CAPÍTULO 106: DIME QUE ES UNA PESADILLAHazelErik retrocede involuntariamente, como si una fuerza invisible lo arrancara de mi lado. Un resplandor plateado lo ilumina desde la luna misma, a la vez que otra luz emana desde la marca de la luna en su piel, expandiéndose como un halo etéreo que lo envuelve. Su mirada se encuentra con la mía y en ella veo todo: desesperación, agonía, amor… y resignación.No. No voy a permitirlo.El pánico me domina en este momento. Corro hacia él con los brazos extendidos, dispuesta a aferrarme a su cuerpo con todo lo que tengo, pero algo me detiene. No es solo luz. Es una barrera invisible, un muro incorpóreo que me impide tocarlo, como si el universo mismo estuviera decidido a separarnos.—¡Erik! —grito con toda la fuerza de mi alma—. ¡Erik, no me dejes, por favor! —suplico. Me aferro a la nada, araño el aire en un intento desesperado de alcanzarlo.Él levanta la mano hacia mí con los dedos extendidos como si también intentara sostenerme, pero nunca lleg
CAPÍTULO 107: LA VERDAD SOBRE KAELHazelLa idea no abandona mi cabeza ni por un instante. Se aferra a mi mente como una garra implacable, desgarrándome desde dentro. Rosie no me dice nada más; su silencio es casi tan denso como mi furia. Debe creer que estoy loca. Tal vez lo estoy.Estoy loca de rabia, de dolor, de desesperación.No puedo soportar perderlo. Mi vida sin él no tiene sentido. Este trato con la diosa no solo es un castigo para Erik, sino también para mí. Condenada a reencarnar una y otra vez, sin la posibilidad de estar con mi Mate. Sabiendo que, sin importar cuántas vidas viva, siempre me faltará la única persona que realmente le dio significado a mi existencia.Aprieto los puños hasta que las uñas se clavan en la piel.Mi mirada se posa en Harik, dormido plácidamente a mi lado. Es lo único que me ancla a la realidad en este momento. Su respiración es suave, su pequeño pecho sube y baja con tranquilidad. Por fortuna, su herida ha sanado por completo, pero el tiempo que
CAPÍTULO 108: REVELACIÓNHazelKael suelta un largo suspiro y se pasa una mano por el cabello, como si lo que está a punto de decir le pesara más de lo que quisiera admitir.—No hay una puerta de entrada al reino inmortal —repite con voz cansada—. Solo ella decide quién entra y quién no.Suelto un resoplido, cruzándome de brazos.—En conclusión, es imposible —digo con sarcasmo, haciendo comillas en el aire con los dedos—. Así que todo depende de los caprichos de una diosa arrogante.Kael asiente y baja la mirada. Su postura sugiere vergüenza o remordimiento, pero no me dejo engañar. No confío en él ni en una sola palabra de lo que dice.—Lo siento, Hazel —murmura—. Nunca pensé que esto pasaría.La rabia se arremolina dentro de mí.—Entonces dime, ¿por qué demonios te envió en primer lugar? ¿Por qué "ayudarnos" si luego iba a llevarse a Erik?Kael suspira y se pasa la lengua por los labios antes de responder:—Ella no se lo llevó. Erik hizo un trato.Un escalofrío me recorre la espalda
CAPÍTULO 109: EL REFLEJOErikEl frío me recibe como un golpe en el rostro cuando abro los ojos. Pero no es un frío normal. No es el frío de un bosque cubierto de nieve, ni el de una tormenta invernal. Es un frío que cala en el alma, que no pertenece a ningún lugar de la Tierra.Estoy de vuelta aquí.Me incorporo de golpe con los músculos tensos y la respiración acelerada. Mi alrededor es oscuridad y sombras en constante movimiento, un horizonte de tinieblas bañadas por una luz pálida que no tiene fuente visible. Las estrellas no titilan en el cielo, solo observan, inmóviles, ajenas.La risa de una mujer me eriza la piel.—Bienvenido de vuelta, Erik. —Me giro y ahí está ella.Lúa.Alta, etérea, con cabellos largos que parecen hechos de luz plateada y ojos que contienen el reflejo de la luna misma. Su vestido oscuro se desliza sobre el suelo sin sonido, como si no tocara la tierra. Su mera presencia impregna el aire con algo antiguo y poderoso, pero no me dejo intimidar.—No quiero est
CAPÍTULO 110: ELLOS VUELVENHazelRosie y yo caminamos por muchos kilómetros hasta que regresamos a la ciudad. Decidimos volver al departamento que tiene Erik para resguardarnos, después de todo, ninguna de las dos tiene un lugar al cual volver.Rosie suspira y se deja caer en el sillón con los pies adoloridos. Yo también me siento a su lado con Harik en mis brazos después de haberlo alimentado con un poco de leche que compré en el camino.La verdad es que no tengo idea de cómo ser madre de un pequeño lobo, pero esa no es la mayor de mis preocupaciones ahora.—Necesitamos una manada, no podemos andar por ahí deambulando como lobas nómadas, seríamos presa fácil y además, eso nos debilita.Muerdo mi labio. Estoy escuchando sus palabras, pero al mismo tiempo mi cabeza está en otro lugar. La última vez que estuve aquí fue con él. Esa noche me reclamó como suya, hicimos el amor en la ducha y en el cuarto frente a mí. No sé si sea capaz de entrar en ese lugar.Aun percibo su aroma, aun huel
CAPÍTULO 111: NO ES QUIEN PENSABAHazelLos malditos Betas de la manada Luna Roja me llevan en contra de mi voluntad y me empujan cuando intento detenerme. No estamos en el bosque ni en el centro de la ciudad; es una zona intermedia, un territorio olvidado que huele a humedad y decadencia.Camino sin demostrar miedo. Tampoco es que lo sienta.A duras penas puedo sentir algo. La única persona que despierta algo en mí es mi hijo. Todo lo demás… está muerto dentro de mí. Me han usado, manipulado, vendido, secuestrado y atado. Pero ya no más. Esa Hazel murió con Erik.El edificio al que me conducen es oscuro. Afuera aún brilla el sol, pero aquí dentro parece que la noche ha caído horas antes de lo debido. Solo tres ventanas dejan entrar algo de luz, formando sombras alargadas en las paredes desgastadas. Cruzamos una puerta y el ambiente cambia de golpe.Una fábrica abandonada. El polvo flota en el aire y el sonido de mis pasos rebota en el suelo de concreto. Hay más lobos de los que esper
CAPÍTULO 112: COMPROBANDO UNA TEORÍAHazelCuando abro los ojos, el olor a hierro y madera me envuelve. Ya no estoy rodeada de lobos, pero tampoco me encuentro en una celda oscura como la última vez que estuve atrapada en la manada Luna Roja.Estoy en una habitación.El colchón bajo mi cuerpo es sorprendentemente cómodo, el aire no está húmedo y la luz del sol entra por las ventanas.Pero nada de eso importa.Porque al otro lado de la habitación, sentado con las piernas relajadas y la mirada fija en mí, está él. El Alfa.Me incorporo de golpe, sintiendo su presencia.—¿Tú? —espetó con furia—. ¿Qué demonios hago aquí?Intento ponerme de pie, pero un ardor abrasador se dispara desde mi tobillo hasta mi pierna, obligándome a soltar un jadeo entre dientes. Bajo la mirada y entonces lo veo.Un grillete de plata.La quemadura no se había sentido hasta que intenté moverme, pero ahora late con un dolor insoportable. Mi piel hierve en contacto con el metal maldito.—Hijo de put4… —gruño, fulmi
CAPÍTULO 113: EL PRECIO POR TU LIBERTADErikEl tiempo en el reino inmortal es una paradoja cruel. A veces, las horas se desvanecen como arena entre los dedos, y otras, cada segundo se estira como un tormento interminable.Estoy condenado a ser su esclavo. Un Lycan encadenado a su voluntad, obligado a inclinarme ante cada capricho que se le ocurra. Alguna vez, cuando era un cachorro ingenuo, creí que la diosa de la Luna era una madre benevolente, un ser celestial que velaba por nosotros con amor incondicional.Ahora sé que no es así.No somos sus hijos, ni sus elegidos. Somos solo un entretenimiento pasajero, una distracción que creó cuando el aburrimiento la consumía. No nos ve como nosotros la vemos a ella. Y mucho menos le importamos.Hace días insinuó que habría un precio que pagar si quería regresar con Hazel, pero desde entonces no ha dicho nada más. Juega conmigo, se divierte con mi desesperación, pero ya no tengo paciencia para sus juegos.Cuando llego al salón del trono, me e