Capítulo 206.

Subí por aquella espiral tan rápido como pude dejando atrás a otros cuatro compañeros que se encontraban defendiendo la intersección.

Ellos se veían bien. Quizá algo cansados pero bien, me interesaban más los que se encontraban luchando arriba.

Al llegar a la luz del sol me detuve solo un segundo para evaluar la situación.

Los frascos que les había dejado ahora estaban vacíos, pero las muecas en sus rostros, el sudor de sus frentes y algunos temblores me decían que no se encontraban bien.

Por supuesto que no lo hacían. Aquellos frascos solo disminuían el efecto del veneno, no lo eliminaban. Y con el ejercicio que estaban haciendo solo propagaban más rápido por todo su cuerpo la sustancia tóxica.

Mi pareja, un poco más allá, se encontraba esquivando garras y pateando lobos en su forma humana. Era una buena estrategia para mantenerlos alejados de sus puntos vitales que, sin duda, atacarían en cuanto vieran la posibilidad.

Me estremecí al recordar por un segundo su forma casi inerte
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