Ubicación: Argentina

—Amanda, ¿cuántas veces debo pedirte que te alejes de estas personas? —pregunta Zack, tomándome de la mano—. Tu tío te está buscando.

—No me toques —respondo, soltándome de su agarre.

—Mentiste, recuerdas lo que ocurrió el otro día —reclama, sorprendido.

—Tal vez quieras salvar a tu prometida de las garras de su padre. Él piensa que soy yo —le indico, y me mira.

—¿Sabías sus intenciones y, aun así, les seguiste el juego? —pregunta molesto—. Aléjate de ellos.

Algunas personas se acercan en nuestra dirección, así que Zack abre una puerta y terminamos en la habitación donde guardan las sábanas de la casa. El efecto del afrodisíaco parece incrementarse, así que saco otro bombón de mi bolso y me lo meto en la boca. Mi móvil suena; es mi tío, que está afuera esperándome. Al parecer, él también se siente mal. Como lo supuse, ese viejo quería que mi tío quedara imposibilitado de ayudarme y lo drogó también. El problema es que, si vuelvo con él, ambos corremos el riesgo de