Ubicación: Argentina

Despierto y estoy sola. El maldito se ha ido y me ha tapado el cuerpo con una sábana. Solo recordar lo que ha pasado me frustra. Me visto y reviso el lugar. No parece que nadie viva ahí. Sin embargo, en el ambiente hay el aroma de un perfume. El desgraciado ha dejado su olor impregnado en mí. Regreso al hotel donde me quedo y me doy una ducha. Le pego a la pared por la bronca que siento. Sin embargo, al prender mi móvil, mi padre me está llamando. Cuando respondo, su voz muestra enojo.

—¿Qué fue lo que pasó? ¿Estás bien? —pregunta y antes de que pueda contestar, continúa—. Tu madre no ha dormido en toda la noche. Dime que no fuiste a esa maldita fábrica.

—Estoy bien. Quería investigar algo y fui, pero no me pasó nada —respondo y él parece más molesto que antes.

—Regresa urgente a casa. Tengo cinco cadáveres por lo que responder —ordena mi padre y tengo que hacer lo que me pide. Los otros superiores están furiosos.

Al llegar a casa, me recibe mi madre. No me abraza