Capítulo 36.

Mis cejas se elevaron.

¿Acaso los renegados se estaban organizando para ir por el Alfa Supremo?

Ciertamente era una amenaza para ellos.

-Otro dijo que ya tenían suficientes lobas y que no valía el riesgo. - Dijo una cachorra temblando. - Fueron los que estaban en la cabaña con nosotros y que comenzaron a escoger cuál de nosotras sería su premio. En cuanto llegaran sus amigos, irían por Calavera.

Algunas cachorras asintieron.

-¿Calavera es un apodo? o ¿Quizá un lugar?

Las cachorras se miraron entre sí y luego me miraron a mí. Bien, ellas no sabían.

-¿Algo más? Recuerden que cualquier detalle es bienvenido.

Nadie más habló.

-De acuerdo. Muchas gracias a todos, han sido muy valientes. ¿Les está gustando esta manada?

No respondieron y yo suspiré.

-Escuchen, sé que cambiar constantemente de lugar es difícil. La manada del Alfa Supremo ya no era un sitio seguro, no porque el Alfa no quisiera cuidar de ustedes, sino porque es el encargado de cuidar a todos los lobos del continente. Un gran p
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