Luan Moen.
Esto no puede estar pasando, después de un mes en el que tuve que alargar la boda hasta encontrar a la mujer que llevara a mi hijo, termina siendo una simple humana y eso no es todo, es mi pareja predestinada, al parecer la diosa Serena así lo quiso, pero me niego a acertarla como mi pareja. Justo en este momento en el que mi manada necesita fuerzas según los altos mandos, que no puedo ayudar con las grandes fortunas que tengo a lo largo de estos años.
— ¿Cómo se llama? — es lo único que pido después de verla salir, es realmente hermosa, no creí encontrarla en esta vida, no creí que aquel cuento de hadas que me creí de chico, se hiciera realidad.
— Luan… es una humana, no creo que a los altos mandos le guste la idea cuando sepan que ella carga a tu heredero, realmente Ria cometió un gran error, también es mi culpa por estar de viaje en ese momento — suspira sentándose tras su escritorio.
— Lo sé en cuanto a los altos mandos, en cuanto a Ria, cometió un gran error, ahora no podré casarme porque esa humana tiene a mi hijo en su vientre, tú la oliste, sabes que es así, por otra parte, Ria es una humana también, que iba a saber — me cruzo de brazos mirando alrededor del consultorio aun sintiendo el olor de ella.
— ¿Es tu alma gemela? Tu reacción fue sorprendente y no creo que fuera porque sentiste a tu hijo — trago saliva sintiendo nervios de pronto — Luan, hace años que una humana había sido alma gemela de un hombre lobo… más siendo esta la madre de tu hijo — la miro.
— Necesito el nombre de la chica, Xia — la veo suspirar.
— Es hija de un viejo amigo, no puedo darte el nombre — trato de calmarme — Pero por lo que sé, es estudiante de la academia nacional de música en la que das becas — la miro un momento y me voy.
(…)
Miro la academia desde hace un rato, he llevado dos días en lo mismo haciendo que Robin, mi beta y secretario, empiece a impacientarse porque no he dicho nada y duramos horas fueras de este lugar.
— Estoy comenzando a perder la paciencia, Luan, dime de una vez por todas, ¿Por qué estamos vigilando la academia cuando podemos entrar y averiguar lo que sea que quieres averiguar? — lo miro un momento.
— No te he dicho, pero sé quién es la madre de mi hijo — me mira sorprendido.
— No puedo creerlo, entonces, ¿Es una estudiante de música? — pregunta mirando a cada chica que pasara, suspiro cruzándome de brazos — ¿Y cómo se llama? — me mira y miro a otro lado, parece quejarse al gruñir — No puede ser, Xia no te lo dijo, ¿Cierto? — asiento.
— Por eso estoy aquí, es la única pista por ahora que tenemos, otra opción, no la hay — veo que sale del carro y abre la puerta haciéndome salir.
— Podemos entrar y averiguar sobre las becas, si no mal recuerdo, tenemos que elegir una lista de 100 participantes y dar la beca a 20 personas — lo miro sin creerlo — Te lo mencioné muchas veces, pero tu cabeza estaba en otra parte al parecer, alfa — comienza a subir las escaleras, lo sigo teniendo un montón de miradas sobre nosotros, puedo sentir la presencia de lobos y vampiros en la academia, hasta podría decir que hay brujos entre todos los humanos, solo que estos últimos no se dan cuenta de nada.
Al pasar por los pasillos intento visualizar el olor de ella, pero nada que la siento, es como si no estuviera aquí o que no quiere ser encontrada para nada.
Sigo mirando a todos lados con ansiedad mientras que Robin hablaba con la secretaria de la academia que al final nos guio hacia el teatro en donde pude olerla al fin, la mujer nos hace seña de sentarnos mientras nos platicaba de los estudiantes de la lista, algunos se encontraban ahí, pero yo solo me detuve a mirar a la morena tocar el violonchelo de manera elegante.
No pensé que era una estudiante de música, le quedaba de maravilla el lugar en el que se encuentra, y que mi hijo lleve la música en sus venas, sería increíble, pero no debo dejarme llevar por mis sentimientos ni por lo que siento de esta humana mandada por la diosa.
— La que toca el violonchelo… — susurro llamando la atención de ambos.
— Oh, veo que le interesa, su nombre es Esmeray Lie, no está en la lista de los 100 posibles becados, ya que elegimos a nuestros candidatos de acuerdo a su talento, aunque es buena en lo que hace, dudo que siga… — miro a la secretaria que se calló de golpe, Robin se da cuenta de lo mismo.
— Me estás diciendo que es de bajo recurso, supongo que sus 100 posibles becados son de padres adinerados, los cuales supuestamente le pagaron a usted para que sus hijos estén dentro, ¿o me equivoco? — sonrío volviendo mi vista al escenario sin esperar la respuesta obvia.
Me levanto y bajo las gradas hasta llegar al escenario en donde levanta la mirada sin dejar de tocar esa melodía que ha quedado grabada en mi mente, parece mirarme fijamente, huelo mejor su esencia y puedo sentir a mi hijo en su vientre que es cubierto por el violonchelo.
— ¿Puedo saber quién interrumpe el ensayo de mis alumnos? — pregunta una mujer a mi lado.
— Luan Moen, el que becara a algunos de sus alumnos — miro a la señora, humana, de unos 60 años, que en algún tiempo debió ser una música muy famosa por su porte.
— Oh señor, no me habían avisado que vendría — dice para nada sorprendida, sigue mirando hacia el escenario y yo hago lo mismo. Veo que dejan de tocar y algunas chicas se ponen a murmurar mientras que Esmeray me mira para luego apartar la vista y comenzar a recoger cuando la profesora dice que se pueden retirar.
Robin se acerca a mi lado y se cruza de brazos mientras pongo mis manos en mis bolsillos del pantalón sin dejar de mirarla.
— Ya tienes su nombre, ¿Qué piensas hacer? Ve y habla con ella — lo miro y niego dando la vuelta para salir de ahí, una vez fuera del teatro veo salir a todos hasta que por último sale ella y me mira.
— ¿Podemos hablar? — pregunto, una chica sale y se queda a un lado de la morena que nos mira.
— Rose, ve adelantándote — la chica se va y hago señas a Robin que se quede mientras entro al teatro en donde al parecer no queda nadie más, nos sentamos en unos asientos cerca de la salida. Se queda completamente callada por lo que me toca hablar a mí.
— Dejemos en claro que yo soy el padre del hijo que esperas, y espero que tengas — su mirada estaba perdida en el escenario, no quería sonar para nada cruel, pero debía contenerme de caer en los instintos que me cargo desde que la vi por primera vez.
— Supongo que habría problemas si no lo tengo… — habla sin dejar de mirar el escenario, luego me mira a los ojos — Pero ahora que está en mi vientre, supongo que también habrá problemas si quiero quedármelo, ¿no? Porque tiene mi sangre también — sus palabras son como dagas, parece estar molesta por la situación.
— Ninguno de los dos tiene la culpa de que esto hubiera pasado, la culpa es de la clínica por este error, aun así, no me puedo quejar que tú seas la madre, y no pienso separarte de él, pero recuerda que también es mío — mira a otro lado y puedo jurar que se ha sonrojado.
— Aun así, tienes una prometida, dudo que le guste la idea de que sea la madre, por lo que es mejor que se mantenga alejado, o simplemente te olvides del niño — está por levantarse y tomo su mano deteniéndola de pronto, me mira, siento una electricidad al tocarla que hace que trague saliva.
— Si, tengo una prometida, pero eso no significa que quiera estar alejado… del niño, claro, tampoco me voy a olvidar algo como eso — carraspeo, se sienta, suelto su mano — Mira, yo quiero a ese niño, por lo que quiero estar en todas las etapas del embarazo, sugiero que vivas en mi casa — parece pensarlo y niega.
— No quiero ser una intrusa en su relación, así que todo por separado mejor, no te negare nada, pero es mejor que sea de a lejos y no es necesario que pagues nada — suspiro sin creer que no pueda llegar a ninguna conclusión con esta chica.
— Eres una estudiante, dudo que tengas dinero suficiente para pagar las citas y comprar todo lo que necesite el bebé, también puedo adivinar que vives en las habitaciones que dan la academia, ¿Dónde vivirá el niño? — lo piensa, claro que lo piensa — Sé que acabamos de conocernos hace unos días y que hoy apenas estamos estableciendo una conversación, pero no piense por ti sino por el niño — me mira a los ojos.
— Mi vida se ha vuelto más desastrosa de cómo estaba antes, señor Moen — se levanta y respiro profundo para volver a tomar de su mano — ¿Puedes dejarme ir? — pregunta molesta.
— No hemos terminado de hablar, así que nos veremos en la noche — no dice nada y se suelta para irse por completo del teatro, Robin entra y me mira desde la puerta — Creo que le he arruinado la vida a una chica sin haber hecho nada — digo.
Esmeray Lie.— ¿Qué te dijo? — pregunta apenas paso por su lado, Rose ha pasado estos dos días pegada a mí más de lo que pensé, nunca la había considero una amiga, pero de pronto, necesitaba hablar con alguien, no tenía a más nadie desde que mi madre había muerto, prácticamente estaba sola por el simple hecho de que mi familia había quebrado por completo.Y me di cuenta que solo estaban conmigo por interés y estatus.— Primero, vamos a comer — me mira fijamente y me sigue saliendo por completo de la academia, el haber hablado con Luan, fue como hablar con una persona cualquiera, pero por un momento vi brillar sus ojos, como si realmente no fuera humano, ¿Debería de preocuparme?— Esmeray, tierra llamando a Esmeray — la miro sin darme cuenta que ya nos encontrábamos en una cafetería, solo puedo suspirar y mirar el menú y luego mi reloj viendo las horas exactas en la que tengo que ir a trabajar al restaurante — Yo pediré un cachito con un capuchino — pide.— A mí dame una tarta de fresa
Luan Moen.Me había preocupado para nada sobre como decirle sobre mi especie, pero al parecer es una chica muy imaginativa para ser solo una humana, dejando de lado eso, no había pensado traerla a la manada y Robin tiene razón, no debí traerla, pero ya se encontraba aquí, no podía hacer mucho ya, me preocupa ella y el niño en su vientre al punto de tener que confesarle a Robin que Esmeray no solo era la madre de mi hijo, sino mi destinada por la Diosa Selene.— Si, soy un hombre lobo… suena raro siendo tú una humana, pero esa es mi especie y el niño en tu vientre… — se levanta alejándose de mí para mirar la ventana.— Eso significa que mi hijo será un hombre lobo… ¿No? — me mira buscando respuesta, no parecía asustada ni nada, pero si estaba procesando todo, ya había arruinado su vida sin haber hecho nada, pero aun así quería arreglar su vida con la poca información que habían encontrado de Esmeray.— Si… aunque aún no se sabe ya que eres humana — me explico, suspira y se sienta en el
Esmeray Lie.De pronto había decidido sin pensarlo mucho, en quedarme en un lugar lleno de hombres lobos y mujeres lobos, en medio de la nada, sin saber en donde, realmente, me encontraba ubicada, solo esperaba a que Rose no se volviera loca en saber dónde me encontraba después de 12 horas desaparecida. Aun así, viendo la mansión en la que me encontraba, no parecía una mala idea el dejar por un tiempo aquel pequeño piso que compartía con Rose.— Bueno, señorita Lie, tiene todo el derecho de aventurarse por la mansión, mientras, yo me llevare sus pertenencias y hare que le consigan ropa comoda… sin excepciones, la ropa no está a discusión ni será devuelta — dice el moreno de ojos azules oscuros, que al parecer es el secretario de Luan.Al verlo irse, me gire y visualice con más detalle la sala, mire hacia la puerta principal sabiendo que hace unos momentos no abrió, lo cual me hace entender, que escapar y encima embarazada, no es para nada una buena idea. Solo respiro profundo y comien
Luan Moen.La veo salir de la biblioteca, no hacía unos minutos había hablado con ella para llegar a un acuerdo y ahora tenía que llegar a otro acuerdo, pero con Deborah que llegó de imprevisto, cuando en realidad Robin me había dicho que llegaría la semana entrante, pero eso no ocurrirá ahora que la tengo frente a mí.— ¿Quién es ella? Y no te atrevas a mentirme, porque la hediondez humana puedo olerla a kilómetros de mí, Luan — me quedo callado y eso enfada un poco más a la rubia — Dime ya las cosas, Luan, está más que claro que ella lleva al niño que se suponía que debía llevar yo, tu prometida, con quien te vas a casar pronto — camino hacia el sofá y me siento aun con su mirada en mí.— Deborah, por los momentos, no habrá cierta boda — me cruzo de piernas y la miro mejor, veo que se cruza de brazos.— ¿Te casarás con ella? Es una humana — suspiro y me levanto acercándome a ella.— No te responderé nada, así que ni lo intentes — me retiro de ahí regresando a mi despacho hasta la ce
Esmeray Lie.Miro hacia a la academia y luego a Luan que me ha traído, si hubiera sabido que Robin es el chofer encima de asistente y otras cosas de Luan, no lo hubiera molestado en que me trajera, pero ya me encontraba ahí.— Llama cuando salgas de su ensayo, asegúrese de darle a Robin el horario de sus ensayos — es lo que dice al ver que Robin sale del carro para sacar mi instrumento de la maletera — Y trata de no sobre esforzarte demasiado, por favor — salgo del carro sin decir nada, solo había pasado una semana desde que comencé a vivir bajo su techo, claro, firme aquel contrato por el bien de mi bebé.Solo esperaba que no incumpla nada de lo que ya estaba escrito, porque ahí si no sabría que hacer por mi cuenta.— Este es mi horario de ensayos y este es mi número de teléfono en caso de que no me encuentre — digo entregando un papel, me mira y saco mi teléfono para dárselo, ahí comienza a poner un número de teléfono y luego me lo entrega, sin decir nada más tomo mi instrumento y c
Luan Moen.Me siento a su lado después de escuchar su respuesta y sonrío un poco.— ¿Por eso no quieres que me vaya de la habitación? — pregunto con una sonrisa de lado.— Si… por eso, necesito lo que ustedes llaman “Feromonas” para estabilizar mi estado hormonal o algo así me explicó la doctora — carraspea mirando hacia un lado que no sea mi rostro con cierta vergüenza de la cual me hace reír sin evitarlo. — Feromonas, ¿eh? — sonrío de lado soltando mis feromonas al ver que se sonroja, tomo su barbilla y logro que me mire a los ojos.— Es por el bien del niño según la doctora… y porque quiero comer bien sin interrupción — dice desviando la mirada, sigo sujetando su barbilla y me vuelve a mirar a los ojos.— Mmm — sonrío un poco acercándome a ella, puedo oler su olor a coco y vainilla como esta mañana cuando la bese, quiero volver a besarla, pero me contengo.Me mira y puedo notar en sus ojos como mis ojos brillan dándome cuenta que he soltado mis feromonas por toda la habitación, t
Luan Moen.Una semana después.Al paso de la semana el trabajo se acumuló y tener que lidiar con los asuntos de la manada más los de la empresa comenzaban a cansarme de sobremanera, ser Ceo y Alfa con una doble vida no era para bueno, ni me podría imaginar la vida del rey de Inglaterra.Suspiro un poco, cuando de repente el sonido del violonchelo me llega desde alguna habitación cercana y podía decirse que provenía desde la biblioteca, era claro, todas las noches a esta hora, Esmeray practicaba sus notas.Cierro un momento los ojos dejándome llevar por la melodía y respiro hondo al sentirme relajado por la extraña sensación que me transmite al escuchar la melodía, decidido, me levanto del escritorio cerrando el portátil, salgo y camino hacia la biblioteca en donde veo las grandes puertas abiertas, me quedo apoyado bajo el umbral observándola tocar con cierta emoción.No me cansaría de verla tocar desde la primera noche, literal que parece un ángel al tocar con gran pasión. No puedo ev
Luan Moen.Deborah me mira furiosa sin decir nada a lo que ordene. Una vez que Esmeray comiera, nos fuimos a la clínica de Xia. Y ahí nos encontrábamos delante de una pantalla donde Xia revisaba mientras pasaba el monitor por el vientre abultado de Esmeray, Xia frunce el ceño llamando nuestra atención.— ¿Es normal que crezca mucho? — pregunta Esmeray preocupada mirando a la pantalla buscando algo, Xia nada más sonríe un poco y nos mira a los dos.— Es normal… ya que son 3 bebés — dice sonriente mostrándonos la pantalla, mis ojos se abren de sorpresa, me quedo en silencio un momento procesando la noticia.— Tres bebés… trillizos — repito en voz baja procesando la noticia que acaba de compartir con nosotros, miro hacia el vientre de Esmeray analizando la situación, por eso se había desarrollado más el crecimiento de su vientre, no era por uno sino por tres.— Pero… — intenta explicarse Esmeray procesando lo que acaba de escuchar.— La inseminación artificial a la que fuiste sometida po