El frío hizo efecto en mí en cuanto bajé del avión, acomodé el pequeño gorro de lana que el hombre del callejón me había tendido. En todo el viaje no volvimos a hablar y agradecía por ello, todavía me encontraba en un pequeño estado de shock, no podía creer que había asesinado a Jay.
─Aunque sea deberías decirme tu nombre, quién sabe si eres un asesino y me vas a matar por lo que hice hace unas horas ─solté.
─Soy Finn O' Neil, pero no necesitas saberlo, yo solo sigo órdenes de la encargada de ARF, con ella si necesitas hablar.
Asentí y caminé a su lado mientras las personas a mi alrededor dirigían su mirada a mí y lo entendía era más que obvio estaba en pijama con unas botas cafés y ni rostro casi hinchado de las bofetadas de Jay.
─ ¿Esta es la oficina? ─pregunté.
─Este es el campo de entrenamiento.
Era extremadamente grande, un edificio de tres pisos, con diferentes seguridades, hombres, mujeres e incluso adolescentes.
─ ¿Qué edad tienes? ─preguntó.
─ ¿No se supone que sabías todo de mí?
─Esa parte no.
─Tengo veinticuatro recién cumplidos.
Él asintió y se detuvo frente a un elevador dejándome pasar lo cual hice. Colocó el piso número tres y nos mantuvimos en completo silencio.
─ ¿Y tú qué edad tienes? ─pregunté.
─Veintiocho.
─ ¿No se supone que solo son cinco años de servicios? ¿Eres nuevo?
─No ─respondió así de seco.
Me limité en mantener silencio mientras el elevador ascendía hasta nuestro piso. Al llegar a el tercer piso una chica de cabello rizado y tez morena se acercó a nosotros con una sonrisa.
─Mister Finn, dobro pozhalovat', i vy, dolzhno byt', novaya devushka.
«Sr. Finn, bienvenido y tú debes ser la chica nueva»
La chica dirigió su mirada a mí y me tendió la mano, miré en dirección a Finn y hablé; ─Dígale que no hablo ruso.
─Ella no habla ruso ─soltó él en dirección a la chica en un perfecto italiano.
En ese momento me pregunté ¿Cómo lo hablaba tan bien? Desde que nos encontramos en el callejón me habló en italiano y pensé que era de ese lugar, pero ahora mis sospechas estaban por el suelo.
─ ¡Oh disculpa! ─dijo la chica hablando en italiano ─Soy Anne, soy una de las secretarias de la agencia ─me tendió su mano y la acepté.
─Gia Russo, un placer ─respondí.
Continúe mi camino junto a Finn en dirección a una puerta del fondo con una enorme águila a un lado de está. Finn abrió la puerta y frente a mi estaba una mujer de gafas en un escritorio levantó su mirada y sus ojos azules dieron a los míos.
─Aquí está la chica ─soltó Finn.
─Hola ─dije en dirección a ella.
─Gia Russo, italiana, veinticuatro años. ─ la mujer hablaba mientras hojeaba un portafolio frente a ella. ─ ¿Puedo preguntar por qué estás tan desarreglada?
─Yo... me encargué de unos asuntos antes de aceptar la propuesta.
─ ¿Asesinar a tu novio? ─preguntó.
─ ¿Cómo lo sabe?
─Finn me comentó en el momento en que decidiste dormir en el avión.
─Bueno, sí era eso.
─De todos modos no me interesa, estas aquí porque yo mande a que te encontrarán, accediste a pertenecer a la ARF y eso harás. Desde hoy, vives y respiras por cada una de las personas que se encuentran en este edificio y sobre todo tienes que encargarte de cada persona que...
─ ¿Sólo estoy aquí por cinco años cierto? Yo... yo no pretendo toda mi vida ser una asesina, yo quiero cumplir otras cosas en mi vida.
─Nadie en este lugar tiene cosas que cumplir en su vida y deberías cambiar esa pequeña parte de tus pensamientos y dejarla atrás porque ahora ya no serás esa chica ─se levantó de la mesa y caminó hasta a mí, ─Desde este momento te convertirás en una temible asesina y sobre todo una chica letal.
Tragué grueso y desvié mi mirada a Finn quien estaba leyendo una revista. ─ ¿Sabes disparar un arma? ─preguntó la mujer.
─No.
─ ¿Técnicas de defensa personal?
─No.
─Debí suponerlo solo mira tu rostro, pero bueno empezaré desde cero contigo y será en este instante.
─ ¿A qué se refiere con eso? ─pregunté.
─Empezaras a entrenar ya.
Finn se levantó y me tomó del brazo llevándome hasta la puerta.
─ ¿Puede decirme su nombre? ─pregunté
─Sarah ─respondió y asentí. ─Gia ─habló la mujer dirigiendo su mirada a mí.
─ ¿Sí?
─Nunca pongas tu fe en los hombres, si no en ti misma ─soltó.
─Sarah la entrenaré si no funciona enviaré su cadáver en una bolsa ─dijo Finn a mi lado.
─ ¡¿Qué?!
Finn me llevaba tomada del brazo hasta el elevador, entramos a esté y presionó el botón del segundo piso.
En ese momento lo visualice mejor era un chico de uno ochenta como mucho, complexión gruesa, cabello castaño en una cola, ojos cafés. Era muy atractivo.
─ ¿Que hay en el segundo piso? ─pregunté.
─Un campo de entrenamiento, primero empezaras con combate cuerpo a cuerpo contra otras chicas cuando las derrotes empezarás contra un hombre y luego empezaré a entrenarte con las armas.
El elevador se detuvo y salí en compañía de él a lo que era el segundo piso. Abrió una puerta y frente a mí había cinco chicas peleando entre ellas.
─Ximena ─soltó Finn en dirección a las chicas.
Una chica de cabello rapado a un lado y cubierta de tatuajes camino hasta él. ─ ¿Sí?
─Tienes una contrincante ─dijo señalándome.
La chica sonrió y me tendió su mano la cual tomé ─Gia Russo, mucho.... ─soltó un golpe en mi rostro haciendo que cayera al suelo de inmediato, llevé mis manos a mi nariz y pude ver como la sangre caía a chorros.
─Esto será divertido ─dijo la chica.
─Levántate y pelea ─ordenó Finn.
Me levanté del suelo como pude y me coloqué frente a la chica ─A la cara no por favor ─pedí.
─Como digas niña ─dijo antes de golpear nuevamente mi rostro.
Caí al suelo y lágrimas salían de mis ojos, mi cabello negro ya estaba sobre mi rostro. Esto iba a ser más difícil de lo que pensé.
─ ¿Estás bien Gia? ─preguntó Finn.
─Sí ─respondí levantándome del suelo.
Aquí vamos otra vez.
Me tomó meses aprender a luchar, ser estratégica en mis movimientos, pensar con cabeza fría, conocer el punto cumbre de las personas a mi alrededor. Cargar un arma, conocer todo sobre ellas y lo principal tener el tino necesario para disparar en ese lugar que todos deseaban.
Fue difícil amoldarme a un mundo en el cual no estaba acostumbrada. Pelear con chicas que sabían atacar muy bien, luego pasar a chicos con más fuerza que yo, pero lo logre.
Lo más difícil fue el hecho en aprender a utilizar un arma, saber cada una de las cualidades de una, las balas necesarias, el calibre de cada una, el buen manejo de ellas y sobre todo la puntería que me era más difícil a medida que pasaban los días.
Todo había pasado tan rápido que mi cerebro no lograba procesarlo del todo bien. Pasaban los días y yo aun no me mantenía esperando despertar del sueño en el que me encontraba, pero no era así.
Estaba era la jodida realidad.
Pasé de ser una chica idiota que solo buscaba sentirse bien por un maldito novio abusador a ser esa chica con garras que termino con él y llego a aceptar esta vida.
Esta vida dura, una vida de una asesina a sueldo.
Aun una parte de mi le dolía pensar en que la vida que tenía programada para mí ya no valía de nada, ya que ahora tenía que pasar página y empezar de cero con esta vida que había aceptado.
Así era la vida una mañana te despertabas pensando que todo sería como el día anterior, pero en cuanto pasaban los minutos algo era diferente, y ahora mi vida era así.
Era diferente.
Al tener un gran poder en mis manos me hacía sentir fuerte, diva, inalcanzable y sobre todo letal.
† QUINCE MINUTOS †Un año después…Gia.Salí a toda prisa del elevador sujetando con fuerza mi bolso, pasé por una pequeña vitrina y aprecié mi peluca rubia.Solté un suspiro y observé el restaurante buscando al hombre que necesitaba aniquilar.Esta era mi primera prueba de fuego y tenía que darme a conocer, tenía que lograr que Sarah confiara en mí Este año fue algo definitivamente lejos de mi zona de confort ya que no estaba acostumbrada a pelear y aprender sobre armas día y noche.─Señorita ¿Tiene reservación? ─preguntó el camarero a mi lado.Había aprendido a hablar ruso, italiano, español, portugués y francés gracias a
† CHICA NORMAL †Santo Domingo, República Dominicana.Gia.Al bajar del avión solté un suspiró este lugar era más hermoso de lo que imaginé.─Bienvenida señorita Russo ─dijo el piloto tendiéndome mis maletas.─Gracias.Disimuladamente metió entré una de mis manos un IPhone que era diferente al mío. Supuse que por ese medio me comunicaría con Sarah.Arrastré mis maletas y caminé hasta el aeropuerto, pero antes el teléfono sonó sacándome de mis pensamientos lo llevé hasta mi oreja y contesté.─ ¿Bueno?─Pero que perfecto español ─dijo al otro lado Sarah.Mostré una sonrisa.
† COLORES SALVAJES †Gia.Me dediqué en conducir siguiendo todas las instrucciones del GPS y en menos de media hora ya me encontraba frente al enorme local en donde había una larga fila de personas. Bajé del Audi y algunas miradas cayeron sobre mí no pude evitar sonreír ante el hecho de que estaba causando revuelo con tan solo existir.Caminé hasta la fila y me mantuve unos minutos en ella hasta que llegó mi turno de mostrar mi identificación, el seguridad me colocó el cintillo en la muñeca y luego abrió la puerta para mí.Los colores salvajes del lugar dieron a mi rostro y no pude evitar entrecerrar mis ojos ante esos colores. Observé todo a mi alrededor y mis ojos dieron a las personas que se encontraban bailando en la pista de baile al ritmo de
† PLACER EXCITANTE †Hummer.El hecho de que me tropezara con la hermosa chica que ahora se encontraba frente a mí me dejaba pensando en más de una situación en donde la ropa no era necesaria y aunque sonara mal no podía dejar de ver como sus pezones resaltaban en el vestido y ni hablar de lo bien que bailó hace minutos.Me encontraba en el área VIP cuando mis ojos dieron a ella y no sé porque pensé que sería de este lugar, pero me llevé una enorme impresión al enterarme de que la chica era de Italia.Sus ojos cafés estaban sobre los míos y por la forma en la que me miraba podía decirse que ella estaba pensando lo mismo que yo y eso era que ambos necesitábamos del otro.Su cabello negro junto a ese flequillo se encontraba haciendo estragos en m
† JUEGO SUCIO †Hummer.Abrí uno de mis ojos gracias a la luz del sol que entraba por el balcón. Todavía podía sentir el aroma de Gia impregnado en mí. Volteé mi mirada y pude apreciar su rostro debajo de ese cabello negro, su trasero cubierto por una pequeña cobija, mientras que su espalda estaba desnuda, pude apreciar un tatuaje en forma de un dragón en toda su espalda lo cual se me hizo muy excitante.Me levanté de la cama tomando mi bóxer del suelo, salí de la habitación y escuché mi teléfono sonar desde el primer piso inmediatamente bajé las escaleras de dos en dos hasta llegar a mi teléfono.Pude ver el nombre en la pantalla, se trataba de Tyler. Mi jefe.─Buenos días Tyler ─contesté.─
† ALGO NUEVO †Gia.Escuché el sonido del timbre de entrada, pero estaba tan a gusto en esta grandiosa cama junto al aire acondicionado que sentí que si abría los ojos no conciliaría el sueño nuevamente.─ ¡Hummer! ─grité, pero no recibí respuesta.Llamé tres veces más y nada, así que me limité en abrir los ojos, tomé mis bragas del suelo junto a la camisa de Hummer y caminé hacia la escalera.Observé la sala, la cocina y no vi rastros de Hummer.¿Dónde mierda se metió?Al abrir la puerta me topé con una chica de cabello rojizo con un uniforme de lo que parecía ser la recepcionista del hotel, ella dirigió su mirada a mi atuendo y luego a mi rostro y elevo sus cejas.
† PLAN A FAVOR †Hummer.Ya tenía un día sin saber de Gia y estaba a punto de volverme loco, ya entendía que sintió Austin al conocer a su novia hace seis meses, siempre me burlaba de él y él me repetía mil veces que en algún momento iba a encapricharme y ahora lo entendía a la perfección.No era amor precisamente lo que sentía, pero supongo que, al conocer a esa despampanante de cabello negro, ojos cafés y ese acento que mataba me dejo con ganas de conocerla más. Gia llegó y me dejó en una pequeña nube en donde solo quería mantenerla a mi lado y que ningún chico la mirará.Sé que cualquiera que estuviera a mi lado y le contara las cosas que estaban pasando por mi cabeza me trataría de loco obsesi
† SOLEDAD Y ALCOHOL †Gia.Me encontraba frente al pequeño televisor admirando el poco reflejo que este emanaba ya que se encontraba apagado y el hecho era de ni siquiera teníamos luz en este lugar de mala muerte como para admirar algún programa de televisión, pero ya estaba acostumbrada a esto.Estaba acostumbrada a estar en el este lugar sola, con un millón de preguntas en mi cabeza y la principal era el hecho del porque me había tocado continuar mi vida sola sin la compañía de mis padres, algún hermano, un familiar que me recalcará el hecho del porque estaba en este mundo.Una lagrima descendió por mi mejilla y luego otra y así sucesivamente hasta el punto en el que ya me encontraba con mis piernas frente a mi pecho hipeando gracias a