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Capítulo 5

Me puse un lápiz labial color cereza, máscara de pestañas, e intenté arreglar mi cabello lo mejor que pude.

—Te van las putas, como Daria —sonreí al ver un atisbo de felicidad en la pequeña mueca que se asomó por la orilla de sus labios.

—Touché —silbó—. Que te puedo decir, todo lo que tengo que hacer es tronar los dedos para que una chica ansiosa aparezca a mi lado o salte a mi regazo.

—O le metas la lengua hasta la garganta —hice una mueca de silencio que intenté ocultar bajo la sutil indiferencia, aunque en el fondo me quemaba.

—Soy el galán del campus, ellas me adoran —Rayan encogió los hombros con inocencia fingida.

Cuando por fin termino, no puedo evitar iluminar mi rostro con una sonrisa, hoy sería el día en el que me entregaría a Eithan, sabía que estaba en casa y aunque habíamos quedado en vernos más tarde en su casa, mis ansias por abrazarlo y que me mimara, carcomían mi alma.

—¿Sonríes porque pasaremos el día juntos, Azu? —Rayan enarcó ambas cejas con incredulidad.

Puse los ojos en blanco y tomé mis cosas.

—No, saldré con Eithan, estaré todo el día con él —bajé las escaleras y pude sentir como Rayan caminaba detrás de mí, dando zancadas fuertes y varoniles—. En unas horas me convertiré en una mujer completa.

Decirle eso a mi mejor amigo, me hizo sentir cierta sensación de triunfo, por los cinco años atrás, no dejé de escuchar las incontrolables aventuras sexuales de Rayan, de mis amigas y de las chicas de la escuela, que suelen aventar su veneno y anécdotas en los baños, como si ese sitio fuera una especie de altar femenino de confesiones. Y ahora me tocaba a mí.

Me detuve cuando de pronto sentí el ambiente lleno de tensión, mezclado con el silencio infernal de Rayan, giré y el alma se me cayó a los pies al ver el rostro lleno de furia de mi mejor amigo.

—¿Qué m****a acabas de decir, Azu? —las fosas nasales de Rayan se dilataron, su pecho comenzó a subir y bajar al tiempo que su manzana de Adán danzaba frenética dentro de su garganta.

Me sentí pequeña y en ese instante solo pude pensar en que Rayan jamás se había enojado tanto conmigo, éramos mejores amigos, me protegía y yo a él, tragué duro pero me mantuve firme. No pensaba dejar que él me arruinara el mejor día de mi vida.

—No es de tu incumbencia —resoplé.

—Azura, no te vas a acostar con mi primo, y no hay discusión —sentenció como si le estuviera pidiendo permiso.

Bufé, solo porque sabía que eso le molestaba.

—Te quiero Rayan, pero no te estoy pidiendo permiso, soy mayor de edad, él es mi novio y…

Los ojos de Rayan parecieron dos llamaradas imposibles de aplacar.

—¿Quieres que él te follé? —esta vez su tono de voz era duro.

Mi pulso se lanzó a galopar, de pronto ya no parecía molesto, por el contrario, su rostro se relajó, mi corazón dio un vuelco cuando un lado de su boca se elevó en una débil sonrisa llena de maldad.

—Sí… —sentí pena de mí misma al no sonar tan convincente como quería.

—Bien —asintió con la cabeza—. Entonces creo que no debes avisarle que vas a su casa y darle la sorpresa de su vida.

—¿Qué?

—Lo que has oído, Azu.

—Sé que hay una trampa aquí, olvidas que te conozco desde los pañales —lo señalo con el dedo.

—No hay nada, solo la verdad, si tanto confías en mi primo, ve, pero luego no vengas llorando, jodiéndome, porque adivina qué —Rayan se acercó a mí de dos zancadas, olía a cigarrillos y a menta fresca—. No estaré aquí para escuchar tus mierdas, eres mi mejor amiga y te quiero, pero debes abrir los ojos.

Respiro hondo mientras lo veo dirigirse a la salida de mi casa.

—Eh, ¿adónde vas? No hemos terminado —gruño como una niña pequeña a punto de hacer un berrinche.

—A follar a alguna zorra, pero eso tampoco debería importarte —Rayan se dio media vuelta y sonrió, la misma sonrisa que mostraba desde que éramos niños y que solo significaba que se había metido en problemas—. ¿O sí?

—Que te jodan, capullo —le enseñé el dedo corazón.

—Oh, claro que lo harán.

Y diciendo esto salió de mi casa azotando la puerta.

«Pero este qué se creé»

Estaba cabreada con Rayan, pero el capullo de mi mejor amigo tenía razón en una cosa, le daría una sorpresa a Eithan.

Aunque tal vez la sorpresa me la llevé yo, ya que después de devanarme el cerebro pensando en marcarle o no, ya había llegado a su casa, solo que el corazón se me paralizó, el cielo de pronto me pareció una enorme masa sobre mis hombros, al ver el carro rojo puta, de Daria, la chica en turno de Rayan.

"Tranquila, tal vez Rayan también esté aquí"

Quise convencerme, bajé del auto pero justo cuando estaba decidida a dar dos pasos, mi teléfono móvil sonó, era un mensaje de Rayan.

SIN HUEVOS: Perdóname Azu, ¿en dónde carajos estás?

No respondí, y enseguida llegó otro.

SIN HUEVOS: No vayas a casa de Eithan, es mala idea.

Fruncí el ceño.

SIN HUEVOS: Hablo en serio Azura, si vas, juro que te follaré tan duro, sin importar que seas mi mejor amiga.

«Pendejo»

Silencié mi móvil, lo metí a uno de los bolsillos de mis shorts, y caminé directamente a mi infierno, algo era seguro, si Rayan no estaba con Eithan, ¿qué hacía Daria con mi novio? Eran amigos, pero…

Vibró nuevamente mi móvil, y antes de tocar el timbre, molesta y pensando que se trataba de Rayan nuevamente jodiendo, sin mirar el identificador, contesté.

—¡Escucha pendejo, si vuelves a…!

—¿Amor?

Casi me atraganto con mis palabras al reconocer la voz de Eithan.

—Lo siento, creí que eras Rayan —me disculpé.

Su estridente risa me causó cosquillas en el estómago.

—Mi primo es un maricón de m****a, no le prestes atención.

—Sí, lo sé —sonreí.

—Pero hablando de cosas importantes, ¿crees que podamos posponer nuestra noche mágica para el otro fin de semana? —Eithan parecía abrumado, su tono de voz era serio y eso me causó mala espina.

Giré a mi derecha y vi su auto estacionado.

—¿Por qué? —cuestioné sabiendo que algo iba mal.

—Porque en estos momentos voy a casa de mi abuela y estoy tomando un avión, escucha… Se puso mal y… —el sonido de una carcajada femenina surgió al fondo de la línea—. Tengo que colgar, te amo Azura.

Abrí la boca para decir algo, pero no me dio tiempo de nada, solo cortó la llamada. Entonces por primera vez en muchos años, surgió de mi interior una furia que era más que apocalíptica, y sin decir nada entré a la casa.

De una cosa si estaba segura, le cortaría el pene a Eithan, y después patearía las bolas de mi mejor amigo.

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