Capítulo 3. Intrusa

Esmeray Lie.

— ¿Qué te dijo? — pregunta apenas paso por su lado, Rose ha pasado estos dos días pegada a mí más de lo que pensé, nunca la había considero una amiga, pero de pronto, necesitaba hablar con alguien, no tenía a más nadie desde que mi madre había muerto, prácticamente estaba sola por el simple hecho de que mi familia había quebrado por completo.

Y me di cuenta que solo estaban conmigo por interés y estatus.

— Primero, vamos a comer — me mira fijamente y me sigue saliendo por completo de la academia, el haber hablado con Luan, fue como hablar con una persona cualquiera, pero por un momento vi brillar sus ojos, como si realmente no fuera humano, ¿Debería de preocuparme?

— Esmeray, tierra llamando a Esmeray — la miro sin darme cuenta que ya nos encontrábamos en una cafetería, solo puedo suspirar y mirar el menú y luego mi reloj viendo las horas exactas en la que tengo que ir a trabajar al restaurante — Yo pediré un cachito con un capuchino — pide.

— A mí dame una tarta de fresas, un emparedado con todo y un jugo de mango — digo y Rose me mira sorprendida, la camarera se va y le sonrío a la castaña — De pronto me dio mucha hambre — se ríe y luego mira hacia la ventana.

— ¿Me dirás? — suspiro.

— Quiere que viva con él para estar más cerca del niño, pero está comprometido con quien sabe y yo no quiero parecer una intrusa en su relación, encima de que lo he pensado y aunque me arruinó la vida por completo, quiero tenerlo, ya está en mi vientre y en algún momento me vi como madre — explico y me mira con atención — Pero lo veía muy lejos al saber que, al ser irregular, sería difícil tener hijos — asiente comprendiendo algo que nunca me había atrevido a decir antes.

— Pero no quieres mudarte con él y seguro ya sabrá toda tu vida porque es un billonario con muchos ceros en la cuenta por lo cual tiene más ventaja y derecho sobre el niño, ¿No te asusta esa idea? — resoplo y hace lo mismo — Lo siento por decirlo, pero hay que ver la realidad de esto — se cruza de brazos mirando por el ventanal y un poco más allá de algunos edificios, la torre.

— Lo sé, lo sé — la camarera aparece y nos deja lo pedido — Intentare encontrar un mejor trabajo que el que tengo, y terminar el ultimo año de la academia, nunca llegue tan lejos — se ríe asintiendo.

— Si, pero, Esmeray… quiero decirte algo… — la miro curiosa — ¿Crees en los hombres lobos, vampiros y brujos? — pregunta de pronto.

— Que pregunta tan descabellada has hecho, Rose, los brujos han vividos añales, sé que existen, pero son más modernos, en cambio lo otro, solo son cuentos de hadas — asiente y la miro confundida, lo preguntó tan serio.

— Lo siento, pero debes saberlo, hay una posibilidad que este hombre sea un hombre lobo — parpadeo un poco — Mi abuela es católica pero la parte de mi familia materna, son brujos y conocemos estas especies que ahora viven entre nosotros — frunzo el ceño.

— Rose… me asustas — río con nervios y sonríe comiendo.

(…)

 Pero no sabía que esta misma noche lo iba a volver a ver, ahí estaba a 5 mesas de distancia, las chicas me miraban sin entender por qué no quería atender aquella mesa, si supieran que se trataba del padre de mi criatura, si, ya lo estaba aceptando de alguna manera, no podía seguir negándolo cuando ya se estaba por meter de poco a mi vida desastrosa.

Lo que sí, eran las palabras de Rose en el almuerzo que no dejaban de procesar en mi mente, y si debía o no creer.

— Esmeray, será mejor que atiendas esa mesa, personalmente quiere que lo atiendas tú, ve y hazlo — me empuja y suspiro soltando todo el aire de mis pulmones mientras me acerco a esa mesa en donde claramente se encuentra solo.

— No deberías de estar trabajando de camarera en tu embarazo, Esmeray — trago saliva al escuchar mi nombre salir de su boca, de alguna manera alguien se lo dijo, pero, aun así, sonaba bien viniendo de él.

— Y usted, no debería de estar siguiéndome a todos lados, señor Moen — sonríe mostrando sus dientes que me han llamado la atención por un momento.

— No la sigo, señorita, simplemente la investigue y me pareció interesante comer aquí — sonrío para otro lado sin creer que sea tan directo sin una pizca de vergüenza.

—Claro, señor, ¿Qué cenará hoy? — pregunto para irme de una vez.

— Claro… dame un filete encebollado y agua… y le vuelvo a recordar, no le recomiendo estar aquí — sonrío anotando y me alejo tomando el menú.

— Si, como no — me quejo acercándome a la cocina y de pronto un olor desagradable me da un poco de nauseas, miro a los lados y termino por entrar, pedir la orden e ir al baño de empleados en donde vomito por completo lo comido esta tarde.

Al parecer, Luan Moen, sabe muchas cosas, pero necesito este trabajo a como dé lugar, no puedo simplemente dejarme llevar, hay un futuro incierto del cual no sé aun y debo estar preparada para lo que sea posible, sobre todo, ahorrar lo suficiente como para no dejarme vencer por ese hombre.

— ¿Estás bien? — miro a una compañera y asiento sonriendo para luego desmayarme por completo.

(…)

Un olor agradable hace que me despierte, observo las sábanas y siento el olor de la almohada, me voy sentando mirando donde me encuentro, al parecer no es un cuarto de hospital, parece una habitación común y grande.

— ¿Estás loco? Trajiste a una humana a la manada, Luan, encima no has querido hablar con Deborah que, por cierto, llega la otra semana — frunzo el ceño sin saber de dónde proviene la voz.

— Cálmate, sentí que algo le pasaba y no podía quedarme de brazos cruzados, Robin, encima de que ya no puedo alejarme de ella — reconozco la voz de Luan, pero no entiendo lo que dice — Mi lobo interior me dice que debo estar con ella, es mi destinada — parpadeo un poco levantándome de la cama, me acerco poco a poco a la gran ventana y noto puro árboles de pinos, como si hubiera dejado atrás Paris.

La puerta se abre y Luan me mira al igual que yo a él.

— ¿A dónde me has traído? — pregunto tocando el vestido que tengo puesto — ¿Me cambiaste? — suspira y cierra la puerta.

— Primero debes de sentarte… — lo hago con calma — Hay algo que debes saber y no sé cómo vayas a reaccionar — frunzo el ceño por su seriedad.

— ¿Me secuestraste? — frunce el ceño.

— ¿Qué? No, claro que no lo hice, puedes irte cuando quieras — asiento procesando — Solo que… yo no soy simplemente un humano — lo miro otra vez, sus ojos brillan y justo recuerdo lo hablado con Rose.

— Eres un hombre lobo… ¿No? — me mira sorprendido, por lo que mis dudas son acertadas de alguna manera.

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