Para alcanzar la armonía, el camino es increíblemente más difícil que el que se necesita para alterarla.
Bajo los frondosos árboles en las que apenas unos hilillos de luz solar se colaban por entre las rendijas que dejaban las hojas, un joven Vigilante de nombre Barathiel, cubriendo su aspecto con una capucha gruesa y en su espalda cargaba con su equipo de caza habitual; aljaba con flechas, tónicos en el compartimiento que tenía en el muslo, dagas en ambos costados, que aunque había quedado de verse con un viejo amigo, no estaba de más ser precavido, aquella información era nada menos que para su Comandante.
Después de haberse desatado el caos con los vampiros y haber estado en la masacre para defender el libro más preciado para los Originales, su nombre estaba en la mira de toda criatura que apoyaban a los demonios y vampiros, aunque si bien eran pocos, su lealtad solía flanquear con demasiada frecuencia.
La neblina baja confundía a los árboles con las siluetas de personas, pero su habilidad de percibir los pensamientos, le hizo saber que su informante estaba esperándolo nervioso a unos diez metros al frente. Sabía que era muy cobarde, pero había sido de utilidad durante varias décadas, sus informaciones eran valiosas y confiables. No había razón para tal desconfianza.
Al llegar a donde su informante le esperaba, éste no parecía mucho mayor que él, pues parecía apenas llegar a la treintena, de tez macilenta, desaliñado y unos ojos marrones, su aspecto lo hacía verse como una rana, alto y hombros anchos. Vestía unos vaqueros desgastados, una holgada camisola oscura y cubría su cabello castaño bajo una gorra de béisbol.
Teniendo a su maestro de cerca le hacía sentir temor.
—Es…es un…gusto verte Ba-Barathiel —saludó con voz trémula, la barba sin afeitar le avisaba al Vigilante que había pasado por muchas cosas.
—No suelo usar ese nombre, Dante —espetó el Vigilante que a pesar de la diferencia de edad, Dante tenía miedo y Barathiel tenía poder sobre él.
—E…eso lo… sé, su primer nombre; ¿William? ¿Andrew? ¿Por qué me…me citaste a-aquí? —Logró decir observando el terrorífico lugar, podía sentir como las pequeñas larvas se arrastraban dentro del cuerpo de un venado en descomposición. Los gráciles movimientos de los animales que evitaban a toda costa a los humanos que se perdían por esa zona.
—No y soy yo el que hará las preguntas aquí, Dante —respondió el Vigilante, paseándose lentamente, como si quisiera intimidarlo, más de lo que ya estaba.
—…soy todo informante se-señor —replicó Dante haciendo una reverencia.
—Quiero que me digas qué es lo que pasa —pidió saber Barathiel, sin hacer caso a la reverencia.
—La…la chica, se…señor, está en grave peligro… con él —soltó Dante aun con esa misma voz, pensando tal vez en que el bosque no era un buen lugar para informar ya que las criaturas a las que procuraba evitar les era muy útil ese tipo de clima.
Barathiel esperaba ese momento, aunque no demasiado pronto, había pasado unos meses apenas.
— ¿Cómo lo sabes? —Su rostro se constipó de ira, el informante sobresaltado con el cambio de humor, era demasiado extraño que eso se lo tomara casi personal.
—Lo oí decir….de…una…fuente muy cercana a…Akibeel, se-señor, él debe alejarse de ella. —Pudo decir Dante.
— ¿Akibeel quiere venganza? Él está en el infierno, no hay forma de que vuelva, dijeron que lo habían atado en las fisuras de Edom —dijo y se respondió a sí mismo, claro, no podría ser Akibeel quien se vengaría, pero ¿Quién lo haría por él?
—Pe-pero dicen que él está enviando… señales, y… mensajes para que su señuelo pueda entregárselo a él o a la chica —añadió el informante mientras el Vigilante pensaba en las posibilidades de otro enfrentamiento, ¿Cómo iba a decirle eso a su hermano? ¿Cómo podría siquiera mencionárselo?— Di-dicen que es El… Príncipe quien ve-vengará a su madre.
— ¡Mierda! ¿Cuándo fue que oíste eso?
—Hace do-dos días se-señor —contestó alejándose al ver al joven Vigilante molesto.
— ¿Sabes cómo es él? —Increpó Barathiel.
—No…no señor, pero dicen que es muy joven para asumir el cargo que tenía su madre.
—Cadmie no tenía hijos.
—No de sangre, pero tuvo a un joven con ella y lo crío como subyugado y cuando cumplió la mayoría de edad lo convirtió, amaba al chico, como una madre a su único hijo y lo hizo Príncipe —pudo decir sin tartamudear Dante, que parecía disipar su miedo ante el Vigilante que estaba pensativo.
El aire frío que corría por todo el denso bosque, las copas de los árboles cubiertos por espesas neblinas y el temperamento de ellos estaba hecho una especie de hilos blancos con los que debían tener cuidado al toparse con ellas.
— ¿El Príncipe lo quiere a ella o a él? —Rompió el silencio Barathiel.
—A él, eso es lo que dicen, pero también herirán a la chica primero para satisfacerse de su dolor —respondió Dante viendo hacia un lugar—. Cuando él se aleje de ella no se acercarán y no podrán herir a la chica porque al cumplir la edad Nephilim se vuelven invisibles ante los demonios o algo parecido. No podrán saber dónde está por más cerca que estuviera, ella pasará desapercibida.
Él sabía que eso era verdad. Sin embargo, el crujido de unas ramas, puso en sobre aviso al Vigilante, sabía que ellas eran libres, pero les gustaba más la Ciudad de los Condenados, no entendía por qué una de ellas quería cazar fuera de su territorio, fuera del alcance de los hombres, puesto que ellos destruían todo a su paso, ellas pensaban que era así, y ciertamente la codicia del hombre no llegaba a tener límites.
Su mano se dirigió a una flecha y rápidamente tensó su arco al frente donde una figura mezclada con humo gris venía con gran velocidad dispuesta a llevarse a uno de ellos, Dante estaba dando un paso hacia atrás, había oído terribles cosas de ellas, la forma en que ellos succionaban era tan atroz que las otras muertes dadas por criaturas similares a ellas, sus ojos fluorescentes le dio aún más temor haciendo que su corazón galopara. Siempre había querido mantenerse fuera de este mundo, pero estaba atado a Barathiel, quien lo protegería, aun así el miedo era una parte natural e intrínseca al nephilim.
Cuando Barathiel tiró de la flecha dándole directo al hombro justo cuando estaba a escasos cinco metros, la criatura cayó al suelo y el Vigilante no perdió el tiempo, así que puso su rodilla sobre el vientre y examinó con curiosidad el rostro de la bella criatura en la que se iba convirtiendo.
Sus ojos sin pupilas eran extraordinariamente verdes como su cabello, su cuasi transparente vestido revelaba más de la cuenta, respiraba con dificultad, su sangre oscura iba manchando la hojarasca seca. Su palidez era tal como la describían, como la luz lunar, y sus labios como una rosa marchita era el encanto perfecto que gritaba bésame.
— ¿Has perdido el camino a casa, Maryse? —Le acarició el rostro, la rusalka sintió su tacto como la suave seda, el Vigilante con haber visto sus ojos supo su nombre.
—Tienes tres peticiones —concedió ella con una voz musical, disfrutando del rose del Vigilante, puesto que eso le curaba las heridas, las rusalki solían conceder peticiones a quienes ellas creían que se lo ganaban, consistía en pedir la muerte o la vida e incluso la protección de quienes mencionaras.
—Vaya, no creí tener esta ventaja —repuso él con una ligera sonrisa irónica en sus labios.
Dante aun en su silencio se sorprendió, por supuesto sabía de la belleza de las rusalki y lo hipnótico que resultaba para el hombre su voz.
—No lo haré hoy ni mañana, pero créeme, Maryse. Que cuando te necesite te llamaré —repuso.
—Hasta entonces —respondió la joven rusalka desvaneciéndose en las manos del Vigilante.
—Dante —se dirigió a él una vez se levantó—. Mantenme informado sobre los movimientos que hay en el Submundo.
—Sí señor —respondió con una ligera reverencia— ¿Qué hará usted señor?
El Vigilante no respondió, solo desapareció.
El amor es un sentimiento que puede llegar a ser la fuente de fuerza más poderosa del universo y ser la bomba destructiva al mismo tiempo. Una vez oí decir que el amor dolía, no comprendí por completo como algo tan hermoso puede llegar a doler, después me convencí que no era el amor lo que les dolía, eran las personas que amaron y por alguna razón el sentimiento murió lentamente con las acciones y desgastó al corazón.Yo dije que nada de eso me afectaría, porque de alguna forma sentía que todo había acabado el día en que cumplí dieciocho, y sentía que ya era un adulto responsable de mis acciones y que podía manejar mis emociones sin problemas. Nada de eso era cierto, quizá porque la vida da mil vueltas y volver a la vida no era más que el comienzo d
Aunque pareciera imposible de creer, el salón se hallaba en silencio, el profesor no se dignaba aparecer, así que jugaba con el anillo de ángel que Daniell (Uriel no podía usarse por lo que se dificultaba a la hora de pronunciarlo, por lo que su nombre humano era más conveniente) y el recuerdo se presentó como nubes de color azul.Había sido la noche después de mi cumpleaños y la cena de Nochebuena, él había llegado a mi habitación mientras estaba sentada con las piernas cruzadas observando la fotografía dentro del dije que él me había devuelto y era una de mi padre con un Josh recién nacido, éramos muy felices, y él me había devuelto la felicidad al entregármela.Se sentó en silencio y la contempl&oacu
— ¿Cuando? —Pregunté, sería tan solo un mes, y este era el problema de haberme sentido tan segura a su lado que el imaginarme un mes sin él sería un fastidio. Podría soportarlo.—Esta tarde. Nuestra labor está hecha, ya no podemos quedarnos más en Aberdeen —Explicó dejando de verme, sus palabras eran firmes para lo que vino a continuación. Solo lo había oído hablar así con Jack—. Será mejor que todo esto quede atrás.Parpadeé como si fuera despertada de un sueño maravilloso con una tremenda bofetada.— ¿Estás diciéndome que se irán para siempre? —Repliqué, no estaba entendiendo.
A medida que pasaba el tiempo todo parecía normal, no había nada que rompiera con la paz de todo Aberdeen, no había muertes y todos parecían felices con sus normales y ordinarias vidas, menos yo.Papá solía decirme que cuando amas a alguien siempre buscarás lo mejor para esa persona, eso incluía dejarlo ser feliz con alguien que no eras tú. Nunca le tomé importancia a esas palabras hasta que él se fue.Se había ido, dejándome sola en aquel lugar que un día fue el lugar más hermoso en mis días románticos, ahora solo parecía un simple paisaje triste y ajeno a la felicidad. El atardecer que solía ser hermoso, desapareció. Las nubes se agruparon en el cielo, formando un manto gris que se revolvía en e
—No puedo creerlo —el rostro de mamá era un poema—. Desde los dieciséis, con Greg y tu abuela escudándote.Estaba más herida que enojada, y también preocupada al saber que lo único que entraba a mi boca, con intervalos de poca comida que mordisqueaba de mala gana, era el humo de los cigarros que afectaría a mis pulmones de una manera irreparable. Además de que estaba preocupada sobre el tema de la anorexia, así que se empecinaba a ofrecer siempre mi comida favorita e incluso todas las golosinas que yo quisiera.Pero era lo único que me calmaba, evitaba a Pippin, evitaba los consejos de todos menos el del vicio hacia el tabaco, había encontrado ya la tranquilidad que buscaba. Así que cuando me encontró fumando mientras escuchaba músic
Mi puño fue a estrellarse contra su mejilla izquierda. Lo golpeé tan fuerte que me dolió la mano. Me quejé y seguí llorando mientras él soportaba el dolor en silencio.—No puedo creer que solo aparezcas para decirme eso —mi voz enojada sonaba quebrada.—Melinda, entiende que no podemos seguir mientras no...— ¡No lo entiendo, —interrumpí— primero hiciste que confiara y luego me dijiste todo eso!—Melinda, yo… soporta mi ausencia y yo soportaré tu odio —dijo acercándose. Entre las cosas que andaban mal, yo era la primera en la lista, me estaba ahogando en las lágrimas que mis ojos derramaban, dejé de correr (literalmente) porque me dolía el pecho y las otras cosas que andaban mal, bueno era eso que podía oír:“…se reportaron tres cadáveres en Port Industrial esta mañana, las autoridades están investigando la causa de las muertes de los jóvenes: Jamie White, Matt Parnell y Stephanie Owen. Quienes fueron encontrados en una de las instalaciones del Port Industrial sin vida. No había signos de violencia en ellos, ni perforaciones por armas de fuego o algún objeto que haya podido quitarles la vida a estos estudiantes de Grays Harbor College. Los expertos no han encontrado una huella o alguna evidencia del asesino, todo parece apuntar a que estamos frente a un asesino reCosas que van Mal
Esto no podía suceder.Detrás de mí, la puerta de uno de los cubículos se había abierto por algún artilugio y había un cuerpo que colgaba como si fuera una muñeca de trapo, estaba toda manchada de sangre del cuello hasta sus manos donde terminaba de correr la sangre.Me cubrí la boca con una mano para no proferir un grito como las dos chicas cuando notaron lo que yo al darme vuelta.El corazón se me detuvo por un instante al ver la sangre en la tapa del escusado y como se expandía sobre el piso como pintura provocando un sonido de plink plink que me erizaba los vellos de mi nuca, y lo peor es que aún estaba viva y no me im