Ágata
— ¿Quiere que me detenga? —Pregunta de nuevo preocupado y con los dientes apretados, pero sé que la primera vez puede doler y más si es con un hombre como Maiquel.
—N...no con... continúa, —gimoteo en medio de un jadeo, respirando profundo para tratar de que el dolor pase.
El comienza a introducirse lentamente y para ser les sincera esto duele como los mil demonios, siento que me va a partir en dos, Maiquel es muy grande. Cuando está completamente dentro de mí lo escucho que jadea de dolor.
— ¿Estas bien?—Le pregunto preocupada.
—Estoy bien, es solo que también es mi primera vez y arde un poco al desgarrarse, pero pasara rápido porque soy un hombre lobo. La Diosa luna hace esto para que los mates sepan lo que siente el otro en este preciso momento, —me comenta con su respiración acelerada.
Después de unos minutos muevo mi cadera en señal de que se puede mover, él comienza a salir lentamente para volver entrar de nuevo en mí, siento cada centímetro de su polla en mi interior, Maiquel comienza a dar estocadas lentas pero profundas.
—Ma... más rápido, —pido entre jadeos y gemidos. El hace lo que pido, entrando fuerte y rápido en mi interior casi saliendo por completo de mí mientras toca un punto que hace que suelte algunos gemidos, Dios siento que moriré de placer y más por el calor que desprende su cuerpo. — ¡Ah! Maiquel, Maquiel... Dios, —gimo fuerte cuando entra y sale en una fuerte embestidas, el gruñe y jadea.
Lo atraigo del cuello hacia mí y lo beso con desesperación mientras el entra fuertemente en mí. Deja mis labios para bajar a mis senos mientras disminuye la velocidad de sus embestidas, muerde mi pezón y una de sus manos estimula mi clítoris, lo jalo del cabello y el gruñe.
— ¡Diosa!, ¡Sí! Mi luna estoy apunto, —murmura entre gruñido y jadeo que es lo único que se escucha en esta habitación. Siento un calor depositarse en mi vientre y mi paredes se contraen alrededor de su grueso miembro.
El baja sus besos a mi cuello, lame ese punto sensible y siento como sus colmillos rozan esa parte sensible de mi piel, sus colmillos se entierran en mi cuello y yo grito de dolor pero después ese dolor y ese grito de se transforma en puros gritos de placer.
Él retira sus colmillos y lame la herida mandando descarga de placer a mi centro, es en ese momento cuando nos corremos a la par con un fuerte gemido de mi parte y un gruñido animal de la suya. Se sigue moviendo hasta vaciarse por completó, sale despacio de mi interior se acuesta a mi lado y me atrae hacia su pecho, cubre nuestro cuerpo desnudo con las colchas blanca de la cama.
—Ahora eres solo mía, mí luna. —Es lo último que escucho que dice entre gruñidos animal antes de caer en un sueño profundo.
(...)
Despierto porque siento un calor sofocante y un dolor horrible en mi cuello y mi vagina, siento una respiración debajo de mí, levanto el rostro y veo que estoy sobre un pecho, levanto un poco más la vista y veo que es Maiquel que esta desnudo al igual que yo, Maiquel se encuentra profundamente dormido debajo de mí. Intento salir de sus grandes brazos y el gruñe, intento nuevamente pero me detengo cuando escucho que dice:
—Mi luna duérmete es muy temprano. —Con su voz más ronca de lo normal.
—Tengo mucho calor, —comento. El abre sus hermosos ojos azules grisáceos y me sonríe, en un ágil movimiento ya estoy debajo de él que deja caer un poco de su peso sobre mí. —Maiquel, —protesto porque pesa demasiado, él no me hace caso, se acerca a mis labios y deja un casto beso en mis labios.
—Te amo mi luna, no sabes lo feliz que me haces y el calor es porque los lobos somos muy caliente en todo los aspectos, —me dice con una sonrisa después de besarme, me sonrojo porque tiene razón—Lo mejor de todo es que eres solo mía, —añade dejando un beso en su marca, mi piel se eriza y una corriente de placer llega a mi centro.
—Y tú eres solo mío, mi alfa. —Le acariciando su amplia espalda, me acerco a su boca, lo beso y bajo mis labios a su cuello, lo muerdo para después chupar y dejar un hermoso chupetón, el gruñe y puedo sentir su erección en mi vientre, su cadera se mueve logrando que esta se frote contra mi vagina.
—No hagas eso, si no quieres que te folle tan duro que no puedas caminar en una semana, —murmura serio y yo me pongo roja como un tomate a lo que él suelta una carcajada y aprovecho para echarlo a un lado y poder salir de la cama e ir directamente al baño, pero no entro porque escucho que pregunta:
— ¿Quieres compañía? —Con una sonrisa ladeada que lo hace ver extremadamente sexy y como yo también soy perversa lo miro y le sonrió pícara mientras le hago una seña para que me siga. Me mira y se levanta de la cama, dándome una buena vista de su cuerpo desnudo, bajo la vista por su pecho y llego a su abdomen bien marcado, sigo bajando la vista hasta llegar a un camino de vello que llega hasta su pubis donde veo su miembro erecto... Joder todo eso entro en mi a noche.
— ¿Te gusta lo que ves? —Cuestiona sonriendo arrogante.
—Me encanta, —respondo y me doy la vuelta para entra al baño a lo que recibo un gruñido por su parte, llego a la ducha y pongo el agua a una temperatura agradable.
Entro y mientras el agua cae sobre mi siento los fuertes brazos de Maiquel en mi cintura, me acerca más a su cuerpo, logrando que sienta su duro miembro en mi trasero.
— ¿Me quieres matar o qué? —Me pregunta divertido, me giro en sus brazos quedando frente a él, le doy una mordida en el pecho y el gruñe.
—Gruñón, —murmuro bajando una de mis mano por su pecho hasta llegar a su abdomen, tomo su jabón y lo aplico en mis manos, lo comienzo a frotar en su pecho y voy bajando a su abdomen, llego a su miembro que ya está erecto, lo tomo en mi mano y le doy un suave apretón a lo que Maiquel reacciona con un jadeo. Comienzo hacer movimiento suaves pero él toma mi mano que esta sobre su miembro y hace que ponga un poco más de presión para comenzar a guiarme en los movimiento. Sigo masturbando su polla, el lleva sus labios a los mío y me da un apasionado beso mientras que el agua cae sobre nosotros, bajo mi otra mano a sus testículos y los masajeo, él se separa de mis labios y suelta un gemido.
Aumento los movimientos de mi mano cuando siento que su cuerpo se tensa. Se corre con un fuerte gruñido y parte de su semen cae sobre mi vientre y rápidamente es eliminado por el agua que cae sobre nosotros. Apoya su frente contra la mía y me da un casto beso.
—Enserio creo que quieres acabar conmigo, —murmura con una sonrisa en sus labios.
(...)
Después de que estamos vestido entro al baño a cerrar la ducha porque la hemos dejamos abierta, la cierro y me acercó al espejo donde bajo la vista hasta esa parte en el cuello donde Maiquel me mordió y veo que tengo como un tatuaje que tiene una M.W que baja con una enredadera de flores y termina con un corazón en mi clavícula.
Me imagino que así son las marcas, salgo del baño y veo a Maiquel listo, me acerco y tomo su mano para salir de la habitación, cuando vamos bajando las escalera alguien dice:
—Maiquel cariño...
Me imagino que así son las marcas, salgo del baño y veo a Maiquel listo, me acerco y tomo su mano para salir de la habitación, cuando vamos bajando las escalera alguien dice:
—Maiquel cariño...
Maiquel—Maiquel cariño.Escucho la voz de mi madre cuando voy bajando la escalera con Ágata, siento como Ágata aprieta mi mano.
Ágata— ¡¿Qué hace está humana aquí?!Escucho que gruñe alguien cuando estamos llegando a la sala ese alguien es un señor alto con una mirada azul grisácea como la de Maiquel que me mira con enojo, provocando que me sienta un poco intimidada.
Ágata— ¿Quiere que lo mote mi alfa? —Cuestiono con voz suave y sumisa, recibo un gruñido en respuesta. Quito la colcha dejando así a la vista su miembro que esta erecto con todas sus venas marcada por la excitación, él sigue masturbándose mientras de la punta salen pequeñas gotas de un líquido cristalino. Subo a la cama y voy subiendo por sus piernas dejando besos y mordidas en ella. Llego a su polla y la tomo en mis manos, doy un pequeño apronto, Maiquel suelta un gruñido.Paso mi lengua desde el tronco hasta llegar a su glande el cual introduzco lentamente en mi boca y &eac
ÁgataDespués de que Maiquel se fue por lo que paso en la frontera, me doy un baño. Cuando baje me encontré con Emili que me conto que los vampiros atacaron hace unas cuantas semana varías manadas cercanas.—Por lo que huelo alguien estuvo entretenida anoche, —comenta con tono pícaro, me sonrojo a más no poder. Ella explota en una carcajada—Espero que se hayan protegido—murmura.—Buena anoche no utilizamos preservativos, pero no me asusto ya que cuando estaba en el baño me llego A
Ágata— ¡Me las pagarán malditos!—Exclama para salir azotando la puerta. Estoy sorprendida por como la tome del cuello y la arroje a la puerta, estoy mirando un punto fijo cuando siento como una mano toma la mía.—Tranquila mi luna, te explicare todo esto, lo que te está pasando es parte de la marca. Ven tomemos asiento, —murmura para sentarse en la silla detrás del escritorio de su despacho mientras me toma de la mano y me sienta en su regazo, pero yo me levanto y el me mira un poco preocupado y triste porque lo rechace, yo por mi parte me siento a horca
Ágata— Ah... Y te vas al sofá porque conmigo no duermes esta noche. —Le digo y le doy la espalda, siento que toma su almohada y cuando esta de espalda a mi miro lo que hace, entra al closet y sale con un pantalón de pijama y una colcha azul. Intenta acomodarse en el mueble hasta encontrar una posición agradable, me siento un poco triste por hacerle eso pero se lo merece por dejar que esa puta tocara su miembro. Maiquel—Amor ven que te prepare un baño relajante.Escucho que dice mi luna, <<Diosa amo a esta mujer>>, me levantó de la cama y ella también, separa frente a mi toma la parte baja de mi musculosa y como ya se lo que va hacer levanto los brazos y ella saca la musculosa, deposita un beso en mi pecho sobre mi corazón. Me quito los tenis y ella me ayuda a bajar mi pantalón deportivo quedando en bóxer, me toma de la mano y me gCapítulo 16
MaiquelNo puedo creer lo que ven mis ojos, mi luna es una hermosa loba blanca con unos impresionantes ojos azules, me acerco porque esta tirada en el suelo cansada por la transformación, acaricio su pelaje y ella ronronea por mi tacto.—Eres hermosa mi luna, —murmuro mient