CAPÍTULO 110: ELLOS VUELVENHazelRosie y yo caminamos por muchos kilómetros hasta que regresamos a la ciudad. Decidimos volver al departamento que tiene Erik para resguardarnos, después de todo, ninguna de las dos tiene un lugar al cual volver.Rosie suspira y se deja caer en el sillón con los pies adoloridos. Yo también me siento a su lado con Harik en mis brazos después de haberlo alimentado con un poco de leche que compré en el camino.La verdad es que no tengo idea de cómo ser madre de un pequeño lobo, pero esa no es la mayor de mis preocupaciones ahora.—Necesitamos una manada, no podemos andar por ahí deambulando como lobas nómadas, seríamos presa fácil y además, eso nos debilita.Muerdo mi labio. Estoy escuchando sus palabras, pero al mismo tiempo mi cabeza está en otro lugar. La última vez que estuve aquí fue con él. Esa noche me reclamó como suya, hicimos el amor en la ducha y en el cuarto frente a mí. No sé si sea capaz de entrar en ese lugar.Aun percibo su aroma, aun huel
CAPÍTULO 111: NO ES QUIEN PENSABAHazelLos malditos Betas de la manada Luna Roja me llevan en contra de mi voluntad y me empujan cuando intento detenerme. No estamos en el bosque ni en el centro de la ciudad; es una zona intermedia, un territorio olvidado que huele a humedad y decadencia.Camino sin demostrar miedo. Tampoco es que lo sienta.A duras penas puedo sentir algo. La única persona que despierta algo en mí es mi hijo. Todo lo demás… está muerto dentro de mí. Me han usado, manipulado, vendido, secuestrado y atado. Pero ya no más. Esa Hazel murió con Erik.El edificio al que me conducen es oscuro. Afuera aún brilla el sol, pero aquí dentro parece que la noche ha caído horas antes de lo debido. Solo tres ventanas dejan entrar algo de luz, formando sombras alargadas en las paredes desgastadas. Cruzamos una puerta y el ambiente cambia de golpe.Una fábrica abandonada. El polvo flota en el aire y el sonido de mis pasos rebota en el suelo de concreto. Hay más lobos de los que esper
CAPÍTULO 112: COMPROBANDO UNA TEORÍAHazelCuando abro los ojos, el olor a hierro y madera me envuelve. Ya no estoy rodeada de lobos, pero tampoco me encuentro en una celda oscura como la última vez que estuve atrapada en la manada Luna Roja.Estoy en una habitación.El colchón bajo mi cuerpo es sorprendentemente cómodo, el aire no está húmedo y la luz del sol entra por las ventanas.Pero nada de eso importa.Porque al otro lado de la habitación, sentado con las piernas relajadas y la mirada fija en mí, está él. El Alfa.Me incorporo de golpe, sintiendo su presencia.—¿Tú? —espetó con furia—. ¿Qué demonios hago aquí?Intento ponerme de pie, pero un ardor abrasador se dispara desde mi tobillo hasta mi pierna, obligándome a soltar un jadeo entre dientes. Bajo la mirada y entonces lo veo.Un grillete de plata.La quemadura no se había sentido hasta que intenté moverme, pero ahora late con un dolor insoportable. Mi piel hierve en contacto con el metal maldito.—Hijo de put4… —gruño, fulmi
CAPÍTULO 113: EL PRECIO POR TU LIBERTADErikEl tiempo en el reino inmortal es una paradoja cruel. A veces, las horas se desvanecen como arena entre los dedos, y otras, cada segundo se estira como un tormento interminable.Estoy condenado a ser su esclavo. Un Lycan encadenado a su voluntad, obligado a inclinarme ante cada capricho que se le ocurra. Alguna vez, cuando era un cachorro ingenuo, creí que la diosa de la Luna era una madre benevolente, un ser celestial que velaba por nosotros con amor incondicional.Ahora sé que no es así.No somos sus hijos, ni sus elegidos. Somos solo un entretenimiento pasajero, una distracción que creó cuando el aburrimiento la consumía. No nos ve como nosotros la vemos a ella. Y mucho menos le importamos.Hace días insinuó que habría un precio que pagar si quería regresar con Hazel, pero desde entonces no ha dicho nada más. Juega conmigo, se divierte con mi desesperación, pero ya no tengo paciencia para sus juegos.Cuando llego al salón del trono, me e
CAPÍTULO 114: HIJA DE LOBOSHazel—¡Esto es una estupidez! ¡No pueden retenerme aquí! —grito forcejeando contra las rejas mientras el desgraciado de Drake me empuja dentro de la celda junto a Kael.—Te quedarás aquí hasta que decida qué haré contigo, Hazel Newton —espeta antes de girar sobre sus talones y marcharse sin siquiera mirarme.La puerta se cierra de golpe, y mi gruñido de frustración resuena en la fría oscuridad de la celda.Otra vez. Otra maldita vez estoy atrapada.Dije que no volvería a pasar, pero evidentemente no puedo cumplir mis promesas. Ahora Rosie no sabe dónde estoy y mi cachorro está lejos de mí una vez más.—Lo siento, Hazel —susurra Kael, con el tono de quien sabe que ha metido la pata—. Creí que te ayudaría, pero…—¡Evidentemente eres un idiota bueno para nada! —le escupo, dándole la espalda.Él me mira con los ojos muy abiertos, sorprendido por mi agresividad. Puedo verlo en su expresión: “Esta no es la Hazel que conocí”, eso es lo que debe estar pensando.—N
CAPÍTULO 115: EL SUEÑO PERFECTOHazelLas lágrimas resbalan por mis mejillas sin control mientras me aferro a él con todas mis fuerzas. Su calor, su aroma, la firmeza de su abrazo… todo es tan real que me duele. Por un instante, pensé que nunca volvería a verlo, pero ahora está aquí, sosteniéndome como si nunca fuera a soltarme.—¿De verdad eres tú? —jadeo, incapaz de contener mis sollozos.Sus manos enmarcan mi rostro con una ternura que me desarma.—Soy yo, Hazel… al menos en el plano astral —susurra contra mis labios.Mi corazón late con tanta fuerza que amenaza con romperse, no lo pienso ni lo dudo, mi boca encuentra la suya en un beso desesperado, hambriento, empapado de todo lo que hemos perdido.Su lengua se enreda con la mía en una danza feroz, reclamándome como suya. Me aferro a su rostro con la misma devoción con la que él sostiene el mío, como si quisiéramos memorizar cada detalle, cada sensación antes de que la realidad nos arrebate este momento.Pero no es suficiente. El
CAPÍTULO 116: SERÁS PARTE DE LA MANADAHazelEl Alfa Drake nos arrastra con cadenas de plata y acónito hacia la misma fábrica abandonada donde lo enfrenté por primera vez. Su expresión de triunfo me repugna, pero no dejo que lo note. Ahora que soy consciente de mis dones el acónito apenas me quema y la plata se siente como cualquier otro metal en mi piel. Ya no me provoca las dolorosas quemaduras de antes. Puedo resistirlo como si no fuera nada.Pero lo que realmente me inquieta es lo que Kael dijo en la celda: “Hacerla formalmente parte de la manada podría ser tu ruina”. ¿Qué quiso decir con eso?Si Erik me pidió que confiara en él, lo haré… pero no puedo hablarle mientras estemos rodeados de enemigos. Una vez más, la fábrica está repleta de lobos que nos observan con miradas cargadas de desprecio e intimidación. No saben que no soy la misma de antes.Mi corazón late con fuerza, la impaciencia me corroe. He perdido demasiado tiempo aquí.—¿Cuál es tu maldit0 jueguito, Drake? —lo enca
CAPÍTULO 117: EL ÚLTIMO ALFA DE LA LUNA ROJAKaelNi siquiera puedo mirar a Hazel a los ojos cuando nos regresan a la celda. A Rosie se la llevan a otro lado junto con el cachorro, imagino que para mantener a Hazel bajo control. Ella resopla y reniega sin decirme nada, puedo imaginar lo que está pensando, lo que cree que soy.A pesar de que le pido que confíe en mí, le he ocultado muchas cosas. Le he ocultado la verdad de mi historia y de cómo todo esto se relaciona con ella.Cuando cierran la puerta ella se sienta en una esquina, bastante lejos de mí.—Hazel… —empiezo a decir.—No quiero escucharte —responde con dureza.—Lo que él dijo no es del todo cierto, tienes que saber la historia real.—¿Y cómo voy a saber que lo que me dices es la verdad? No sería la primera vez que mientes u ocultas algo —acusa.Suelto un largo suspiro.—Lo sé, pero ya no queda nada más que ocultar. Esta es la verdad…***Hace mil doscientos años, mi manada, la Luna Roja, reinaba sobre todos los lobos. No ér