Ubicación: Argentina

—Relájate, ¿sientes cómo mis dedos apagan el fuego de tu interior? —Aunque su voz sonaba extraña, no podía evitar disfrutar el contacto de su piel con la mía.

—Señorita, despierte, el avión ha aterrizado —dice la azafata mientras miro por la ventanilla. Me he quedado dormida y he vuelto a soñar con ese asesino.

—Gracias por despertarme —respondo, tomando mis cosas para bajar.

Aunque ya me he acostumbrado a viajar tanto, aún me cuesta hacerlo en el avión privado de papá. Unos hombres han comenzado a seguirme en Argentina y he tenido que volver a casa. Nadie puede venir a la isla si no es invitado, por lo que aquí estaré segura. Aún no le he dicho a papá que Zack es un Sergey, no sé cómo va a tomarlo.

Después de investigar en el hospital, descubro que la enfermedad que tuvo Fernando, mi cuñado, es similar a la de Zack. Solo que la de Zack es aún más extraña. Le envío los resultados a Julia para preguntarle qué piensa. Al igual que la vez que le entregué sus pastillas