Estimadas lectoras y lectores Una disculpa, tuve un contratiempo y me quede un poco incomunicada, estoy tratando de recuperar los capítulos que no he subido en mis 3 novelas, espero les agraden. ¡Gracias por sus muestras de cariño y todos sus comentarios!
--- Ana Teyssier ---La mañana fue una locura, luego de una “tranquila noche”, Dominik y yo vamos rumbo al aeropuerto, apenas y alcanzamos a llegar. Estoy un poco desvelada, pero ahora en el avión podré dormir un poco, son 5 horas, las cuales son perfectas para descansar y recuperar las pilas.En menos de lo que imaginamos, llegamos al aeropuerto de la ciudad de México. No puedo negar que me siento un poco nerviosa. En los dos años que fui asistente de Dominik, nunca vine a México, de hecho Dominik, venía, pero en compañía de Bruno.Ahora, tan pronto como veo que debemos bajar del avión, mis manos comienzan a sudar, yo comienzo a temblar. Montones de recuerdos llegan a mi mente, montones de imágenes aparecen frente a mí, Dominik, tal como si me sintiera, toma mi mano fuertemente y me ayuda a bajar del avión.- ¡Tranquila! Todo estará bien, solo serán unos días y luego regresaremos a casa… - Dice y me sonríe, yo inequívocamente le devuelvo la sonrisa.Pareciera ser otro, apenas hace u
--- Ana Teyssier ---La frase con la que mi madre recibe a Dominik me sorprende. Ambos entramos a casa y ella cierra la puerta, pareciera ser como si ella ya supiera algo.Cosa que seguramente es cortesía de Romina, no la culpo, ella está feliz de que esté rehaciendo mi vida.Jamás, en el tiempo que llevamos hablando por teléfono o en sus visitas a Nueva York, ella me ha hablado algo sobre Diego. Simplemente, hablamos de lo mucho que nos extrañamos, de lo que quiere ser cuando sea más grande y casi siempre en nuestras videollamadas, salía a relucir el nombre de Dominik.Cuando le platiqué en forma secreta de que él y yo vivíamos juntos, ella gritó de emoción, casi olvidando que le había dicho que era secreto.- ¡Mucho gusto, señora…! - Dijo Dom extendiendo su mano cortésmente.- El gusto es mío, Dominik, Marlene Martínez para servirte, pasen, pasen… - Dijo mi madre con una amabilidad que me extraña.- ¿Y los demás? – Pregunto un tanto extrañada.- Todos andan desperdigados por la casa
--- Ana Teyssier ---Efectivamente, cuando salimos al jardín, en una larga mesa, ya tenían todo listo. Mis hermanas platicaban con Luc, mamá y la abuela entraban y salían de la cocina llevando la comida a la mesa en el jardín.Algo o alguien llamó mi atención, Héctor iba saliendo de la cocina con Jude en brazos. En ese preciso momento, sentí un sudor frío recorriendo mi espalda, el venía jugueteando con la beba, que de bebe ya no tenía nada, era una hermosa niñita de ojos azules y cabellos negros largos.- ¡Ana! – Dijo Héctor con sorpresa y una sonrisa que se le borró al ver quién sostenía mi mano.- Hola, Héctor… - Dije con un poco de timidez al sentir cómo la mano de Dominik, apretaba un poco la mía.- ¡Hola, Ana! ¿Cómo estás? – Dijo Héctor sin inmutarse o controlarse ante la presencia de Dominik, quien en ningún momento soltó mi mano mientras Héctor me abrazaba junto con Jude.- Hola, Héctor… ¡Bien, todo bien…! Te presento a Dominik Müller… Él es…- Soy su novio y ya tenemos el gust
--- Ana Teyssier ---Aquello me hace sentir mejor por lo que resto de la noche, después de una amena comida en familia, la cual fue curiosa, ya que por primera vez la mesa estaba llena. Todos platicaban, bromeaban y reían.Esto era lo que realmente extrañaba de casa de mamá, estas comidas, platicas de trivialidades, platicas de cosas que pocas veces se hablan.Luego de una larga sobremesa, llegó el momento de irnos a abrigar, ir a misa e ir a las posadas. Yo busco una mochila en mi closet y la subo a la camioneta, sé que la necesitaremos para los dulces, aunque no sé bien por qué, si realmente no necesito tantos dulces.Al final todos terminamos yendo en la camioneta de Dominik. Es un poco raro, pero Luc es muy buen mediador, sabe cómo mantener a raya a mi querido Dominik y, a Héctor, aunque siendo sincera, el segundo se enfoca más a su hija y el primero solo observa que se mantenga a cierta distancia de mí.Cuando llegamos a la iglesia, varias personas nos vieron como bichos raros. Er
--- Ana Teyssier --- Me despierto con los primeros rayos del sol, los fuertes brazos de Dominik están rodeándome. Por primera vez en mucho tiempo, me siento tranquila, no siento como si estuviera haciendo algo mal, al sentir el calor que emana su cuerpo, me siento en paz. Él, al sentir que despierto, me gira y me da un beso; al final, la ropa nos estorbó y ahora estamos piel con piel, rogando que nadie nos haya escuchado, o al menos, rogando que nadie nos diga nada. - ¡Buenos días, cielo! - ¡Hola, amor! ¡Buenos días! Él aprieta mi cintura, me mira y sonríe. - ¿Me dijiste amor? - Sí, ¿Por qué la duda? - Nunca me habías dicho así… - Dice él con evidente sorpresa. - Pues acostúmbrate, de ahora en adelante tú serás mi único amor… - Digo con toda la sinceridad y tranquilidad posible. - ¡No sabes cuál feliz me haces! – Dice mientras me pone debajo de él y me da un apasionado beso. Puedo sentir cómo aquello que le dije lo emocionó y evidentemente está más que emocionado. - ¡Oye…!
--- Ana Teyssier --- El día avanzó rápidamente, toda la familia levantó la mesa del desayuno, unos lavaron los platos, otros limpiamos y recogimos la mesa, mientras otros hacían tortas de recalentado, las guardaban y se preparaban para ir a un día de campo. Esta vez, nos llevamos la camioneta de Luc, la cual estaba hecha para aguantar caminos sin pavimento, ya que efectivamente iríamos a un día de campo. Al llegar ahí, el gusto solo era estar ahí, recostarse en el seco pasto, tomar un poco de sol, ver correr el agua de un riachuelo que por ahí pasaba, respirar el aire del bosque, escuchar el relajante ruido de las hojas de los árboles. - ¡Amo esto…! ¡Me encanta este lugar…! - Dice Dominik mientras estamos acostados en el seco pasto. - ¿Qué amas? – Pregunto por qué no puedo creer lo que dice. - ¡Ana, todo esto, esto es una familia! - Se incorpora mientras uno de sus brazos me sirve de almohada. - ¿Mi familia? - ¡Claro cielo! Tu familia es eso, una familia, míralos, en realidad t
--- Ana Teyssier --- Los momentos vividos esta semana fueron absolutamente mágicos, no puedo creer que se haya pasado tan rápido y que de vuelta estemos en el aeropuerto de la ciudad de México. Luc trajo a mi madre, abuela y hermanas; obviamente, Héctor no las acompañó, aunque sí, tuvimos una charla un tanto incómoda, pero la tuvimos. Ambos nos deseamos lo mejor, era el momento de cerrar nuestra fallida historia de amor. Esta semana me había servido para decidir que, Dominik era el hombre al que le daría mi corazón. Las cosas entre Héctor y yo, no habían funcionado una vez, eso me hacía pensar que ahora no funcionaría de igual manera, lo mejor era terminar siendo amigos y nada más. - ¡Hija! Procuren hacer un espacio en sus agendas para venir a visitarnos más seguido… - Dijo mi madre entre lágrimas y sacándome de aquel recuerdo. - ¡Claro, mamá! Haremos lo posible… - Dije y miré a Dominik también asintió. - ¡No te pierdas tan feo, Ana! Si llegas a ir a Italia, por favor, avísame, a
--- Ana Teyssier --- - ¡Ana, por favor, debes ser fuerte! ¡Puja Ana, puja! Ya falta poco corazón, ¡Tú puedes, tú puedes, mi vida, anda…! – Dice el hombre que está a mi lado, lo miro y no puedo evitar sentir un hueco en el corazón. - ¡No puedo! ¡No puedo! – Digo entre lágrimas… Mientras un fuerte dolor invade todo mi cuerpo. - ¡Anda, corazón, tú puedes! Recuerda, ya has pasado por tantas cosas, esto solo es algo pequeñito… ¡Hazlo por ella! ¡Hazlo por tu hija! ¡Anda mi vida, tú puedes…! Yo solo sentía cómo me faltaban fuerzas, mi cadera se abría y, por más que pujaba, no lograba escucharla, no lograba hacer nada bien, ¿Por qué? ¿Por qué demonios no logro hacer nada bien? Mi maldita vida era un infierno, yo fui quien debió morir… No se supone que, yo debería traer vida a este horrible mundo de m****a… - ¡Puja Ana! ¡Mi vida, tú puedes…! – Vuelve a repetir el hombre a mi lado. - ¡No puedo, Héctor! ¡No puedo…! – Digo entre lágrimas y dientes apretados. - Mi vida… ¡Tú puedes! Tú siempr