Capítulo 8

Ágata

Después de que terminamos de desayunar Maiquel me propuso conocer la manada. Vamos caminando y veo niños jugando por todos lados, todas las personas que me ven a mí y Maiquel nos hacen una reverencia, vamos pasando por donde hay una señora de muy avanzada edad y veo que está a punto de hacer una reverencia, me acercó rápidamente a donde esta ella.

— ¡No señora! No es necesario que haga una reverencia creo que con un asentimiento de cabeza está bien, —murmuro con voz suave, ya a que cuando van hacer la reverencia tienen que ponerse casi de rodillas y esta señora no puede hacer eso por su edad.

—Gracias luna, —susurra con una sonrisa en su arrugadito rostro—Usted será una gran luna que la Diosa la proteja, —comenta con una cálida sonrisa en su rostro.

Después de pasar como dos hora recorriendo la manada y conociendo a algunos habitantes de esta que son personas muy amables. En este recorrido pude observar la universidad que es muy grande y con una estructura antigua, Maiquel me dijo que ya estoy inscrita y que en el próximo mes podré empezar, caminamos a la casa-mansión, entramos y él me tomó de la mano para lleva directamente a la cocina, me toma de la cintura y me besa con amor, me sube en la isla y seguimos besándonos. Baja sus labios a mi cuello besa, chupa y sopla, eso de seguro dejará una marca, me siento más excitada cuando lame un punto en mi cuello que hace que suelte un gemido.

—Aquí llevaras mi marca, —murmura para volverme a besarme, introduce su lengua en mi boca donde de inmediato se encuentra con la mía, escuchamos una tos falsa y él se separa lentamente dándome una pequeña mordida en mi labio inferior.

Cuando volteamos a ver quién nos a encontramos casi teniendo sexo en la cocina, resulta ser la misma empleada que me miro con odio, como Maiquel está entre mis piernas, enredo estas en su cadera y lo acerco más a mí, le doy un casto beso en el cuello que lo hace jadear y estremecer. La mujer que aún no se su nombre solo me mira y sale hecha furia de la cocina, Maiquel solo sonríe de lado.

— ¿Celosa mi luna? —Cuestiona dejando caricias en mi cadera para luego darme un beso que me deja sin aliento.

—No, solo cuido lo que es mío, —le digo mientras paso mi mano por su abdomen y le sonrió de manera picara ganando un gruñido de su parte, me baja de la isleta y comenzamos a preparar algo para comer, sí, sé que hay empleadas pero no confío en esa tipa y será divertido cocinar con el Rey alfa.

Entre risa y tonteo terminamos preparando unos tacos y unos nachos con queso para ir a ver una película en nuestra habitación. Su vimos a nuestra habitación con todo la comida en una bandeja, ponemos "La Ouija" una película de terror, apagamos las luces y cerramos las cortinas de la ventana.

Maiquel

Ha mitad de la película Ágata queda profundamente dormida, la observo y la acomodó mejor en la cama, me levanto de la cama y cubro su cuerpo con las colchas, salgo de la habitación y bajo con la bandeja a la cocina, veo a mi nana la cual desde que llegue no la había visto.

— ¡Nana!, ¿Cómo estás?—Exclamo mientras me acerco a ella, le doy un abrazo y un beso en la mejilla.

— ¡Oh! Mi niño estoy muy bien y dime ¡¿Dónde está tú luna?! —Exclama emocionada, ella es una de las muchas personas que le pedían a la diosa luna para que encuentre a mi luna.

—La he dejado en la habitación durmiendo. De seguro aún no se acostumbra al cambio de hora, —le digo mientras tomo una manzana verde.

Seguimos conversando de cosas sin importancia y duramos unos treinta minutos conversando mientras yo escucho los latidos del corazón de mi luna que se escuchan tranquilo, lo que me confirma que está dormida profundamente.

Me despido de mi nana y voy a mi despacho a firmar unos papeles para unas remodelaciones que voy hacer en la manada y en la escuela de los cachorros.

(...)

Después de una hora organizando los papeles, salgo del despacho director a mi habitación a ver si mi luna esta despierta.

Cuando abro la puerta me encuentro a mi luna en bragas y sostén, me acercó y la tomo de la cintura, la acorralo contra la puerta del closet, tomo sus labios en un apasionado beso e intento introducir mi lengua a su boca, ella abre más los labios para que pueda invadir su boca con mi lengua.

— ¡Diosa! No aguanto más, porque me tientas de esa manera mi luna, —susurro pegando mi creciente erección en su vientre—Mira lo duro que me tienes solo con ver tu cuerpo, con solo escuchar los gemidos que salen de tu boca cuando te toco, —murmuro jadeando para volverla a besar sus labios la tomo de sus nalgas y hago que envuelva sus piernas en mi cadera.

La llevo a la cama y sigo besando sus suaves labios, la miro a los ojos para ver el de deseo en su mirada, mis ojos ahora de seguro se encuentra dorado.

—Necesito marcarte, no aguantó más, —le digo pegando mi frente a la suya.

—Márcame, quiero ser tuya, —pide con mucha seguridad y eso es suficiente para que mi lobo aullé de felicidad, tomo sus labios, ella suelta un gemido que hace que mi erección este más dura, << ¡Diosa! esta mujer me va a matar>>, pienso mientras bajo mis labios a su cuello. Lamo donde estará mi marca pronto y llevo mi boca a sus senos cubiertos por uno sostén blancos de encaje al igual que sus bragas.

Paso mi mano por su espalda y ella se levanta un poco para darme mejor acceso, desabrocho su sostén y ella lleva sus manos a mi polo, lo quita y acaricia mi abdomen, sube su mano a mi pecho donde acaricia, me separo para poder quitar mis pantalones quedando en bóxer y ella en bragas, observo sus pechos que caben completamente en una de mis manos cada uno, ella intenta cubrirse pero yo tomo sus manos y la coloco por arriba de su cabeza.

—No te cubras mi luna, no me prives de ver la hermosura de tu cuerpo, —ronroneo para luego bajar mi boca a su pezón derecho, lo tomo con mis dientes, ella gime. Paso mi lengua por su pezón y chupo hasta dejarlo erecto. Paso al otro y hago el mismo proceso, mientras ella gime y jadea de placer, dejo sus pechos para bajar dejando beso por todo su abdomen, bajo hasta su braga y levanto la vista para ver si me concede el permiso para bajarlas.

Ella asiente y yo bajo sus bragas quedando así ella completamente desnuda debajo de mí. Bajo mi rostro hasta su vagina, paso mi lengua entre sus pliegues que están completamente húmedos por la excitación, tomo uno de sus pliegues con mis labios y tiro un poco de ellos.

—Mai...Maiquel, —murmura mi luna entre gemido, yo continúo pasando mi lengua por su clítoris y hago presión sobre el con mi lengua mientras dirijo uno de mis dedos a su entrada, comienzo a entrar mi dedo lentamente.

Ella se remueve un poco incómoda por la intromisión y yo hago más fuerte la presión con mi lengua en su botón que se encuentra inflamado por la excitación.

Muevo mi dedo dentro de su vagina hasta que se acostumbra a la intromisión. Introduzco un segundo dedo y formuló embestida con ellos, sigo bombeando con mis dedos por un tiempo mientras succiono su clítoris hasta que siento como sus paredes se contraen alrededor de mis dedos, se corre con un fuerte gemido gritando mi nombre. Sigo moviendo mis dedos y mi lengua para así prolongar más el orgasmo, retiro mis dedos y lo lamo probando su sabor.

—Dulce mi luna, —ronroneo mirándola a los ojos mientras me acercó a sus labios los cuales beso y muerdo, me separo para dejarla respirar.

—Maiq...Maiquel te necesito, —gimotea entre jadeo.

— ¿Qué quieres mi luna? —Pregunto dejando pequeños besos en sus labios—Pídeme lo que quieras Ágata, soy todo tuyo mi luna. —Añado

—Te quiero a ti, dentro de mí, —pide sin ni una pizca de vergüenza, mirándome fijamente a los ojos, gruño porque amo que sea de esa manera y porque será placentero encargarme de su necesidad. Me estiro en la cama y abro el segundo cajón, saco un preservativo lo abro y quito mis bóxer dejando así mi polla libre de la cual sale un poco de pre-semen, coloco el condón y masajeo mi miembro, miro a mi luna que está mirando finamente mi pene con los ojos como plato, lo que hace que mi lobo gruña orgulloso de sorprender a nuestra luna con nuestro cuerpo.

—Tranquila, iré despacio. —Le digo para que no se asuste, acerco mi polla a su vagina, froto la punta sobre su entrada que está muy húmeda por el orgasmo que acaba de tener.

Introduzco la punta de mi miembro la cual se encuentra roja e hinchada cubierta por el condón, aprieto los dientes ya a que está muy apretada. Cuando tengo menos de la mitad dentro de ella mi luna se queja y me detengo, la miro a los ojos y observo como lágrimas salen de ellos, acerco mi mano a su rostro y quito las lágrimas que están en su mejilla.

—Lo siento mi luna, si quieres dejemos esto hasta aquí, me puedo detener, —le digo preocupado, me importa más que este cómoda a mi deseo de poseerla y marcarla como mía.

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