Alejandra intercaló la mirada entre sus interlocutores, mientras decía:

-¡Wow! Es una caja de sorpresas.

-Hay una red de tráfico de drogas y otras cosas que conecta a Livorno con la costa amalfitana y Grecia usando los yates de lujo... Se aprovechan de la poca rigurosidad de los clientes diamante para hacerlos firmar permisos de lanchas rápidas y hacer su negocio...

-¿En el mismo yate? -preguntó Felipe.

-No siempre, lo que les interesa es tener libre el tránsito de la lancha por la costa bajo la tutela del yate y así recoger y entregar la mercancía sin que las autoridades sospechen...

-Salen del muelle rumbo al yate y nunca llegan -dijo Felipe.

-Sí, desvían el curso hacia el punto acordado... Otras veces infiltran un mensajero, cuando el yate tiene planeado llegar a tierra firme... le entregan en altamar y él lo deja en tierra.... todo bajo el amparo de la legalidad a expensas de los clientes incautos...

-¡Wow! ahí tienes a tu rubia sexy -dijo ella mientras golpeaba a Felipe con el pu