Al siguiente día Marina despertó y vio a Gavin ajustándose el kilt frente al espejo, ya las almohadas estaban en su lugar. Marina mordió sus labios, dejada llevar por el orgullo había hecho que Gavin durmiera en el suelo de su propia alcoba, aunque con bastante colchas y almohadas, incómodo no durmió. Así que se levantó de buen humor. —Buenos días —saludó a Gavin y él hizo un gesto con la cabeza, seguía molesto con ella, la vio a través del espejo cuando pasó detrás de él. Gavin volteó a observar sus piernas y como se marcaba su trasero redondo en el short de satín. Disfrutó los cinco segundos que tardó en cerrar la puerta del baño. —A dónde has llegado, viendo como tonto un par de piernas —se recriminó a sí mismo. Salió de la habitación cuando escuchó el sonido de la regadera, lo más sano era conservar la distancia. Vio que Cris seguía dormido y fue a su oficina y mandó a buscar a Graham. Graham entró con ojeras marcadas y evidente cansancio. — ¿Resaca?
—Yo me retiro, Camila ¿por qué no me acompañas y dejamos al jefe y a su esposa? —Le pidió Graham. —Debo tener unas palabras con nuestro jefe de clan —respondió Camila sin mirar a su hermano, miraba a Gavin directamente a los ojos. Marina se adelantó —En realidad yo venía a buscar a Graham, me dijeron que estaba aquí y quiero que vea a Cris —manifestó Marina sin mirar a Camila. —Si Cris se despertó iré a evaluarlo —respondió Graham. —Y yo tengo mucho trabajo con el nuevo proyecto de cooperación, necesitaré varias cosas Gavin —Advirtió Marina con buena disposición, incluso se veía ansiosa. Gavin achicó los ojos, no confiaba en Marina lo suficiente y lo que vio como algo beneficioso ahora no sabía si era cuchillo para su garganta, pero ya no podía retractarse, así que solo afirmó con la cabeza. Marina salió con prisa de la oficina. Camila miró a su hermano y Graham suspiró y salió de la oficina cerrando la puerta. Camila con los puños apretados observó a Gavin
Marina estaba muy contenta, los estudios de Cris reflejaban una mejora y aunque faltaban los resultados de los exámenes especiales tenía fe de que su hijo iba en camino a la recuperación. Fiona la tía de Gavin resultó ser excelente con los niños y Cris estaba encantado con ella escuchando historias de legendarios guerreros del clan, se ayudaba con un libro con imágenes y ya Cris empezaba a entenderle el idioma. Cuando Marina orgullosa le comentó que Gavin decía que Cris era un genio, Fiona no lo puso en duda. —Se parece mucho a Anderson, estoy muy agradecida con Dios porque le dio una segunda oportunidad a Gavin con Cris. —Él lo quiere mucho. Fiona frunció el ceño. —Entiendo que para ti no fue fácil, pero me alegro que hayas venido con el niño. Marina se puso roja de vergüenza. Era obvio que Fiona pensaba que ella había tenido una aventura con Gavin estando recién casada. —Doña Fiona, Cris no fue planeado, la vida a veces nos lleva por caminos extraños y pues
Marina y Graham se miraron sin decir una palabra para no expresar su preocupación por Ana. Graham trató de encender la camioneta, pero no pudo. —Puedo revisarla —dijo Marina—. Mi papá es mecánico y yo sé algo de autos. —Qué bueno, porque de mecánica no sé nada —advirtió Graham. Marina salió bajo la lluvia inclemente para ver el motor, pero ni siquiera tuvo que abrir el cofre, vio el líquido refrigerante derramado y la camioneta destrozada al frente. —Esto está muy mal, no puedo reparar un radiador roto a mitad de… ¿Dónde demonios estoy? Marina miró a su alrededor, estaban muy por debajo de la carretera, literalmente en un hueco. —Metida en un hueco, la historia de mi vida —se quejó Marina de su mala suerte y miró hacia la camioneta, porque al menos no está sola esta vez, siempre puede contar con Ana. Marina iba a entrar a la camioneta y vio a Ana subirse en las piernas de Graham y besarlo. —Volví a mi adolescencia, me mojo en la lluvia mientras Ana besa a un
Marina le dio la espalda. —No es lo que quise decir, lo que te digo es que yo aborrezco a Gavin MacLeod, aunque estoy conforme como es con Cris detesto que debamos fingir que entre nosotros hubo más que una noche de errores. — ¿Y por qué parece que recitas algo de lo que te quieres convencer? Marina regresó con Ana y aunque estaban solas dijo en voz baja: —Antes de la fiesta, él me besó… — ¿Y tú qué hiciste? —Preguntó Ana sonriendo. —Le respondí al beso. Ana dio un grito mortificado y se echó a reír. Marina no pudo explicar que todo era considerado un error por parte de ambos porque ya Graham regresaba con ellas. —Debemos caminar al este, estamos cerca de la frontera con los MacTavish. — ¿Y si te esperamos que vayas por ayuda? Inquirió Marina. —No las dejaré solas aquí —dictaminó Graham. — ¿Estaríamos en peligro? —Preguntó Marina asustada. —Estamos en zona limítrofe con el clan MacTavish, pero al oeste con el clan Cameron. —Conocí a Alista
Cuando comenzó a llover Gavin fue a la habitación de Cris. — ¿Has sabido algo de Marina? —Preguntó Fiona—. Me preocupa porque los caminos hacia las tierras MacTavish son muy peligrosos cuando llueve. —No sabía que había ido, supongo que fue con Graham. —Sí, también los acompañó Ana. —Llamaré a ver como están. Gavin trató de comunicarse con todos sin éxito. —No puedo comunicarme. —Espero que estén bien —enfatizó Fiona. Habían hablado en escoces y Cris jugaba con un camión de juguete. — ¿Dónde está mi mami? —Preguntó Cris de repente. —Está con Graham y Ana —respondió Fiona primero que Gavin. —Aún recuerdas portugués —comentó Gavin. —No mucho, pero Cris me ha comprendido y yo a él —Papá ¿puedes buscar a mi mami? Gavin sonrió y afirmó con la cabeza. —Claro que sí Cris, no tardaremos. Gavin dio media vuelta para retirarse. —Llévate un grupo de hombres —recomendó Fiona. Gavin negó con la cabeza. —No quiero que los MacTavish o los Cam
Ana y Graham estaban en silencio, más que porque no tiene sentido hablar si el otro no entiende, no hablaban porque estaban asustados. Marina no regresaba, la lluvia se filtraba y hacía mucho frío. Graham le había dejado su tartán a Ana que estaba acurrucada y él estudiaba el lugar en que estaban. Ana observaba a Graham con la poca luz que se filtraba, su cabello largo estaba enmarañado, lleno de tierra suelta que se pegaba a la humedad de sus brazos, los músculos en tensión se dibujaban mientras afanado se dedicaba a algo minuciosamente. Parecía una especie de bandido, para nada lucía como el buen pediatra especialista en oncología con cara de santo. Sacó una navaja de su bolsillo y empezó a tallar ramas que había caído con ellos, lo hacía de manera experta. Pronto Ana entendió su propósito, estaba juntando ramas secas para hacer una fogata, y lo consiguió… La pequeña antorcha les proporcionaba luz, incluso calor, quien viera desde afuera podría dar con ellos fáci
— ¿Te jactas de ser la más digna MacLeod que ha existido y has aceptado ser la amante de Gavin? —Inquirió Fiona con total desaprobación. Camila tragó grueso para evitar las lágrimas de frustración. —Goza echándome en cara que soy menos y poca cosa para su sobrino, se jacta de mi sufrimiento y dolor, usted es cruel conmigo porque me tiene envidia. — ¿Envidia de qué niña tonta? Te has rebajado en nombre del amor, pero eso no es amor Camila, si el amor te hace sentir menos que otro individuo entonces es una relación que te traerá tristeza y desilusión. —Yo lucho como usted no tuvo el valor de hacer. Yo no me quedaré sola y triste como usted, amargada y sin un hijo, despreciada por su esposo y su familia. Cuenta con el amor de Gavin que le abrió las puertas del clan después de ser repudiada. Y pronto verá como Gavin me da mi lugar y usted tendrá que tragarse su odio en mi contra. —No te das cuenta que no es odio si no lo contrario —masculló Fiona con lágrimas en los ojos y