Capítulo 26

Bajé corriendo las escaleras esperando que Ian estuviera bien, pero no lo vi por ningún lado, salí de la casa y ya no se escuchaba nada, estaba muy asustada.

—¿Ian?

De repente sentí como dos manos me tapaban la boca y me hacían para atrás, saqué toda la fuerza para golpear a quien tratara de hacerme algo, rápido volteé y vi que era Ian riéndose a carcajada abierta.

—¡Eres un maldito imbécil! — dije enojada, que digo enojada, emputada, furiosa. Entré rápido a la casa.

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