Hoy me toca trabajar como todos los días en la cafetería. Que mala educación tengo me presento: me llamo Ágata tengo 23 años y soy huérfana, nunca conocí a mis padres y no tengo novio.
(...)
Llegó a la cafetería donde esta Margaret: una vieja amargada que cree que todos debemos adorar por donde pasa. A veces no entiendo porque es tan amargada pero así es ella.
Voy a los vestidores, me pongo mi uniforme, salgo a limpiar y ordenar las mesas. Esa es mi rutina diaria que también consiste en atender algunas mesas.
Llega la tarde, estoy limpiando una mesa cuando escuchó la campanilla. Miro hacía la puerta y es cuando lo veo:
Un Dios griego entra por la puerta cabello negro, cuerpo bien trabajado y una mirada penetrante.
Entra y se sienta en una de las mesas que me toca atender y se me queda mirando fijamente. Decido acercarme para tomar su orden.
—Hola buenas tardes, bienvenido a Margaret café. Mi nombre es Ágata seré su mesera el día de hoy, ¿Qué le puedo servir? —Le pregunto muy nerviosa aunque estoy orgullosa de mi misma por no tartamudear. Él se me ha quedado mirando y aún no pide lo que quiere y eso me está poniendo los pelos de punta. Aunque de cerca puedo ver sus hermosos ojos azules grisáceos— ¿No desea nada señor? —Interrogó de nuevo al ver que no me dice nada.
—Un café por favor, —responde sin dejar de verme.
Dios casi me desmayó al escuchar esa voz tan ronca y sexy que tiene.
—En seguida se lo traigo, —le digo todavía impactada por su presencia.
Me retiro para prepararle el café. Un minuto después ya se lo estoy entregando. Al momento de hacerlo tenemos un rose de manos, siento una corriente eléctrica pasar por todo mi cuerpo. Toma su café paga y se retira. Solo me quedo con la esperanza de volverlo verlo pronto porque estando tan cerca de él me sentí protegida cosa que no entiendo porque lo conozco de apenas unos minutos atrás.
MaiquelEstoy en mi oficina firmando unos documentos para volver a mi manada que está ubicada en Canadá. Trágicamente aún no tengo a mi luna, tengo 800 años y 500 de ellos los he dedicado a buscar a mi luna, pero aún sigo con la esperanza de que la voy a encontrar y por eso me guardo para ella. Aunque no lo crean mi cuerpo es santo nunca me he acostado con nadie sé que parece un jodida broma pero no me interesa nadie y mi lobo tampoco está interesado en otras mujeres. Mi secretaria ingresa a mi oficina sin tocar la
ÁgataDespués de que el misterioso Dios griego se fuera, sigo con mi trabajo normal. La señora Margaret como siempre estaba discutiendo que soy muy lenta, lo cual era mentira.Veo a Emili, ella ha sido mi mejor amiga desde que entré a trabajar a esta cafetería.
ÁgataDespués de ver dos películas, me doy cuenta que ya eran las6.30 p.m.—Me tengo que ir, ya es muy tarde, —anuncio.
Maiquel—Adiós, mí luna,—me acercó y le doy un casto beso en los labios.Después de despedirme de mi luna bajo a donde deje parqueado mi auto, me subo y voy directo a mi apartamento:
ÁgataEs cuando lo veo...Es el mismo lobo negro que vi en mi sueño, pero ahora se ve más grande de lo que me imaginé. El lobo me está mirando fijamente calculando todos mis movimientos.Me levanto del suelo y él se acerca, pero lo malo de esto es que no tengo miedo, sino que me siento segura. Cuando está bastante cerca le toco las orejas y comienzo acariciarsu lomo.—Eres hermoso, —murmu
MaiquelDespierto y lo primero que siento es un peso sobre mí, abro los ojos, sonrió al ver a mi luna sobre mí, respiro profundo y me llega su rico olor a fresa y chocolates.Tiene todo el cabello desparramado sobre mi pecho, su boca ligeramente abierta se ve tan tierna. Le
ÁgataDespierto un poco desorientada, observó donde me encuentro y veo que es una habitación muy grande, lujosa y moderna. Miro a mi izquierda donde veo un enorme ventanal, me levanto de la cama para acercarme a este, por donde observo que estoy en una aldea como de cuentos de hadas. Es hermoso todo esto aquí
ÁgataDespués de que terminamos de desayunar Maiquel me propuso conocer la manada. Vamos caminando y veo niños jugando por todos lados, todas las personas que me ven a mí y Maiquel nos hacen una reverencia, vamos pasando por donde hay una señora de muy avanzada edad y veo que está a punto de ha