CAPÍTULO 58: ALIADO INESPERADOErikEl sonido del viento silbando entre los árboles y el crujir de la madera al expandirse por el frío me despiertan. Abro los ojos lentamente y me encuentro con un techo de madera toscamente trabajado. Una cabaña. Me incorporo de golpe, alarmado, y un mareo me golpea con fuerza. Llevo una mano a mi costado, donde la herida del veneno debería estar, pero todo lo que siento es la piel regenerada, aunque un ardor residual me recuerda que aún no estoy del todo bien.Mi mirada recorre la estancia. Una chimenea apagada, muebles viejos y un aire que huele a madera quemada y tierra húmeda. Estoy sin camisa, y mi cuerpo aún luce los estragos de mi huida.Un chirrido rompe el silencio cuando la puerta de la cabaña se abre. Un hombre entra, grande como un roble, con el cabello entrecano recogido en una coleta baja y una barba que le cubre el rostro. Sus ojos grises me observan con calma, pero hay algo en su postura que me hace mantenerme alerta.Me pongo de pie d
CAPÍTULO 59: HUIDAHazelMi respiración es irregular, cada jadeo arde en mi garganta como si inhalara fuego. No puedo parar, aunque el esfuerzo sea un castigo para mi cuerpo débil. Ya no sé cuánto tiempo llevo aquí, atrapada en esta oscuridad. Horas, días… se sienten como meses, como si el tiempo se hubiera detenido para devorarme lentamente.El veneno o droga que Kara me dio sigue enturbiando mis sentidos. Mi mente racional es apenas un murmullo distante, aplastado bajo una bruma tóxica. Pero aun así, algo dentro de mí se aferra con desesperación a una sola idea: Kara no volverá. Y si lo hace, será para recoger mi cadáver.No debí confiar en ella. Fue el peor error. Pero ya no importa. Lamentarme no va a sacarme de aquí. Tengo que salir, de alguna manera. Si no lo hago, este lugar será mi tumba.Con las pocas fuerzas que me quedan, jalo de las cadenas de plata que sujetan mis muñecas. El metal quema mi piel, enviando punzadas de dolor que recorren todo mi cuerpo. Mi loba interior est
CAPÍTULO 60: EFÍMEROErik¿Será posible que tenerla entre mis brazos de nuevo sea un sueño?La calidez de su cuerpo contra el mío es tan real como el aire que respiro, veo sus ojos aun inocentes, perdidos. Es Hazel, mi Hazel. Pero parece que para ella solo soy un desconocido. No tiene idea de quién soy.«¿A eso se refería la diosa de la luna?», pienso. «¿Es esta otra prueba? ¿O mi castigo por lo mal que la traté al principio?».El silencio se alarga entre nosotros, como si el tiempo mismo se detuviera. Cada fibra de mi ser quiere exigirle respuestas, pero me obligo a controlarme.Cuando Rosie me dijo que Hazel estaba viva, no dudé ni un segundo. Ni en confiar en ella, ni en salir a buscarla. Pero las palabras de Marcel y Daxon… no. Ni por un instante creí en esas promesas de mierd4. ¿Qué sentido tiene decir que no me matarían y que la tenían segura? Ambos me odian, en especial Carmila, que seguro querrá matarme después de lo que le hice, y yo no apuesto la vida de Hazel ni la de mi ca
CAPÍTULO 61: REGRESANDO CON EL RABO ENTRE LAS PATASHazelCorro desesperadamente, con el corazón desbocado y la garganta quemándome con cada respiración. Siento las ramas arañar mi piel y las sombras del bosque cerrándose a mi alrededor, pero no me detengo. No puedo. Estoy segura de que mi vida depende de ello.Kara tenía razón.Era Erik. Lo que más me aterra no es que me haya encontrado, sino que probablemente ya sabe que no recuerdo nada. Que no sé quién es él, quién soy yo realmente.Mi mente se llena de las palabras de Kara. “Te destruirá.” Ahora, no tengo ninguna duda de que estaba diciendo la verdad.Sin darme cuenta, mis pasos me llevan de regreso a la cabaña. Lo primero que noto son las luces encendidas. Mi corazón se acelera aún más. ¿Es Kara? ¿O es Erik quien me está esperando?Abro la puerta sin pensarlo, un impulso más fuerte que la lógica. En cuanto lo hago, me doy cuenta de mi error. Qué estúpida soy. Podría haber caído directamente en una trampa.Kara se voltea hacia mí
CAPÍTULO 62: ESTRATEGIAErikEl aroma a humo llega antes de que podamos rastrear cualquier otra cosa. Una nube espesa de cenizas y brasas inunda mis fosas nasales, enterrando el tenue rastro de Hazel que hasta hace unos segundos seguíamos. No puede ser.—¡Hazel! —grito, mi voz reverbera en el aire nocturno mientras mis piernas se mueven por instinto, llevándome hacia el origen del humo.—Erik, espera. —La voz de Rosie apenas llega a mis oídos. No me detengo. No puedo.Cuando cruzo la última línea de árboles, el fuego me golpea como un muro viviente. La cabaña está envuelta en llamas, el calor es insoportable incluso a esta distancia. Mis pulmones arden con cada respiración mientras busco desesperadamente entre el caos.—¡Hazel! —Mi voz es un rugido que apenas supera el crepitar del fuego.—Erik, ¡no puedes entrar ahí! —grita Rosie detrás de mí con sus palabras teñidas de pánico.—¡Hazel debe estar ahí! —le espeto sin detenerme, mi cuerpo ya se mueve hacia las llamas. No me importa el
CAPÍTULO 1: VENDIDAHazel—¿Cuánto me van a pagar por ella?La voz del hombre se escucha cerca, grave y cortante. Intento moverme, pero mis muñecas están atadas y el vendaje en mis ojos me mantiene en completa oscuridad. Mis lágrimas empapan la tela; sé que algo terrible está por suceder.—¡¿Esa miseria?! ¡Es virg3n! —grita el hombre, enfurecido.Un nudo se forma en mi estómago. ¿Cómo terminé aquí? Lo último que recuerdo es celebrar con mis compañeras nuestra salida del orfanato. Ahora, estoy encerrada en una especie de jaula, vendida como si fuera un objeto.—No te conviene regatear, a menos que quieras que él sea quien negocie.Un gruñido bajo y profundo interrumpe la conversación, tan extraño y gutural que me hiela la sangre. No hay más discusión, solo el sonido de pasos alejándose y el chirrido metálico de unas puertas que se cierran.Todo comienza a moverse. Estamos siendo transportadas. Mi corazón late con tanta fuerza que temo que se detenga. No sé cuánto tiempo pasa hasta que
CAPÍTULO 2: MI PESADILLAHazelMe llevan a rastras hacia la habitación de ese hombre… de esa cosa. Estoy segura de que no es humano. Sin embargo, no quiero pensar en ello. No quiero aceptar que esto es real. Esto es una pesadilla, solo eso.La mujer que me escolta no oculta su desprecio. Me empuja al interior de una habitación espaciosa con una fuerza que me hace trastabillar.—¡No! ¡Por favor! —grito golpeando la puerta con los puños mientras escucho cómo se cierra con un golpe seco y certero.No hay respuesta.El silencio de la habitación me envuelve, frío e implacable. Siento el ardor en mis ojos por las lágrimas que amenazan con salir, pero las reprimo. Llorar no cambiará nada. Doy media vuelta, escudriñando el lugar en busca de una salida.Frente a mí hay una enorme ventana. Me acerco con rapidez, con la desesperación palpitando en mis venas. Pero cuando me asomo, mi esperanza se disuelve: estoy en un tercer piso y debajo hay un suelo de roca. Si salto, solo encontraré la muerte.
CAPÍTULO 3: PROVOCACIÓNErik"¿Hombres lobo?"Su pensamiento atraviesa mi mente como un susurro frágil, tan débil que me irrita. La sola idea de su incredulidad es una ofensa. Siento las garras extendiéndose en mis palmas mientras lucho contra el impulso de destrozar la absurda ingenuidad que refleja.Miro su figura temblorosa. Tan frágil. Tan… ordinaria.—¿Un… qué? —tartamudea con la voz quebrada por el miedo—. Eso… eso no existe.Me río, un sonido bajo y grave que llena el espacio entre nosotros. Es una risa cargada de burla, de exasperación.—No juegues conmigo, por favor —añade suplicante, como si pudiera conmoverme.Pobrecilla. Su mente es tan limitada. Ingenua. ¿Cómo puede ser esta mujer la elegida? ¿Cómo es posible que de todas las humanas sea ella la que haya sobrevivido al proceso?La observo con detenimiento, mis ojos recorren cada línea de su rostro. Es pálida como la porcelana, sus ojos marrones son comunes, pero unas enormes pestañas afinan su mirada. Tiene unos labios ro