Capítulo 52. Un buen consejo

Mucho más tarde después de que todos se hubieran aseado Marina dormía sobre varias almohadas con el brazo izquierdo inmovilizado con un trozo de tartán viejo pero limpio de Ewan.

Gavin desde la puerta de la cabaña observó a Ewan regresando desde el establo.

Aún llovía, pero ya era una fina lluvia que hacía la noche muy fría.

—Dejé al hijo de Fergus junto a su mujer en el establo, estarán cómodos —Ewan se quedó un rato en silencio—. Cosa más rara no he visto, ellos hablan con ayuda de los aparatos esos que todos llevan hoy en día.

—Si no te empeñaras en continuar viviendo en el siglo pasado te darías cuenta que la tecnología es necesaria.

—Aquí ni electricidad tengo, y no me hace falta.

—Ewan deberías escucharme y venir al clan MacLeod conmigo.

— ¿Cómo está tu padre? —Cambió Ewan el tema de manera abrupta.

Gavin suspiró.

—Murió hace poco.

Ewan se persignó.

—Debiste decirme, hubiera ido.

—No murió aquí, fue en Brasil.

—Es una lástima, creo que era
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