de su camisa, donde recuerdo con facilidad como atar el nudo.La empresa de John es una de esas organizaciones prestigiosas que constantemente tienen eventos para lucir a sus parejas, bailar y vestirse de forma pretenciosa, John nunca se perdió ninguno de esos eventos y yo siempre tuve que ayudarle a arreglarse la camisa y las corbatas, él no es muy diestro con eso.–Sé que no es tu boda, monita, pero te ves preciosa &ndash