Hola, hola, cariñitos, aquí les dejo el primero del día!! besooos y gracias por leer.
Emma Salgo del restaurante con el corazón acelerado, el eco de las palabras de Sofía repitiéndose sin cesar en mi mente. Cada paso que doy es una mezcla de decisión y miedo, una sensación de que estoy a punto de enfrentarme a algo que cambiará todo lo que creía saber. Roco espera afuera, mirando hacia el restaurante y la calle mientras cuida, pero aprovecho que está distraído y camino en dirección opuesta, sintiendo una pequeña victoria al saber que él logró salir sin que me siga. No quiero que nadie sepa a dónde voy ni que me acompañen. La ansiedad se me instala en el pecho mientras me acerco a la empresa. No importa que los empleados me lancen miradas curiosas o que algunos susurren a mis espaldas. Nada importa ahora más que encontrar a Jhon y exigirle la verdad. Sofía tiene que estar mintiendo, tiene que estarlo… pero si no lo está, necesito escucharlo de su propia boca. Mi teléfono vibra en mi bolso, y cuando lo saco, veo que es un mensaje de Damian. "¿Dónde estás?", pre
DamianEstoy en el penthouse, en plena reunión con Tomás y Alex, revisando estrategias. Tomás recita una lista de nombres de empresarios locales, aquellos con quienes Victoria Blackthorne ha tenido colaboraciones en el pasado, y que serán los primeros a los que deberemos atraer para nuestro bando si queremos desmoronar el imperio de los Blackthorne. Pero mi atención se desvía, un pensamiento inoportuno aparece una y otra vez, aunque trato de apartarlo sin éxito: ¿Por qué Emma se fue del restaurante sin avisar? Más aún, ¿por qué lo hizo sin que Roco la acompañara?Detesto que la gente no cumpliera su palabra, y había dejado claro que me vería allí. Es extraño, tengo una corazónnada de que algo ha pasado.¿En dónde demonios te metiste? , pienso, justo cuando la voz molesta de Tomás me saca de mis pensamientos.—Damian, ¿acaso estás escuchando algo de lo que te he dicho? Es como hablar con la m*****a pared.Parpadeo y solo entonces me doy cuenta de algo que me molesta y sorprende por ig
DamianNunca, y digo, nunca llevo a nadie a mi casa. Mucho menos a una mujer, y menos aún una mujer en el estado en el que está Emma ahora mismo, entre medio ebria y nostálgica, apoyada contra la ventanilla y perdiéndose en la ciudad que pasa ante sus ojos.Sus ojos reflejan una mezcla de tristeza y desinhibición que no puedo ignorar, una que ya he visto en otros rostros antes, pero que, viniendo de ella, me produce algo que no soy capaz de definir.En realidad, en lo único que puedo pensar es en que debería llevarla a casa de su amiga. Es lo lógico y lo sensato. Pero la idea de Emma, bailando sola en medio de la pista del bar, rodeada de extraños que intentan acercarse más de la cuenta, logra algo en mí que, sin entender por qué, me impidió hacerlo.Y ahora, aquí estoy, llevándola directamente a mi casa y decidiendo ignorar las consecuencias.Nos detenemos en un semáforo y Emma, tras varias canciones pasadas de una a otra como si buscara un canal de radio en pleno caos, se detiene
EmmaDespierto con un dolor de cabeza tan intenso que siento como si cada latido fuera un martillazo en mis sienes. Mis extremidades pesan como plomo y el cuerpo entero parece que me ruega por agua y descanso. Me regaño internamente, ¿Por qué demonios tuve que beber tanto? Y peor aún, no recuerdo cómo llegué a casa, ni siquiera sé si le avisé a Melissa. Miro alrededor con ojos aún entornados, esperando ver las paredes conocidas del apartamento de mi amiga, pero… este no es el cuarto de Melissa. Ni de cerca.Mi respiración se ataca al tomar la habitación con la mirada y ver que, definitivamente, no es donde debería estar. Las paredes, el mobiliario… nada aquí tiene sentido. Mi corazón se acelera, golpeando fuerte y rápido contra mi pecho mientras trato de ordenar las ideas. Mis ojos recorren la habitación hasta que se posan en el suelo, donde veo un bulto de tela que reconozco inmediatamente. Es mi ropa... tirada en el suelo.Mis ojos bajan lentamente, temblando mientras me atrevo a
DamianEl sabor de los labios de Emma aún persiste en los míos, cálido y suave. Siento cómo su respiración se entremezcla con la mía mientras nuestras bocas se buscan, como si cada beso añadiera una nota inesperada de intensidad. Sin embargo, en medio de ese impulso, noto cómo mis pensamientos intentan regresar a su cauce: Emma es un medio, una herramienta en mi plan.En ese instante, el sonido insistente de la puerta nos saca del trance. Tomás. Reconozco su manera particular de golpear, tan precisa y autoritaria que apenas permite que mis pensamientos se mantengan en su lugar. Emma que se ha separado de mi por la impresión del sonido, me mira, sus mejillas teñidas de rubor, y se aparta lentamente, respirando agitada.—Yo… eh… yo voy a… a vestirme —murmura, con voz entrecortada antes de ir hacia el dormitorio.—De acuerdo—le digo, viendo como se aleja con rapidez.Respiro hondo, pasándome la mano por el cabello. Aún siento el latido en mis sienes, la mezcla de adrenalina y, por qué
SofíaMe recuesto en la silla, con una sonrisa triunfante al ver las fotos en la revista. La sociedad finalmente ha aceptado lo que siempre supe: Jhon y yo estamos hechos el uno para el otro, y el bebé que llevo es la prueba de que ese futuro es tan real como lo ha sido siempre para mí.La mosca muerta, como me encanta llamar a Emma en mi cabeza, finalmente ha salido de escena, y el escenario queda libre para que ocupe el lugar de la señora Blackthorne. Jhon nunca sospechó ni por un momento de mis pequeños empujones aquí y allá para acelerar las cosas. Solo tuve que mover algunos hilos, y voilà, ¡he logrado que Emma se marche!Y ahora, con su “verdadera esposa” fuera del cuadro, puedo mudarme sin ninguna sombra sobre mí. Por eso, sin más, tomo mis maletas, las meto en el auto y manejo con una mezcla de emoción y orgullo hacia la casa de Jhon. Mi casa, al fin y al cabo. Al llegar, estaciono y me bajo con una sonrisa segura. Toco el timbre y espero ansiosa, sabiendo que esta será la so
EmmaEstoy en la cocina del apartamento que comparto con Melissa, revolviendo distraídamente una taza de café que ni siquiera recuerdo haber preparado. Mi mente está atrapada en un remolino desde lo ocurrido en la casa de Damian. La forma en que me miró, ese beso... ¿qué fue realmente? ¿Era solo el calor del momento o había algo más? Dios, siento que apenas puedo concentrarme desde que volví. Solo pienso en él y en la sensación de sus labios hace que el corazón se me acelere.Melissa aparece en la puerta y me observa en silencio por un segundo antes de decir con una sonrisa divertida:— ¿En qué estás pensando? ¿Es que finalmente vas a contarme qué pasó anoche?Su pregunta me devuelve al presente de golpe. Mi corazón tarde más fuerte mientras considero si debería o no contarle. ¿Me juzgará? ¿Pensarás que soy una tonta por sentir algo por otro hombre tan pronto? Pero... necesito decirle a alguien. Así que respiro profundo, y nerviosa, empiezo a hablar:—Damián... me encontró en un bar
DamianSalgo del edificio, dejando atrás el extraño peso que siempre siento cuando estoy estoy por ir a la empresa, como si el tiempo mismo me recordara todo lo que tengo que hacer y todo lo que he perdido.Hoy, sin embargo, no pienso dejarme llevar por esos pensamientos. Hoy tengo algo en lo que concentrarme: Emma y el efecto que empiezo a notar que tengo en ella.Sonrío mientras arranca el motor y me adentro en el tráfico matutino. Aún puedo imaginar su mirada después del beso de ayer, su rostro sonrojado y su respiración acelerada. Algo me dice que cuando llegue a la oficina, estará avergonzada, y eso me divierte. Una parte de mí espera encontrarla allí, sonrojada y evitando mi mirada. La otra… bueno, la otra parte de mí está calculando cada movimiento, buscando la forma de aprovechar cada oportunidad para que Emma se sienta cada vez más cercana, para que se apoye en mí. No importa lo que me cueste; Tengo que hacer que sea vulnerable conmigo para poder acabar con todos los Blackth