Me quedé fijo en su mirada, pude notarlo, pude ver dolor en ella... ¡me estaba mintiendo!
—Para de mentir de una buena vez, todos podrán creerte, pero conozco esa mirada— solté sin filtro alguno, sus ojos se abrieron enormes, había dado en el blanco —Deja de fingir que no me conoces, sabes bien quien soy y porque estoy aquí, no me pienso ir hasta que me des una jodida explicación.
—Oye cálmate, no le estés hablando así— su amigo me puso una mano en el pecho haciendo que me alejara de ella unos centímetros, tal vez estaba pareciendo un puto loco desquiciado gritando en medio de la calle.
Hyemi volteó a los lados y levantó una mano —De verdad no se quien crees que soy, me estás confundiendo —En seguida se paró un taxi y ella se subió, el tipo con el que iba me miró por un momento y se subió jun
Metí todo en mi maleta y sólo dejé un cambio de ropa afuera, sería el que mañana me pondría. Acababa de salir de bañarme y un montón de cosas me esperaban por hacer en la ciudad.Anoche casi no pude dormir, me sentía agotado, pero no me quejé, ya que lo más seguro es que tampoco duerma hoy y eso es lo equivalente a irme dormido todo el camino de vuelta.Bajé al lobby del hotel y pensé que lo mejor sería desayunar en un restaurante por fuera en vez de comer aquí. Busqué entre varios restaurantes y decidí que desayunaría en la cafetería de ayer, el menú se veía bien y por todo lo que pasó ayer ya
Narra Hyemi—Ian— dije su nombre entre cortado, sentía que estaba por llegar al punto máximo. Él estaba encima de mí, mordió el lóbulo de mi oreja, una última embestida ambos llegamos al orgasmo, su cuerpo se tensó y cayó sobre mí, ambos nos sentíamos aliviados, después de unos segundos él se acostó a mi lado.—¿Estás bien? —Preguntó ahora que había pasado su brazo debajo de mi cabeza.—Mejor que otros días— reí —Te extrañé— dije al recordar lo difícil que habían sido estos días sin él.Él sonrió de lado y achinó los ojos —Seguro solo me extrañabas porque me querías de esclavo sexual.No pude evitar soltar una carcajada —Buena esa Clark.&Eacut
—¡Quiero que vayas conmigo al baile de graduación! —sus ojos brillaban como de costumbre, tenía una sonrisa que enamoraría a cualquiera.—¿Te puedes parar?— pregunté viéndolo desde arriba, era tan tierno, me quería reír a carcajadas en su cara.—No, hasta que digas que sí.Sé que hace meses esto me hubiera matado de vergüenza, pero ahora siento que la confianza con Ian era tanta, que ya la verdad nada que hiciera me avergonzaba, ahora todo me daba risa, era como si la vergüenza la estuviera haciendo solo frente a mí y no hubiera nadie más. Estaba él en medio de un parque, hincado pidiéndome que fuera su pareja de baile.—No señora, no me está pidiendo matrimonio— le dije a una señora que nos miraba atenta.Lo miré de nuevo —Sabes que eso de "el baile de gr
—¡Vas a ir ypresentarás ese examen! Y en unas semanas recibirás una carta de aceptación— dije más en una orden que en tono de ánimo.—No estoy seguro— Ian se mordía las uñas, nunca lo había visto tan nervioso.—Tú puedes amor, eres un chico inteligente.—Y guapo.Solté una carcajada —También —Levanté las cejas —Ya enserio, confío en ti, sé que tienes el potencial— le quité la mano de la boca y la tomé
—¡No escuché tu respuesta! —gritó mientras ambos estábamos por los aires. No creía lo que había escuchado. —¡SÍ! Me casaré contigo Clark— las palabras salieron de mi boca sin siquiera pensarlas, era una sensación extraña el miedo que sentía había desaparecido. Ahora entendía porqué él insistía en que nos pusiéramos micrófonos antes de saltar, no entendía cuál era su afán de querer hablar mientras estábamos en caída libre. —Te amo— gritó sonriente antes de soltarme y alejarse de mí, comenzó a dar vueltas, se sentía tan bien, fueron pocos los segundos ahí arriba en el aire, pero fueron mágicos, cuando ya estábamos lo suficientemente alejados tiramos de la cuerda y ambos quedamos expendidos en el aire, luego de minutos tocamos tierra firme, querí
¡Era el gran día! Me desperté una hora antes de lo planeado, simplemente no podía dormir, estaba emocionada, hoy sería esposa del hombre que amo legalmente. Para guardar la emoción todo el día de ayer no nos vimos y hoy tampoco nos veríamos hasta que nos viéramos en el civil, ni siquiera nos hablaríamos por mensajes de texto ni nada. Me levanté con entusiasmo hasta que unas ganas horribles de vomitar vinieron a mí, corrí al baño y no saqué nada, no tenía nada en el estómago solo devolví el ácido estomacal. Suspiré, no dejaría que esto me arruinará mi día.Bajé a la cocina y no había nadie, suponía que mi mamá estaba como loca preparando los &
Narra Hyemi.Estaba acostada en la cama del hospital, los doctores me habían administrado mil medicamentos para contener mi hemorragia. Al parecer mi cuerpo no resistió tanto químico de las quimios y los medicamentos que estaba tomando, o más bien mi estómago no lo resistió y comenzó a crear úlceras, úlceras que se reventaron justo minutos antes de mi boda. Agradecí que no fue nada más grave, o que eso hubiera pasado durante la ceremonia. Ahora mismo no sabía que sería de mí, era consciente de que mi cuerpo ya no estaba resistiendo y por primera vez entendí aquello que me dijo la señora en parís “si no me matan las quimios, me terminará matando el cáncer”. No
Nadie muere de amor, o bueno, eso dicen todos cuando sientes que el mundo se te cierra porque tu pareja te ha terminado. Para nadie fue un secreto que el amor que Hyemi e Ian se tuvieron fue verdadero, intenso y tal vez un poco fugaz, nadie piensa que un amor adolescente terminaría tan trágico. Nadie por día creerlo, no superaban la reciente muerte de Ian, cuando el día después de su sepultura encontraron a Hyemi sin vida, acostada en su cama del hospital, sujetando su celular con una mano mientras acurrucaba con su otro brazo la carta que él le había dejado. —¿Qué pasó?— pedía una explicación su madre quien no tenía consolación alguna, para todos había s