Pov. Adrien:Mientras Roger habla, mis ojos permanecen fijos en sus labios en movimiento y en sus gestos expresivos, pero mi mente esta en otro lugar. No puedo dejar de preocuparme por Isabella, una extraña sensación de inquietud me ha invadido desde hace unos días. Es algo indescriptible, pero lo suficientemente intenso como para hacerme sentir la necesidad de estar cerca de ella en todo momento. Por eso, a pesar de las distracciones y prioridades del día, no querido separarme de su lado. Sé que no puedo ignorar esta corazonada y siento que debo estar ahí para protegerla, aunque no pueda explicar la razón detrás de mi preocupación.La situación se está volviendo cada vez más tensa. El detective sigue sin encontrar rastro alguno de Ericka, y yo me siento cada vez más inquieto por ese mensaje que he recibido de ella un par de días luego de la operación de Isabella. Es evidente su resentimiento hacia Isabella y hacia nuestra relación.No he querido involucrar a Isabella en este asunto,
Aquella persona cuelga bruscamente y siento una punzada de frustración al mirar mi celular. Decidido, dejo atrás la fuente de mi disgusto y me dirijo directamente a la oficina de mi padre. Al entrar, lo encuentro en plena conversación con uno de sus empleados. Sin embargo, mi expresión de preocupación no pasa desapercibida para mi padre, quien, comprendiendo la gravedad de la situación, le indica rápidamente a su empleado que salga de la habitación.— Tienen secuestrada a Isabella — suelto sin más, apenas nos quedamos solos.Enseguida, él se levanta de su silla y su rostro muestra un gesto de profunda preocupación.— ¿Qué te dijeron? ¿Quién te llamó? ¿Cuánto tiempo llevas sabiendo esto? — pregunta de forma apresurada, ansioso por obtener más detalles.— Solo me informaron que la tienen ellos — comienzo a explicar, mientras paso mi mano frustradamente por mi cabello.Mi padre se acerca y me abraza, buscando transmitirme consuelo en medio de la angustia que me embarga.— Creo que deberí
Un olor nauseabundo, tan penetrante que se adentra a través de mis fosas nasales, inunda todo mi ser. El ambiente está impregnado de un aroma a ropa sucia y comida descompuesta, una combinación que revuelve mi estómago. Intento moverme, desesperadamente, pero me doy cuenta de que estoy maniatada y amordazada, incapaz de liberarme. Con un esfuerzo titánico, trato de abrir los ojos, luchando contra el peso del agotamiento. Una tenue luz se filtra por una pequeña rendija en lo que parece ser una ventana.Mi cuerpo duele por la posición en la que me encuentro. Siento un hormigueo en los brazos y las piernas adormecidas, como si hubiera estado en esta situación durante mucho tiempo. Me afano por visualizar mi entorno, aunque la débil luz apenas me brinda indicios de mi confinamiento.«¿En dónde rayos estoy?» me pregunto, sintiendo el desconcierto apoderarse de mí. Mientras mis ojos se acostumbran a la oscuridad del cuarto, puedo divisar que es pequeño y que aparte de la silla donde me enc
Mis ojos se posan en la bandeja frente a mí, y comienzo a comer con ansias. El sabor del pollo al menos es delicioso, y sacia mi hambre después de varias horas sin probar bocado. Una vez terminado, dejo la bandeja a un lado y me pongo de pie con sigilo, acercándome a la puerta para tratar de vislumbrar el exterior. Mi curiosidad aumenta mientras intento escuchar cualquier indicio de lo que está sucediendo fuera de la habitación.Con precaución, intento girar el pomo de la puerta, pero para mi decepción, está cerrada con llave. Decidida a obtener alguna pista sobre mi paradero, me agacho y trato de asomarme por la estrecha rendija de la puerta. Lo poco que alcanzo a ver a través de ella es una pared sin adornos que se extiende frente a mí, probablemente perteneciente a un inhóspito pasillo. La falta de detalles y la apariencia desgastada de la casa me lleva a pensar que me encuentro en algún lugar remoto y abandonado. La incertidumbre acerca de mi ubicación exacta aumenta, dejando espa
Pov. Adrien:El peso aplastante de la angustia persiste en mi pecho mientras salgo de la oficina, intensificándose en lugar de disminuir. Decido llamar al detective, por lo que marco rápidamente su número, y esté responde de inmediato.— ¿Señor Hamilton? — dice la voz al otro lado de la línea.— Si soy yo.— ¿En qué puedo ayudarle?— Lamento molestarlo nuevamente, pero necesito reportar una situación realmente grave.— Claro, dígame ¿qué ha sucedido? — pregunta el detective, preocupado.— Mi esposa ha sido secuestrada — respondo con la voz entrecortada.— Oh Dios mío, lo siento mucho señor Hamilton, esto es desgarrador. Permítame tomar nota de lo ocurrido. ¿Ha recibido alguna comunicación del secuestrador?— Sí, precisamente por eso le llamaba. Recibí una llamada anónima hace unos minutos. El secuestrador el cual hablaba con una voz distorsionada por algún vocoder me informó sobre el secuestro.— Lo que me dice es muy importante. Necesito que me proporcione todos los detalles de esa
A medida que mi mente se llena de pensamientos oscuros y terribles, no puedo evitar pensar en la conexión de Ericka con el secuestro de Isabella. Siento una sensación de malestar al considerar la posibilidad de que esté disfrutando de mi angustia y podría estar dispuesta en hacerle daño a Isabella, solo para lastimarme. El temor se apodera de mí mientras imagino las posibles acciones vengativas de Ericka.Llego a casa de mis padres con la cabeza llena de pensamientos caóticos. Apenas ingreso al estacionamiento, mis padres están esperando.— Hijo, — me saluda primero mi madre, quien viene a abrazarme y eso me reconforta. — ya estaba comenzando a preocuparme — Adrien — dice mi padre, dándome un abrazo también.— No puedo hacer mucho más papa. — digo con lágrimas en los ojos — Estoy agotado, pero sin Isabella no puedo descansar ni un poco. No quiero perder a mi esposa.— La falta de sueño solo empeorará las cosas. Estoy seguro de que encontraremos una manera de resolver esto juntos — di
Pov Adrien.No he podido conciliar el sueño en toda la noche. Las primeras luces del día se filtran tímidamente por la ventana, iluminando débilmente la habitación en penumbra. Observo el amanecer con los pensamientos abrumados por la preocupación. Mi mente se llena de imágenes de Isabella, y me pregunto si habrá podido dormir atada a esa silla. Un escalofrío recorre mi espalda al recordar que fui yo quien la dejó sola sin prestar atención a ese latente presentimiento que me decía que algo no estaba bien.Mientras contemplo los destellos ámbar en el horizonte, me maldigo en silencio por no haber seguido mi instinto y haberme quedado a su lado. La culpabilidad me aprisiona el pecho y acelera los latidos de mi corazón. Mis padres se quedaron conmigo durante toda la noche, preocupados por mi falta de sueño. A pesar de que les insistí en que se fueran a descansar, comprendo que su angustia por mi situación les mantuvo despiertos. Pero al final decidieron recostarse unas horas. Estaban ag
Después de un rato de espera, tomo la decisión de pedirle al detective que me indique el lugar al cual debo dirigirme. Pacientemente, anoto la dirección que me proporciona. No está muy lejos del lugar donde me citaron inicialmente.— Entonces puedo ir solo...— No es prudente que vaya solo — me interrumpe. — Enviare dos de mis hombres estarán, esperándole para ponerse a su disposición, quienes lo llevarán con mis otros hombres que se encuentran en el lugar indicado.— Está bien, le agradezco su servicio — comento y cuelgo la llamada.Volteo la mirada hacia mis padres y les explico lo que me ha dicho el detective.— Sin embargo, pienso que no deberías ir — menciona mi padre. — Ellos son profesionales, sabrán cómo resolverlo.— Papá, ¿cómo puedes decir eso? — replico, con cierta frustración en mi voz. — El detective acaba de confirmar que Isabella está en el edificio. No puedo quedarme de brazos cruzados mientras la tienen cautiva.Mi madre se acerca y coloca su mano suavemente sobre m