-Cuida ésto con tu vida. - Le dije a la loba vendedora y ella asintió con seriedad cuando le di la ropa del Alfa Supremo. ¿Por qué me estaba involucrando, se preguntarán? Jodida sangre de Alfa. No podía quedarme de brazos cruzados mientras inocentes eran masacrados. Esperaba que no llegara a eso, pero era una posibilidad. Lo primero que hice fue llevar a los siete voluntarios (que tuve que señalar) y acercarnos a la casa de la curandera. Sabía que no había tiempo, pero había visto que tenía todo lo necesario para que pudiera hacer un par de cosas rápidas que me ayudaran a luchar contra los lobos. Salí de ahí en cinco minutos. Había estado practicando mi velocidad para preparar cosas junto a Ef. -En una batalla deberás de ir ya preparada. - Dijo cruzándose se brazos. - Dudo que el enemigo te de tiempo para hacer nada, sobre todo si la situación es de vida o muerte. -Lo sé. - Murmuré haciendo mi siguiente frasco de veneno casi sin poner mis ojos en ello. - Aunque tenga dos o t
No tendría más de siete años cuando uno de los guardias me sacó de la cama junto a mi hermana pequeña. -Debemos ir al lugar seguro. - Dijo con prisa y nos cargó a ambas. -¿Qué sucede? - Pregunté apenas abriendo los ojos. -Nos atacan. No nos dijeron más detalles, así que no sé con exactitud quién nos atacaba. Ni siquiera a la fecha sé qué fue lo que pasó. Papá tenía repartidas un par de cabañas por el territorio que utilizábamos para emergencias; no recuerdo en cual fuimos puestas, sin embargo, recuerdo que había mucho miedo a nuestro al rededor. El tiempo pasa más lento cuando eres una cachorra, pero estaba segura de que pasó al menos una hora antes de que la puerta fuera abierta abruptamente. -¡¿La curandera está aquí?! Una de las lobas al fondo se levantó y fué al encuentro del lobo. -Es mi pareja, el miedo aceleró el parto. - Dijo el lobo con voz temblante. - Por favor, corrí desde el otro refugio hasta aquí y no creo que el cachorro aguante mucho más. Entonces l
Estuvo "tranquilo" durante los siguientes veinte minutos. Algunos guardias me daban miradas extrañas, pero no me molesté en preguntarles a qué se debían. Nos llegaban algunos ruidos de peleas, sin embargo eran un tanto lejanas. O eso me parecía a mí. Los lobos dentro del refugio se encontraban tranquilos, así que no me preocupé mucho por ellos hasta que recordé que había alguien que podría hacer que el ambiente dejara de ser... no ruidoso. Entré al sitio de nuevo para asegurarme de que "doña Luna" aún estuviera inconsciente cuando la idea entró en mi cabeza. Al abrir la puerta los lobos me miraron expectantes. -Aún no hay novedades sobre lo que sucede allá afuera. - Dije buscando entre la multitud. - ¿Dónde está su Luna? Algunos se apartaron para que pudiera ver que la loba estaba tendida en un rincón junto a su familia. Una familia que me miraba con venganza claramente escrita en toda la cara. Bueno, no buscaba agradarles de todas formas. -Bien. Si despierta y no se
-Estoy segura de que no notarán que no estamos por al menos un par de horas. Pueden esperar a saber que ya no hay amenaza a su manada. Tuve que convencerlo de irnos de ahí. ¿Quién hubiera pensado que solo bastaría decirle que un montón de lobas saltarían a sus brazos en el instante en que abriera la puerta para que comenzara a moverse en sentido contrario? Sabía que el Alfa Supremo no dejaría desprotegida a la manada, así que lo más probable era que hubiera dejado a los guardias solo como precaución porque ya había terminado con la amenaza. Volví a meterlo a la bañera por segunda vez en un día y luego me tomé la libertad de tomar un paño, mojarlo y restregar la sangre seca de sus brazos. Me declaraba fan de esos músculos. Él solo se dejaba hacer. -¿Buscas algo con esto?- Murmuró cerrando los ojos cuando pasé el paño por su barbilla. -Heridas. Puedo ir rápidamente por algunas hierbas a la casa de la curandera y atenderlo adecuadamente. - Dije distraídamente. Ah, menos
Mientras el Alfa murmuraba algunas disculpas a los heridos (que, por lo que entendí, habían tratado de contenerlo para que no atacara a la loba que acababa de dar a luz), mi mente divagó sobre la orden silenciosa del Alfa Supremo. Había escuchado historias, cuentos para asustar a los Alfas sobre el verdadero poder que Nuestra Gran Madre le otorgaba al Alfa Supremo, pero había creído que solo eran parte de la larga lista de "poderes" sobrenaturales inventados que rodeaban el puesto. Verlo en directo fue una sorpresa. Se decía que ellos podían emitir una orden tan poderosa que era irresistible para los Alfas. No era necesaria usarla en los civiles ya que normalmente no eran tan estúpidos como para desobedecer al Supremo y, además de todo, sería difícil ganarle cuerpo a cuerpo. La cosa del aire que había visto debió de ser producto del Alfa Supremo ordenando al lobo para que no pudiera transformarse y así tenerlo controlado... o humillado. Quizá ambas. Una buena teoría, en mi opinió
La unica solución que se le ocurrió al Alfa Supremo para evitar que el Alfa pudiera tocarme era que yo ocupara el puesto de Luna. Por supuesto di un respingo asqueada y él se rio. -No lo serás, Vomi. Solo tienes que ganarle en un duelo, declarar que eres la hembra más fuerte del lugar y luego abandonar el puesto. -¿Y eso se puede? - Pregunté con curiosidad. -Sé que no está prohibido. -Dijo encogiéndose de hombros. - El Alfa no puede tocar a ninguna Luna o ex Luna. Resoplé. -No quiero pelear contra ella. -No lo hagas, solo déjala inconsciente de nuevo. ¿Acaso no crees poder hacerlo? -Puedo, pero ¿Para qué tantas molestias? Simplemente diga que me castigará con dureza y que yo estaré muy arrepentida. -No me creerán. Ahora mismo piensan que tengo cierto favoritismo hacia ti y no seré imparcial. Lo miré negando con la cabeza. -¿Y lo tiene? - Pregunté meneando las cejas. Él Negó con la cabeza con seriedad así que suspiré. - Siento ponerlo en esta difícil situación. Bufó. -Si n
La loba hizo toda una exhibición de sacar sus garras y mostrarme los dientes. Yo solo me coloqué en el centro de nuestra arena improvisada y esperé pacientemente a que dejara de gritar todo lo que haría conmigo. Relajé brazos, piernas y mantuve la compostura Lo de usar mis intestinos como collar fue un poco asqueroso. Una imaginación muy activa. -Transfórmate, perra. - Gruñó acercándose. - Yo solo peleo con garras. -Puedes pelear como quieras. - Dije sin moverme. Ella bufó. -Tu funeral. Los lobos a nuestro al rededor guardaban silencio. No sabía si era por respeto, porque no apoyaban a su Luna o porque seguramente los sacaron de sus camas para ver esta demostración de "poder". Me inclinaba por lo último. -El duelo comienza... ¡Ahora! La loba se transformó y no perdió tiempo de atacarme de frente. Solo me moví a un lado y ella mordió el aire. Eso la hizo enojar aún más. -¡Vamos, mamá! ¡Enséñale a esa perra quién manda! ¡Es solo una vulgar zorra! - Gritó uno de sus cac
Hubo un sonido ahogado entre los gritos. Abrí los ojos y miré la pelea entre dos lobos. Uno era gris y otro marrón. -¡Joel! - Gritó la loba detrás de mí. -¡No! Pues el tal Joel no le hizo caso porque siguió peleando contra el Alfa. No fue hasta que la loba comenzó a sollozar que hice la conexión: Joel debía ser el nombre de su pareja. Miré hacia mi derecha y vi al Alfa Supremo dándole órdenes a cuatro lobos. Éstos corrieron hacia la casa de la manada. Luego el Alfa Supremo se aproximó a mí. -¿Estás herida? -No. Creo que el lobo Joel llegó a tiempo. - Murmuré señalando con la cabeza la batalla. -¿Hay que intervenir? -No. El lobo recién llegado lanzó un desafío al Alfa para proteger a su pareja. Lo atacó en el aire. - Dijo cruzándose de brazos. - Por suerte, solo tendremos que quedarnos por aquí hasta que uno de los dos muera. Somos libres de irnos después. Asentí. -¿Regresamos a casa? -No. Debemos escoltar a algunos lobos a casa antes de eso. Ambos miramos junto a la manad