Maiquel
Despierto y lo primero que siento es un peso sobre mí, abro los ojos, sonrió al ver a mi luna sobre mí, respiro profundo y me llega su rico olor a fresa y chocolates.
Tiene todo el cabello desparramado sobre mi pecho, su boca ligeramente abierta se ve tan tierna. Le acarició la mejilla y en su boca se forma una sonrisa, se remueve un poco lo que me indica que está despertando.
—Buenos días mi luna, —murmuro con una sonrisa.
—Buenos días, —susurra con la voz media ronca por recién despertar aún no se da cuenta que esta sobre mí.
Veo que se queda mirándome fijamente y es ahí cuando cae en cuenta que esta sobre mí. Se levanta rápidamente casi cayendo de la cama pero la sujeto de la cintura y la colocó debajo de mi cuerpo.
—Lo sie...Siento, —murmura roja como un hermoso tomatito.
—No tienes por qué disculparte mi luna. Desde ahora quiero que siempre duermas sobre mí, —comento, me voy acercando a su boca, donde dejo un casto beso.
Me separo de ella y bajo de la cama para ir al baño, entro y me desnudo, voy directo a la ducha. Después de durar como cinco minutos salgo con una toalla en la cintura, miro a mí luna de reojo y veo que me está observando.
— ¿Te gusta lo que ves? —Pregunto con una sonrisa arrogante.
—Si... di... Digo no, ¡Claro que no! —Exclama tartamudeando y completamente roja, sé que está mintiendo porque su corazón se acelera.
—Si claro, puedes ver y tocar si quiere, todo esto es tuyo completamente, como tú eres mía, solo mía, —comento mientras nos señaló, camino a mis cajones y saco un bóxer, me quito la toalla y me colocó el bóxer dándole una buena vista a mi luna de mis nalgas. Observo que salen rápido de la cama directo a la puerta del baño, suelto una carcajada por su inocencia. Le dejo: un pantalón de chándal, una musculosa y un bóxer a mi luna sobre la cama, espero que le quede.
Bajo a preparar el desayuno cuando estoy en la cocina me pongo a preparar unos waffles, me acuerdo de que tengo que decirle a Ágata que tiene que irse conmigo a mi manada en Canadá espero acepte irse conmigo.
(...)
Escucho los paso de Ágata cuando está bajando las escaleras, salgo de la cocina observo que tiene puesta la ropa que le deje, el pantalón le queda porque es pequeño y tiene una tira para ajustarlo más a su pequeña cintura.
Se acerca a donde estoy y le digo que entre y tome asiento, ella hace lo que le pido, le sirvo el desayuno y comenzamos a comer mientras hablamos un poco más acerca de los hombres lobos.
(...)
Después de desayunar vamos a la sala y nos quedamos viendo una película llamada "El hoyo del diablo".
Cuándo la película terminar le digo:
—Tenemos que hablar de algo muy importante. —Ella se acomoda mejor en el sofá y me mira con esos hermosos ojos color oliva.
—Te escucho, —murmura con su voz tan suave y tranquila que me inspira confianza para pedirle lo que quiero.
—Ya que sabes todo acerca de mí, quiero que vengas conmigo a mí manada en Canadá, —suelto muy serio.
Después de cinco minutos en silencio ella dice:
—No me puedo ir, ¿Qué pasará con mis estudios?, ¿Con mi mejor amiga Emili?, tengo que hablar con ella no la puedo dejar, —murmura preguntas bastante preocupada.
—Podemos pedir una transferencia para que estudies en mi manada, tenemos una universidad allá y puedes decirle a tu amiga que venga con nosotros, —comento tomando su mano derecha. Observo que se queda como pensando mi propuestas y después asiente con la cabeza. Me levanto súper feliz, y tomo su cintura para después besar sus labios demostrándole todo lo que siento por ella, hago que quede ahorcajada sobre mi regazo. Toco su cintura por debajo de la camisa y dejo círculo en ella, siento como su piel se eriza por el contacto.
No separamos por falta de aire y nos quedamos mirando fijamente, le vuelvo a dar otro beso cargado de amor que es todo lo que siento por ella.
—Gracias mi luna, no te vas arrepentir de haber tomado esta decisión.
Ágata
Después de haber aceptado la propuesta de Maiquel, me dijo que tengo un mes para conocerlo mejor y hablar con Emili, sé que ella se va a ir hasta al fin del mundo conmigo.
Ahora me encuentro en casa porque Maiquel tiene que resolver unos problemas en su empresa y hablar con su mejor amigo Álvaro de asuntos de su manada.
Tocan la puerta del apartamento me acerco rápidamente a la puerta para encontrarme con Emili.
— ¡Dios! Me quiero ir de este país estoy cansada de todo esto, —murmura mientras entra en mi apartamento.
—Pues larguemos, —propongo—Maiquel me contó un secreto enorme, —digo sería.
— ¿Qué te contó?—Me pregunta mientras palmea un lado del sofá para que me siente.
—Pues...
(....)
Después que le cuento todo ella me mira seria.
—Ágata también soy una mujer loba, —suelta y quedó en shock.
— ¡Pero! ¿Por qué nunca me dijiste Emi? Se supone que soy como tu hermana, —murmuro algo triste.
—Es que tenía miedo de que me rechaces, —comenta con la cabeza baja y yo la abrazo.
— ¡Claro que no! Eres mi hermana Emi sabes que ¡Te amo! —Exclamo.
—Yo también te amo Ágata, pero ahora eres mate de un alfa rey no sabes lo celoso y posesivo que son, —comenta picara. Me sonrojo y ella se ríe, me cuenta que no tiene mate pero que aún se reserva para este aunque haya tenido novios humanos para luego quedarse a dormir en mi apartamento.
(...)
Un mes conociendo a Maiquel y es un caballero, nunca se ha propasado conmigo, aunque no hemos dados unos que otros beso de vez en cuando. Ahora me encuentro sacando las maletas, ya Maiquel sabe que Emili es una mujer loba y dijo que feliz la acepta en su manada.
Tocan la puerta y yo bajo mis dos maletas hasta la sala, vuelven a tocar.
— ¡Ya voy! —Grito y voy rápido a la puerta, cuando abro me encuentro a Emi con sus maletas.
— ¡Ya estoy lista para Canadá! —Exclama emocionada, espero y Canadá este preparada para recibir a esta loca, Emi y yo casi estamos vestidas iguales solo que yo de negro y ella con un vestido color crema.
— ¿Chicas están lista? —Pregunta Maiquel que aparece detrás de Emi, se acerca a mí para darme un beso casto en los labios.
— ¡Sí!—Respondemos Emili y yo al mismo tiempo emocionadas, Maiquel nos ayuda a bajar nuestras maletas hasta su coche.
(...)
Llegamos al aeropuerto y entramos a una pista privada donde hay un hermoso Jet esperando por nosotras, bajamos y unos hombres se acercan para llevar nuestras maletas al avión.
—Alfa, luna, —murmuran las azafatas y el piloto mientras hacen una reverencia, Maiquel me dijo que ellos tienen que a arrodillarse pero como estamos cerca de los humanos solo hacen una reverencia.
Subimos al avión y todo es más hermoso por dentro, es muy grande, me siento cerca de la ventana y Maiquel a mi lado, Emili se sienta en uno más apartado, se coloca los audífonos para después cerrar sus ojos.
—No sabes lo feliz que estoy porque vivirás conmigo en la manada, —comenta tomando mi mano.
—Y yo estoy feliz de que lo estés, —susurro, él me sonríe, jala de mi mano y me coloca en su regazo, me da un beso en la mejilla que ya están de un color carmín.
Me acomodo en su regazo y colocó mi rostro en su cuello donde doy un beso y el gruñe. Respiro su perfume masculino que huele delicioso. Respirando su aroma, caigo en los brazos de Morfeo.
Maiquel
Siento como la respiración de mi luna se vuelve más calmada y es en ese momento que caigo en cuenta que está durmiendo. La llevo a la habitación que hay en Jet y la acuesto en la cama despacio para que no despierte, me quito los zapatos y me acuesto a su lado ella se mueve y deja su cabeza en mi pecho.
—Al fin tendremos a nuestra luna en casa, —dice Oguen a lo que yo afirmo con un <<Gracias a la diosa luna>> para dormirme con mi luna en brazos donde siempre tiene que estar.
(...)
Despierto por un movimiento brusco que hace el avión cuando aterriza.
—Alfa llegamos, —comenta la azafata del otro lado de la puerta.
—Ahora salgo, —anuncio.
Miro a mi luna que tiene el cabello desparramado por mi pecho, intentó despertarla pero ella no reacciona está profundamente dormida así que mejor la dejo dormir.
La tomo en brazo y salgo del Jet con mi luna cerca de mí para que no se despierte con el cambio de clima, miro que Emili ya está en el auto y el chofer mira demasiado tiempo a mi luna, suelto un gruñido de posesividad y el baja la cabeza, entro al auto y la amiga de mi luna me mira.
—Celosos y posesivos, son tal para cual, —murmura mientras niega con una sonrisa en su rostro.
(...)
Llegamos a la manada en eso de las tres de la mañana, Álvaro me dijo que me esperaría despierto, salgo del auto y la amiga de Ágata viene detrás de mí, entro a la mansión y veo a Álvaro bajar las escaleras de prisa con los ojos de un color dorado, se acerca a Emili y la acorrala contra la pared.
—Mía, —gruñe mientras coloca su rostro en su cuello.
—Felicidades hermano, —murmuro para subir las escaleras y llevar a mi luna a la habitación para dejarlos a ello resolver sus problemas.
Llego a mi habitación y le cambio la ropa por una camisa mía a mi luna, yo me quito la ropa y me colocó un pantalón de chándal, me acuesto detrás de mi luna y la atraigo a mi pecho, respiro su embriagador aroma para dormir tranquilamente con mi luna a mi lado.
ÁgataDespierto un poco desorientada, observó donde me encuentro y veo que es una habitación muy grande, lujosa y moderna. Miro a mi izquierda donde veo un enorme ventanal, me levanto de la cama para acercarme a este, por donde observo que estoy en una aldea como de cuentos de hadas. Es hermoso todo esto aquí
ÁgataDespués de que terminamos de desayunar Maiquel me propuso conocer la manada. Vamos caminando y veo niños jugando por todos lados, todas las personas que me ven a mí y Maiquel nos hacen una reverencia, vamos pasando por donde hay una señora de muy avanzada edad y veo que está a punto de ha
Ágata— ¿Quiere que me detenga? —Pregunta de nuevo preocupado y con los dientes apretados, pero sé que la primera vez puede doler y más si es con un hombre como Maiquel.—N...no con... continúa, —gimoteo en medio de un jadeo, respirando profundo para tratar de que el dolor pase.El comienza a introducirse lentamente y para ser les sincera esto duele como los mil demonios, siento que me va a partir en dos, Maiquel es
Maiquel—Maiquel cariño.Escucho la voz de mi madre cuando voy bajando la escalera con Ágata, siento como Ágata aprieta mi mano.
Ágata— ¡¿Qué hace está humana aquí?!Escucho que gruñe alguien cuando estamos llegando a la sala ese alguien es un señor alto con una mirada azul grisácea como la de Maiquel que me mira con enojo, provocando que me sienta un poco intimidada.
Ágata— ¿Quiere que lo mote mi alfa? —Cuestiono con voz suave y sumisa, recibo un gruñido en respuesta. Quito la colcha dejando así a la vista su miembro que esta erecto con todas sus venas marcada por la excitación, él sigue masturbándose mientras de la punta salen pequeñas gotas de un líquido cristalino. Subo a la cama y voy subiendo por sus piernas dejando besos y mordidas en ella. Llego a su polla y la tomo en mis manos, doy un pequeño apronto, Maiquel suelta un gruñido.Paso mi lengua desde el tronco hasta llegar a su glande el cual introduzco lentamente en mi boca y &eac
ÁgataDespués de que Maiquel se fue por lo que paso en la frontera, me doy un baño. Cuando baje me encontré con Emili que me conto que los vampiros atacaron hace unas cuantas semana varías manadas cercanas.—Por lo que huelo alguien estuvo entretenida anoche, —comenta con tono pícaro, me sonrojo a más no poder. Ella explota en una carcajada—Espero que se hayan protegido—murmura.—Buena anoche no utilizamos preservativos, pero no me asusto ya que cuando estaba en el baño me llego A
Ágata— ¡Me las pagarán malditos!—Exclama para salir azotando la puerta. Estoy sorprendida por como la tome del cuello y la arroje a la puerta, estoy mirando un punto fijo cuando siento como una mano toma la mía.—Tranquila mi luna, te explicare todo esto, lo que te está pasando es parte de la marca. Ven tomemos asiento, —murmura para sentarse en la silla detrás del escritorio de su despacho mientras me toma de la mano y me sienta en su regazo, pero yo me levanto y el me mira un poco preocupado y triste porque lo rechace, yo por mi parte me siento a horca