Un año después…
Salí a toda prisa del elevador sujetando con fuerza mi bolso, pasé por una pequeña vitrina y aprecié mi peluca rubia.
Solté un suspiro y observé el restaurante buscando al hombre que necesitaba aniquilar.
Esta era mi primera prueba de fuego y tenía que darme a conocer, tenía que lograr que Sarah confiara en mí Este año fue algo definitivamente lejos de mi zona de confort ya que no estaba acostumbrada a pelear y aprender sobre armas día y noche.
─Señorita ¿Tiene reservación? ─preguntó el camarero a mi lado.
Había aprendido a hablar ruso, italiano, español, portugués y francés gracias a Sarah.
─Excusez-moi? je ne peux pas le comprendre ─solté en mi perfecto francés.
«¿Disculpe? No logro entenderlo»
Era una buena excusa para adquirir tiempo y lograr ser la típica chica extraviada.
─ ¿Que si tiene una reservación? ─preguntó en un perfecto francés.
─Sí, mis amigos están en la mesa del fondo.
Él camarero asintió y me dejó pasar, inmediatamente emprendí mi caminata hasta la mesa en donde estaba el ruso que hoy dejaría de respirar.
Miré mi reloj de mano y me quedaban aproximadamente ocho minutos.
Me acerqué a la mesa y sonreí mirando hacia el hombre de barba poblada.
─Dobryy den', vy kandidat v prezidenty?
«Buenas tardes ¿Usted es el candidato a presidencia?»
El hombre asintió con una sonrisa, se levantó de su silla y me tendió su mano ─Sí, mucho gusto preciosa.
─El gusto es mío ─respondí.
Inmediatamente saqué el arma de mi bolso y le disparé entre sus ojos.
Todos los presentes empezaron a correr hacia la salida, los guardaespaldas del que sería el nuevo presidente se levantaron y empezaron a disparar hacia mí.
Corrí hacía una mesa y la volteé colocándola como escudo, apunte a dos hombres y les disparé, uno de los hombres me tomó del cabello haciendo que soltará mi arma. Di media vuelta en el suelo y lo tumbé con mi pie, me coloqué sobre él y tomé uno de los tenedores del suelo enterrándolo en su pecho.
Tomé su arma y la mía, levanté su cuerpo del suelo y lo coloqué de escudo mientras que continúa disparando hacia los pocos hombres que estaban frente a mí. Uno de ellos cayó al suelo, corrí hasta él y disparé en su rostro, él otro me tomó del brazo y lo volteó a mi espalda, pero gracias a Ximena ya lograba salir de esa llave.
Encorvé mi espalda volteando el cuerpo del hombre sobre mí hasta que cayó al suelo, tomé mi arma y le disparé en la cabeza. Aprecié el lugar y ya no había ningún hombre con vida, las personas que estaban comiendo habían abandonado el restaurante incluyendo los trabajadores.
Corrí hacia la puerta de salida, me deshice de los guantes negros, el abrigo de felpa y la peluca. Frente a una carretera estaba un auto de color rojo con Finn dentro, aceleré mi recorrido y llegué hasta esté cerrando la puerta de un portazo.
─Tres minutos de retraso ─soltó Sarah desde el asiento de atrás.
─Tuve... tuve que pensar en una táctica para llegar a su mesa ─respondí tomando aire.
─Eso no es excusa, estas entrenada para hacer todo dentro de quince minutos, ni un minuto más ni un minuto menos.
Rodeé los ojos y asentí.
─Toma, limpia tu rostro ─exclamó Finn tendiéndome un pañuelo.
Arregle mi cabello negro desde el pequeño retrovisor, junto al flequillo que ahora había decidido llevar sobre mi frente. Observe mis ojos cafés que ya se encontraban dilatados.
Eso era la adrenalina del momento. No quería esta vida y ahora estaba hecha para esto y lo peor de todo es que lo amaba.
─Tengo otro trabajo para ti Gia ─soltó Sarah hojeando un portafolio.
─ ¿Para cuándo? ─pregunté.
─ ¿Como qué para cuándo? Esto es rápido, para mañana es tarde.
─ ¡¿Qué?! ¿Se supone que lo tengo que hacer ya?
─Tienes que viajar hoy, te mantendrás una semana en ese país hasta que elimines a la mujer que pronto conocerás y luego puedes tomarte una semana de vacaciones.
─ ¿Qué país? ─pregunté.
─República Dominicana.
Nunca había ido a ese país.
─Tendrás un pasaporte nuevo, dinero, documentos para que conozcas a la mujer que eliminaras y un auto.
─ ¡¿Un auto?! ─grite con entusiasmo.
─Sí, un auto y deja de gritar ─soltó Finn.
─Muchas gracias, yo... yo lo haré.
─Habrá un baile de beneficencia dentro de cuatro días y tienes que estar ahí para que nos informes cómo se comporta ella y cuando te dé la señal podrás eliminarla.
─ ¿Quién es la mujer? ─pregunté.
─Monserrat Ramírez, hija de un sicario de México que pronto conocerás.
Asentí y Sarah me tendió los documentos, revisé las hojas y di con una chica de cabello rojizo, en una de las fotos se encontraba bajando de un avión.
─Finn déjala en el departamento para que haga sus maletas ─ordeno Sarah.
─Dentro de dos horas pasaremos por ti para llevarte al avión privado.
Asentí y me mantuve en silencio.
Siempre soñé con viajar por distintos países, conocer el mundo a mi alrededor y mantenerme siendo la chica que era antes de entrar a este mundo, pero ahora era una persona completamente diferente y aunque aún poseía lo que me caracterizaba sé que con el pasar del tiempo empezaría a quedar atrás y la nueva yo empezaría a tomar semblante en mí.
Mis manos empezaron a temblar y las apreté logrando que las uñas se enterraran en la palma de mi mano.
La jodida ansiedad y mi tiempo de rehabilitación estaba empezando a joderme de formas que Sarah ni Finn aun conocían y lo peor era el hecho de que tenía miedo que en algún momento descubrieran que mi mente se estaba cenizas.
Y eso era grave porque la mente de una persona es lo más importante y lo que realmente te deja en la nada.
─── † ───•
Después de recoger algunas de las pequeñas cosas que mantenía en mi departamento estaba en el auto con Finn y Sarah nuevamente.
Solté un suspiro al llegar al lugar en donde me esperaba el avión privado.
Finn detuvo el auto y salí. Inmediatamente la nieve se hizo presente en mi cabello.
─Ayúdala con las maletas ─soltó Sarah.
Caminé hasta el asiento trasero y abrí la puerta dando con los ojos azules de Sarah ─ ¿No piensa darme un abrazo? ─pregunté con una sonrisa.
─No ─respondió tendiéndome tres tarjetas de crédito, un pasaporte y más documentos.
─Sé que me vas a extrañar ─solté y ella negó con la cabeza.
─Vete Gia y acaba con esa mujer.
Asentí y caminé hasta el avión en donde Finn me esperaba con mis maletas. ─Gracias Finn.
─Buena suerte Gia ─exclamó y me rodeó en un abrazo que igual respondí.
Las manos de Finn se dieron paso en mi cintura y luego de unos minutos gire mi rostro para dejar el abrazo y su rostro quedo a centímetros del mío lo cual me tomó por sorpresa así que deshice el abrazo.
Subí al avión y solté un suspiro antes de mirar a la camioneta en donde aún permanecían esperando que el avión saliera de este lugar.
Tomé lugar en uno de los asientos. Aun no podía creer que me había convertido en una asesina a sangre fría, era jodidamente excitante llegar a un lugar y jugar a ser cualquier persona solo para llegar a mi objetivo y después de eso acabar con la vida de esas personas.
Ahora tenía en mente a la tal Monserrat era una nueva ficha que debía borrar del mapa, como todo lo que hacía.
† CHICA NORMAL †Santo Domingo, República Dominicana.Gia.Al bajar del avión solté un suspiró este lugar era más hermoso de lo que imaginé.─Bienvenida señorita Russo ─dijo el piloto tendiéndome mis maletas.─Gracias.Disimuladamente metió entré una de mis manos un IPhone que era diferente al mío. Supuse que por ese medio me comunicaría con Sarah.Arrastré mis maletas y caminé hasta el aeropuerto, pero antes el teléfono sonó sacándome de mis pensamientos lo llevé hasta mi oreja y contesté.─ ¿Bueno?─Pero que perfecto español ─dijo al otro lado Sarah.Mostré una sonrisa.
† COLORES SALVAJES †Gia.Me dediqué en conducir siguiendo todas las instrucciones del GPS y en menos de media hora ya me encontraba frente al enorme local en donde había una larga fila de personas. Bajé del Audi y algunas miradas cayeron sobre mí no pude evitar sonreír ante el hecho de que estaba causando revuelo con tan solo existir.Caminé hasta la fila y me mantuve unos minutos en ella hasta que llegó mi turno de mostrar mi identificación, el seguridad me colocó el cintillo en la muñeca y luego abrió la puerta para mí.Los colores salvajes del lugar dieron a mi rostro y no pude evitar entrecerrar mis ojos ante esos colores. Observé todo a mi alrededor y mis ojos dieron a las personas que se encontraban bailando en la pista de baile al ritmo de
† PLACER EXCITANTE †Hummer.El hecho de que me tropezara con la hermosa chica que ahora se encontraba frente a mí me dejaba pensando en más de una situación en donde la ropa no era necesaria y aunque sonara mal no podía dejar de ver como sus pezones resaltaban en el vestido y ni hablar de lo bien que bailó hace minutos.Me encontraba en el área VIP cuando mis ojos dieron a ella y no sé porque pensé que sería de este lugar, pero me llevé una enorme impresión al enterarme de que la chica era de Italia.Sus ojos cafés estaban sobre los míos y por la forma en la que me miraba podía decirse que ella estaba pensando lo mismo que yo y eso era que ambos necesitábamos del otro.Su cabello negro junto a ese flequillo se encontraba haciendo estragos en m
† JUEGO SUCIO †Hummer.Abrí uno de mis ojos gracias a la luz del sol que entraba por el balcón. Todavía podía sentir el aroma de Gia impregnado en mí. Volteé mi mirada y pude apreciar su rostro debajo de ese cabello negro, su trasero cubierto por una pequeña cobija, mientras que su espalda estaba desnuda, pude apreciar un tatuaje en forma de un dragón en toda su espalda lo cual se me hizo muy excitante.Me levanté de la cama tomando mi bóxer del suelo, salí de la habitación y escuché mi teléfono sonar desde el primer piso inmediatamente bajé las escaleras de dos en dos hasta llegar a mi teléfono.Pude ver el nombre en la pantalla, se trataba de Tyler. Mi jefe.─Buenos días Tyler ─contesté.─
† ALGO NUEVO †Gia.Escuché el sonido del timbre de entrada, pero estaba tan a gusto en esta grandiosa cama junto al aire acondicionado que sentí que si abría los ojos no conciliaría el sueño nuevamente.─ ¡Hummer! ─grité, pero no recibí respuesta.Llamé tres veces más y nada, así que me limité en abrir los ojos, tomé mis bragas del suelo junto a la camisa de Hummer y caminé hacia la escalera.Observé la sala, la cocina y no vi rastros de Hummer.¿Dónde mierda se metió?Al abrir la puerta me topé con una chica de cabello rojizo con un uniforme de lo que parecía ser la recepcionista del hotel, ella dirigió su mirada a mi atuendo y luego a mi rostro y elevo sus cejas.
† PLAN A FAVOR †Hummer.Ya tenía un día sin saber de Gia y estaba a punto de volverme loco, ya entendía que sintió Austin al conocer a su novia hace seis meses, siempre me burlaba de él y él me repetía mil veces que en algún momento iba a encapricharme y ahora lo entendía a la perfección.No era amor precisamente lo que sentía, pero supongo que, al conocer a esa despampanante de cabello negro, ojos cafés y ese acento que mataba me dejo con ganas de conocerla más. Gia llegó y me dejó en una pequeña nube en donde solo quería mantenerla a mi lado y que ningún chico la mirará.Sé que cualquiera que estuviera a mi lado y le contara las cosas que estaban pasando por mi cabeza me trataría de loco obsesi
† SOLEDAD Y ALCOHOL †Gia.Me encontraba frente al pequeño televisor admirando el poco reflejo que este emanaba ya que se encontraba apagado y el hecho era de ni siquiera teníamos luz en este lugar de mala muerte como para admirar algún programa de televisión, pero ya estaba acostumbrada a esto.Estaba acostumbrada a estar en el este lugar sola, con un millón de preguntas en mi cabeza y la principal era el hecho del porque me había tocado continuar mi vida sola sin la compañía de mis padres, algún hermano, un familiar que me recalcará el hecho del porque estaba en este mundo.Una lagrima descendió por mi mejilla y luego otra y así sucesivamente hasta el punto en el que ya me encontraba con mis piernas frente a mi pecho hipeando gracias a
† FUERA DE ESTE MUNDO †Gia.El hecho de estar en un gimnasio dejando salir toda esa ira que llevaba conmigo y tratando de pensar en otras cosas solo me hacía sentir un poco mejor o quizás hasta más que bien de lo que debería sentirme.Cada vez que mis pesadillas se hacían presentes solo me llevaban a que mi ansiedad creciera y que esas jodidas ganas de recurrir nuevamente a las drogas se incrementaran, pero había aprendido a que mi cerebro no podía ganarme en estas jugadas ya que esa es tu arma más letal.Si no controlas tus pensamientos estás perdida. Eso siempre me lo repetía Sarah cada vez que soltaba uno que otro golpe a la bolsa de arena frente a mí ya que solo recordaba el rostro de Jay y mi ira crecía.El chico que se encontraba a unos metr