Mientras lo miro, una extraña sensación de déjà vu invade mi ser. Su rostro luce sereno, pero de vez en cuando, noto que frunce el ceño. Seguramente por el tiempo que he pasado observandolo fijamente. Contemplar sus gestos y expresiones me recordaba la complicidad y confianza que alguna vez habíamos construido. — ¿Tengo que adivinar tus pensamientos o me dirás qué cosas transitan por tu mente? — pregunta sin dejar de mirar la carretera.— Solo estaba mirándote — respondo con una sonrisa — y pensaba en la última vez que, al igual que ahora, me quedé admirándote.Su risa llena el aire y no puedo evitar sonreír abiertamente ante su reacción. Sé exactamente a qué se debe esa expresión en su rostro e imagino qué vino a su mente. — Recuerdo muy bien ese momento — dice esta vez mirándome pícaramente. Sigo su juego pícaro, aunque su mirada me atrapa unos instantes.— ¿Qué es lo que recuerdas?— A mi esposa sonrojada por confesarme que me amaba.— ¿Fue un momento hermoso? — le pregunto, ton
Lentamente desciende por mi barbilla, dejando un rastro húmedo que despierta sensaciones intensas. Mis manos, llenas de deseo, acarician suavemente su pecho y espalda, dejando que mis dedos traigan a la vida cada detalle de su cuerpo. La pasión nos envuelve mientras su boca se encuentra con la mía en un beso ardiente.Sin frenar el impulso, mis manos se aventuran más allá, descendiendo hacia su erección con un atrevimiento travieso. Mis caricias, frenéticas y audaces, recorren su miembro de arriba abajo, sintiendo cómo se tensa bajo mi contacto. En medio de la pasión, sus labios encuentran mis pechos, dedicándoles una devoción inigualable. El deseo nos consume a ambos, y él se eleva sobre mí, volviendo a atacar mis labios con una entrega apasionada. Sus manos expertas descienden por mi cuerpo, rozando suavemente mi piel y despertando un fuego interno que se intensifica a medida que sus dedos llegan a mi entrepierna. Con movimientos rítmicos, acarician y frotan con precisión, haciendo
Yo me quedo mirando a Tania, una sonrisa juguetea en sus labios. Probablemente conoce a alguien en el lugar. Avanzamos hacia el portero, un hombre alto y fornido, de tez morena, su mandíbula cuadrada le da una apariencia imponente. Noto cómo sus ojos se iluminan al ver a Tania y, con un gesto efusivo, la saluda amigablemente.— ¡Tan, qué alegría verte!— ¡Hola Rich! — responde Tania devolviendo el saludo — ¿Ha pasado mucho tiempo, verdad?— Sí, te he echado de menos — responde él con una sonrisa — ¿Vienen a divertirse? — pregunta mientras nos mira a Sunny y a mí.— ¡Claro que sí, cariño!— Entonces, pasen — dice quitando el cordel de la entrada, cediéndonos el paso.— Gracias, Rich, eres un encanto — responde Tania mientras se contonéa descaradamente frente a él. Luego, le lanza un beso al aire y él hace el gesto de atraparlo, colocando una mano en el corazón.— El encanto eres tú, Tania — responde Rich, y le guiña el ojo.Sunny y yo seguimos a Tania, me acerco a ella y le tomo el bra
Veo a Will hacerle señas a un taxi mientras nos encontramos en medio de la abarrotada calle. El ruido de los autos y la música de fondo se fusionan en una cacofonía que se mezcla con mis pensamientos confusos. Con una mano temblorosa, me agarro de su brazo mientras nos acercamos al vehículo. La ciudad parece difuminarse a mi alrededor, como si estuviera viéndola a través de un cristal empañado.Finalmente, el taxi se detiene y Will me ayuda a subir con gentileza. Me acomodo en el asiento trasero y una sensación de aturdimiento se apodera de mí. Tal vez sea el efecto del alcohol en mi cuerpo que se intensifica, o quizás sea el estado de shock luego de recibir aquel mensaje inesperado. Mi mente se nubla y siento una mezcla de emociones revoloteando en mi interior: confusión, preocupación y una punzada de miedo.Mientras el taxi se desliza por las calles iluminadas, me quedo sumida en mis pensamientos. Me niego a creer que estoy experimentando esto una vez más. Con manos nerviosas, vuel
Llegamos a una habitación espaciosa y cómoda, donde el ambiente cálido y acogedor de la decoración me da una sensación de calma. Los muebles de color caoba oscuro contrastan maravillosamente con las paredes en tonos claros.Will me mira con seriedad y, consciente de la tensión en el aire, se acerca al minibar para ofrecerme una bebida. Aprecio su gesto y asiento cortésmente, aceptando su invitación. El sonido suave del hielo chocando contra el vaso acompaña nuestros pensamientos mientras me preparo para lo que vaya a suceder.Sin pensarlo siquiera, la tentación de la bebida me seduce y le doy un trago largo, dejando que el líquido ámbar descienda por mi garganta y se expanda por mi cuerpo. El sabor amargo y reconfortante me envuelve, ofreciendo un breve respiro de la realidad que me rodea.El alcohol quema ligeramente mi garganta, pero no puedo evitar apreciar el calor que se despliega a medida que me impregno de su efecto relajante. Cierro los ojos por un momento, dejando que la sens
Salgo de la habitación con cautela, aún sintiéndome un poco aturdida por la resaca. Mis ojos se encuentran con Will, quien está parado frente al espejo, ya completamente vestido. Al verlo, me doy cuenta de que, en medio de mi confusión matutina, no me percaté de si había agarrado su ropa antes de salir de la habitación. Además, agradezco por el hecho de que no ande por aquí paseándose con el torso desnudo. — ¿Ya estás lista, Isa? — exclama Will en cuanto me ve, con una sonrisa radiante — ¿Qué te parece si te invito a desayunar? Hago una mueca mientras lo miro. — No, Will. Tengo que irme, pero antes dime ¿qué demonios pasó anoche entre nosotros? — ¿No te acuerdas de nada? — pregunta rascándose la cabeza, desconcertado. Intento hacer memoria y poco a poco las memorias van llegando. — Recuerdo que te rogué que me sacaras de la disco, luego cogimos un taxi… — El recuerdo de nuestro beso me golpea y siento que me arde la cara por el rubor en mis mejillas. — Te besé — murmuro aturdida
Me acerco a ella con paso lento y la abrazo con fuerza, notando inmediatamente mi angustia por lo sucedido anoche. No puedo creer que haya estado con Will, ya que eso no es quien soy. En ese momento, no sé qué palabras decirle a Tania, solo necesito el consuelo de su abrazo como amigas de toda la vida. Ella corresponde al abrazo y me conduce hacia el mueble para que nos sentemos juntas. Mientras me dejo llevar por la tristeza y sollozo en sus brazos, advierto de reojo que Ryan sale de la habitación, probablemente dándonos un espacio para conversar en privado. Tania se acerca sigilosamente hacia donde Ryan se ha dirigido y le susurra algo al oído, pero el mensaje se pierde en el aire y no logro captarlo. En un rápido movimiento, Ryan toma las llaves y se apresura a salir del apartamento, dejándonos a solas. Agradezco profundamente el gesto de Tania, quien siempre ha sido una amiga comprensiva y atenta a mis necesidades. Ella me mira con ternura, como si comprendiera que algo me está a
Tania va nuevamente a la cocina por el té, mientras yo, completamente abrumada por mi complicada situación, me siento en el sofá tratando de reunir mis pensamientos. Mi mente está llena de dudas y ansiedad, sin encontrar una solución clara a mi problema.— Beba, ¿qué hora es? — le pregunto con voz ronca, mientras ella regresa de la cocina con las tazas en la mano.— Las nueve y veintitrés de la mañana. — me responde, mirando la pantalla de su reloj pulsera.Siento un escalofrío recorrerme el cuerpo. Me levanto del sofá, sintiendo la urgencia de irme o al menos llamar a Adrien, porque seguramente ya estaría considerando venir a ver a Tania. Mientras intento tranquilizarme y poner en orden mis pensamientos, Tania amablemente me entrega una taza de té caliente. Agradezco su gesto y regreso a mi asiento. Observo el humo frágil que se eleva desde mi taza y me sumerjo en profundos pensamientos. Necesito tomar una decisión, una que tenga el poder de cambiar el rumbo de mi vida. Pero, ¿cómo