Siempre quise ser arquitecta. De niña, cuando papá aún estaba con nosotras y me llevaba al parque a mi me llamaban la atención los edificios que lo rodeaban. Me encantaba escuchar las historias de esas construcciones y añoraba construir cosas así. Siempre que paseábamos yo le decía que de grande construiría grandes edificios y que sería famosa algún día. Que tristeza que no vivió para verlo, no soy famosa y no vivió para ver qué soy arquitecta. En la universidad conocí a Julián. Quedamos en el mismo salón y me tomó tres días hacerme su amiga. El era un chico delgado y bien parecido con tanta pasión por la arquitectura como yo. Congeniamos inmediatamente. Si he de confesar algo, al principio me sentí muy atraída por él, me gustaba, sobre todo, su personalidad. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que él se fijara en María, una chica hermosa pero que se vestía algo “particular” por no decir horrible. Como no se atrevía a hablarle, yo me acerqué a ella. Me agradó mucho su for
Veo pasar a María frente a mi oficina pero no entra. Habla algo con Megan y pasa de regreso a su propia oficina. No puedo resistir el impulso y la llamo. Quiero decirle lo que no me atreví a decirle por teléfono. En cuanto escuche la voz de Jorge, colgué rápidamente. - Buen día. Tienes unos minutos? -María me mira dudosa pero finalmente entra. Cierro la puerta a su paso y espero que tome asiento pero no lo hace. Su porte decidido y confiado me quita un poco de valor. Carraspeo ligeramente y me acerco a ella. Aspirar su aroma causa estragos en mi ser. Ah, la deseo tanto que no puedo resistirme. Levanto la mano para tocar su rostro pero ella da un paso atrás. Su movimiento me hace reaccionar y yo también doy un paso atrás. - Discúlpame. Yo solo quería decirte algo -- Si es una cuestión del trabajo, adelante. De otro modo, te suplico que no lo hagas. Mantengamos nuestra relación estrictamente en el plano profesional. -Sus palabras son como un puñal en mi corazón pero no la culpo,
Jorge está muy raro. Durante todo este mes, me ha enviado un ramo de flores a la oficina cada semana. Hace mucho tiempo que no lo hacía. Cada ramo viene con una nota cada vez más cursi, aghhhhhhh. He estado posponiendo el decirle lo de Julián. Después de aquel beso en el ascensor, no hemos vuelto a estar solos. Sé que debo decirle porque si se llegará a enterar por alguien más tendremos una buena discusión. Miro el arreglo floral de esta semana cuando Julián toca la puerta. Es la primera vez que viene aquí, debe tratarse de algo importante pues de otro modo me lo habría dicho Andy. Le lanza una mirada fugaz a las flores y se recarga en el escritorio cruzando los brazos. Me levanto para quedar a su altura y su cercanía me genera escalofríos. Su mirada es indescifrable. Me mira con mucha seriedad y no alcanzo a descubrir qué me va a decir. Alzó una ceja pues el no dice nada. Comienzo a ponerme nerviosa y camino hacia la puerta. - Tenemos que hablar. - su mirada se tensa al ver m
Cuando supe que los baños eran mixtos en el estudio me sorprendí mucho. Pero fue una buena sorpresa. En un estudio cuyo eslogan es ir hacia el futuro, cambiar las convenciones antiguas y renovar, me pareció un detalle muy guay. Reconozco la voz de Megan cuando entra. Se encuentra con alguien que entró antes que ella. En todas las veces que he entrado, aún no me había topado con alguna mujer. Me da un poco de nervios, debo admitir pero bueno, es Megan, me digo y salgo. María me ve por el espejo y enseguida baja la cara. Sin embargo, me doy perfecta cuanta de lo que está pasando. En tres pasos me acerco a ella y la volteo por los hombros. Miro su rostro en el que el maquillaje no ha logrado disimular el golpe en su ojo. - Qué te ha hecho? -Megan me mira retadora y después mira a María interrogante. María asiente con la cabeza y Megan se va sin decir palabra. Camino como león enjaulado en el baño. No puedo creer que ese idiot se haya atrevido a ponerle una mano encima. - Fue… un
Jorge me abruma con sus atenciones. Generalmente peleamos por sus celos e inseguridades. El nunca lo ha admitido, pero yo creo que el hecho de que yo sea más reconocida y exitosa en nuestra rama, le pega un poco en el orgullo. Como después de cada pelea, me trata con el pétalo de una rosa, cosa que detesto. Preferiría mil veces que arregláramos las cosas hablando de ello y no como lo hacemos, evitando hablar. Este fin de semana es el viaje. El vuelo sale el viernes y aún no le he dicho nada a Jorge. Más bien, aún no lo he decidido. La verdad es que si Julián no fuera yo no lo estaría pensando. Es más, ya hasta habría preparado la maleta. Pero el hecho de que tengo que ir con él, viajar juntos y vernos todo el fin de semana me desconcierta en demasía. Y tengo que admitir que mis dudas son más por el hecho de saber que estaré luchando cada segundo por no besarlo, abrazarlo y estar junto a él. Y eso es precisamente lo que me abruma. Siempre le dije a Jorge que dos cosas no le perdon
No le dije a nadie en el estudio que si iría al viaje. Javier está muy emocionado por ir. Primero me preguntó si iría su madrina pero cuando le dije que no, se lamentó un poco pues, según sus palabras, yo no poseo el vocabulario de arquitecto que ella tiene y con el que le encanta conversar con ella. Cuando le dije que iría mi jefe que es el líder del proyecto y un arquitecto de mucho renombre tembló de la emoción. Mientras arreglo los últimos detalles en mi oficina, pues no quiero dejar cosas pendientes y hoy me saldré un poco antes de lo normal para pasar por Javier y despedirme de Jorge y de Luz, antes de ir al aeropuerto veo que Julián pasa repetidas veces por la puerta. Como no se atreve a entrar decido ignorarlo, no quiero decirle que sí iré para que no se forme ideas en su cabeza. Simplemente llagaremos a la hora para tomar el vuelo. Finalmente se decide a entrar y me dice que espera que reconsidere ir a la presentación. Me deja los boletos en el escritorio y sale de la of
Se han cuidado todos los detalles para esta presentación. Julian y yo nos preparamos para nuestros discursos. Javier está sentado en primera fila escuchando nuestros ensayos. Escucha a Julián con mucha atención mientras que mi discurso parece no atraerle mucho. Sin embargo, cuando los dos unimos nuestro discurso para mostrar la maqueta del proyecto, sus ojos se encienden de emoción. Hoy será un día algo pesado. Después del viaje, pasamos al hotel a dejar las maletas y enseguida regresamos al centro de convenciones para afinar detalles. Ahora que ya está todo listo decidimos regresar al hotel a descansar. Me da un poco de pesar que Javier pase el resto del día encerrado en un hotel pero estoy muerta, ha sido un día muy largo y lo único que me apetece es darme una ducha larga y dormir temprano. En el taxi, camino al hotel, Julián platica con Javier. Ciudad Gelped es una ciudad con un pasado histórico muy grande que se puede observar en su arquitectura. - Les parece si nos reunimos
La agenda del día es muy dinámica. La presentación se hará en el centro de convenciones de la ciudad y de ahí salimos a la ubicación de la construcción. Nunca me ha puesto nerviosa hablar en público, sin embargo esta vez siento nervios. Muchos nervios. Desayunamos con Julián en el hotel. Aún siento el contacto de su piel en mi piel, el aroma de su cuerpo en mi aliento y sus palabras se repiten una y otra vez en mi cabeza. Eres infiel cuando piensas en otra persona? Le eres infiel a tu esposo si no puedes dejar de pensar en otro hombre? Esos pensamientos me perturban mucho y no me dejan en paz. Nos reunimos con Julian en el lobby y de ahí partimos hacia la presentación. El discurso de Julián es muy aclamado por el público, como era de esperarse. Cuando es mi turno de hablar, hay un silencio sepulcral en la audiencia. Por un momento pienso que todo saldrá mal y que me abuchearán pero respiro profundo y comienzo a hablar. Veo en primera fila al único espectador que me interesa impr