Estimadas lectora y lectores Ana sospecha de las intenciones de su jefe, Dominik hace uso de toda su paciencia, ¿A donde los va a llevar ese tiempo de convivencia?
--- Dominik Müller ---En menos de lo que imagino, Ana está lista, un asistente la lleva en silla de ruedas a mi auto; luego de un momento de somnolencia, se queda dormida. Todo el trayecto a casa manejé lo más despacio que pude, para no provocar algún movimiento involuntario con su brazo derecho.Llegando al edificio, ella, al sentir cómo el auto se detuvo, se despierta, aún somnolienta, me mira y vuelve a cerrar los ojos. El medicamento que le están suministrando para el dolor he notado que la hace dormir la mayor parte del tiempo.- ¿Ana? ¡Despierta! Ya llegamos… - Digo tratando de despertarla.Por más que intentó, ella no despierta, antes de salir del hospital, se tomó su dosis de antibióticos y algunos medicamentos para el dolor, sin más opción, terminó sacándola del auto y me la llevó cargando.Ayer por la mañana, cuando la llevaba al hospital, la verdad estaba más angustiado al verla llorar y ver el tamaño de la herida, que no me percate de su tamaño. Ana realmente es muy pequeñ
--- Dominik Müller ---- Ana… ¡Despierta, es hora de cenar! Necesitas tener algo en el estómago, o te hará daño tanto medicamento. – Digo moviendo ligeramente el hombro de la chica frente a mí.Puedo ver cómo Ana poco a poco se va moviendo, es curioso, sé que no debería pensar en esto, pero en dos años no la veía dormir tan a gusto. Me sorprende cuando la veo estirarse cuál gato, olvidando por completo su… ¡MANO!- ¡Ouch…! – Se queja al sentir dolor.- Ana… Debes tener más cuidado, yo te debo cuidar hasta de ti misma. – Digo seriamente.- Per… Perdón… Por un momento se me olvidó, pero créame, me dolió más a mí, que a usted. – Dice ella, observando a su alrededor. – Oiga… ¿Dónde estoy? ¡Esta no es mi casa! Bueno, su casa… Bueno, usted me entiende, ¡Rayos! ¿Qué hago aquí? – Dice, levantándose inmediatamente. - ¿Por qué me trajo aquí…? ¿Eh? ¿Eh?- Ana… Por si no lo recuerdas, te dije que te traería aquí y no estaba jugando… - Digo cambiando mi semblante.- ¡No! ¡Pero yo no acepté…! ¡Yo qu
--- Ana Teyssier ---Debo admitir que la confesión de mi jefe me sorprendió, jamás hubiese imaginado que él hablaría de esta manera conmigo, ¡Vaya! El solo hecho de pedir perdón, Dominik Müller, no es un hombre que pida perdón, digo, se la pasa disculpándose por gritar, por decir idioteces, por acusar y señalar, pero eso de pedir perdón, eso sí me sorprendió.- “Ana, corazón de pollo, no bajes la guardia. Este hombre seguramente busca algo más, seguro quiere alargar el contrato”. Me dice una vocecita en mi cabeza.La verdad, siendo sincera conmigo misma, si quisiera que él alargara el contrato, aunque me la paso diciendo lo contrario, ya que, aún no me siento con el ánimo para regresar. Tengo dinero ahorrado, puedo mudarme a otra ciudad, pero el solo hecho de pensar en regresar, me roba el aire, me roba la calma, regresar, pero ¿Para qué?Mi familia se ha acostumbrado a verme aquí, ellas les encanta venir en Navidad, aunque hace mucho frío, ellas disfrutan su estancia aquí. Regresar a
--- Dominik Müller ---Dejo sentada a Ana y me dirijo a mi guardarropa, sé perfecto que no tengo más ropa para ella, por lo que debo prestarlo algo de la mía, es enorme comparada con su diminuto cuerpo, pero le servirá. Rápidamente, me deshago de mi ropa mojada, me seco y coloco ropa nueva.En este momento es cuando caigo en que parezco un adolescente, no debí reaccionar así, no es nada personal, Ana solo necesitaba ayuda para bañarse y yo, yo hice lo mejor que pude. ¿Por qué reaccioné así? Me pregunto mentalmente mientras veo mi entrepierna, ¡Demonios, contrólate, Dom!Espero unos minutos y salgo del vestidor, solo para toparme con que Ana se ha dormido, solo se cubrió con la toalla y cayó profundamente dormida.Mentalmente, digo, ¡Mañana por la mañana me va a odiar! Con pena o sin ella, le quito la toalla, es obvio que trato de poner mi mente en blanco, trato de no mirar, solo rapidamente le pongo la camisa de mi pijama, la abotono y listo.Ella parece despertar, pero no lo hace, la
--- Ana Teyssier ---La semana pasó en un abrir y cerrar de ojos, básicamente en toda esta semana no volví a ver al señor Müller, él se va a la oficina muy temprano y regresa cuando estoy completamente noqueada por las pastillas.Hoy, Jada llegará dos horas más tarde, es decir, a las 8:00 am, mi estómago me ruge, así que me levanto y voy hacia la cocina, pienso que no debe haber nadie en casa, me voy acostumbrando a la soledad de este lugar, ya que Jada, casi no hace ruido y solo se dedica a tenderme, pero casi no hablamos.Salgo de la habitación principal y camino hacia la cocina, voy descalza y de puntitas cuando una voz familiar me hace saltar…- ¿A dónde se supone que vas?Me giro y lo veo, sentado en el sofá con pijama, cabello revuelto pero con la computadora en las piernas y una taza de café en las manos.- Te hice una pregunta… - Dice el hombre sentado mirándome.- Voy… Voy a la cocina… ¿Quiere algo de ahí? – Preguntó apenada y asustada a la vez.- ¿Qué necesitas? – Dice mientr
--- Ana Teyssier ---Algo que he aprendido esta semana es que, antes de tomar las pastillas, debo bañarme, porque luego ya no sé nada de mí. Mi día pasó demasiado rápido, creo que el hecho de que el señor Müller esté en casa hace que el día fluya más rápido.Con su ayuda cubro mi brazo y, como puedo, entro al baño, ahora viene la parte difícil, que es, bañarme, abrir la regadera, no es problema, pero lavar mi cabello, sí que lo es. Luego de un largo baño, salgo, me pongo la pijama y comienzo a secar mi larga cabellera.Cuando menos lo espero, lo escucho tocar…- Ana, ¿Estás visible? – Pregunta el señor Müller detrás de la puerta.- Sí…- ¿Puedo pasar? – Pregunta como si esta no fuera su habitación.- Adelante…- Te traje agua para tus medicamentos… ¿Quieres que te ayude a secar? – Dice él señalando mi cabello.- ¡Oh, no! ¡No! ¿Cómo cree? ¡Puedo hacerlo sola!- ¿Mmm? Luces como si te estuviera costando hacerlo…- Bueno, solo un poco, pero estoy bien… - Digo, sintiendo su mirada sobre m
--- Dominik Müller ---Casi no pude pegar el ojo toda la noche con preguntas sin respuesta. En el tiempo que Ana lleva viviendo en Nueva York, jamás he hablado con ella de su vida, como lo he dicho, en un principio se notaba triste, llegué a pensar que extrañaba a su familia, pero la verdad no quise poner atención, ya que estaba embelesado con Bárbara.Conforme el tiempo avanzaba, ella fue mejorando, se esmeraba en su trabajo en la oficina, debo reconocer que en casa, poco a poco se fue apoderando de cada espacio, el aroma a cítricos y mangos luego descubrí que le pertenecía, no era que me molestara, al contrario, creo que olfatearlo me tranquilizaba.Mi casa comenzó a llenarse de flores, sí, mi casa, meticulosamente decorada, se llenó de pequeños ramos de flores. No sé cuáles sean, digo sé que unas son rosas, pero hay más flores, lo cual la hizo verse llena de vida, por acciones como esta, me fue inevitable comenzar a Ana.- Hola… - Dice ella y me saca de mis pensamientos.Abro los oj
--- Dominik Müller ---- Hablé de ti, Ana… Acabas de darme una lista de lo que tienes que hacer aquí, ¿Cómo era tu vida en México?Ante la pregunta, ella abre los ojos y nuevamente casi se atraganta con el hot cake.- ¿Cómo? - Responde sorprendida.- Sí, cuéntame, ¿Qué hacías en México?- Sobrevivir… - Responde rápidamente.- ¿A qué te refieres con eso? - Vuelvo a preguntar, ya que su respuesta me llena de intriga.- Mmm… Casi no hablo de mi vida personal…- Ana… si recuerdas que ya no trabajas para mí, podemos hablar de cosas que nunca hablamos… - Digo tratando de romper el hielo.- ¿Qué quiere saber? - Me pregunta como si quisiera concretar algo de lo que hablar.- ¡No lo sé! – Digo fingiendo indiferencia. – Lo que tú quieras contarme…- Nada… - Responde cortante.- ¡Ana!- ¿Qué? Usted dijo… - Dice ella sonriendo.- Háblame de tu familia… - Le digo por mencionar algo.Puedo ver cómo sus ojos se iluminan.- Pues como ya sabe, tengo a mi madre, a mi abuela y mi hermana menor, tengo una