— ¿De qué demonios están hablando? —Inquirió Gavin mirándolos a todos. Estaba furioso, no quería que bajo ningún concepto se enteraran que Marina se ligaba a los Duncan. —Fuiste a Brasil determinado a descubrir qué pasaba en el banco de tu padre, pero regresaste con Fergus muerto y una muchacha herida con su hijo enfermo —acotó el anciano—. Ahora explícanos Gavin: ¿Por qué en Brasil la acusaste de un crimen y ahora es tu prometida? —Obviamente Gavin es el protector de Marina —objetó Graham y miró a Gavin—. Lo que puedo entender de todo esto es que ella fue víctima y tú y mi padre la rescataron. Gavin continuaba en silencio mientras el resto de los representantes del clan debatían. “Pero lo importante es que Gavin no puede casarse con la mujer”… “Es la mujer de su sobrino” “El niño es su sobrino también” — ¡YA BASTA! —Vociferó Gavin dando un golpe en el escritorio con la palma abierta y todos hicieron silencio mirándolo impresionados—. Me casaré con Marina An
Dos semanas después. Marina caminó rumbo al estudio del jefe del clan, los estandartes y las flores adornaban la sala principal del castillo, todo el personal preparaba que todo al día siguiente estuviera listo. Sería la boda del jefe del clan y Marina no lucía como una novia común. —Deberías sonreír —le reclamó Gavin al verla entrar a su oficina. — ¿Qué es lo que quieres? —Preguntó Marina cruzando los brazos. Gavin se echó a reír negando con la cabeza. —Eres una niña malcriada. Marina detestaba que le dijeran niña, y más él que lo decía como burla. —Para ti soy una niña. Gavin se carcajeó de risa. —En realidad, tengo 42 años —Gavin se acercó a ella con un cofre de joyería en las manos—. Tenlo, es tu anillo de compromiso —Gavin lo entregó en sus manos sin abrirlo y Marina tampoco lo abrió. —Gavin por favor, detén esto. Gavin se sentó en su escritorio. —No puedo… — ¿Por qué tienes que ser tan obtuso? — ¿Obtuso dices? —Espetó Gavin—. Eres un
Marina como señora del clan MacLeod debía sentarse junto a Gavin en una mesa llena de comida y lujo e ir recibiendo las felicitaciones de todos los miembros de los clanes vecinos que iban llegando a presentar sus respetos y conocerla. Marina cada vez más nerviosa ante la expectativa de compartir íntimamente con Gavin no podía dejar de recordar la nefasta noche que fue subastada. —Luces muy pálida, ¿te sientes bien? —Le preguntó Gavin. —Quisiera ir por un poco de aire —musitó Marina. Gavin se levantó y la escoltó al mirador. Marina tomó una bocanada de aire. —Quizás el corpiño te aprieta —Inquirió Gavin. Marina negó con la cabeza. —No es nada… — ¡Gavin, en hora buena! — ¡Stephen! —Gavin exclamó al ver a un amigo y aliado comercial—. ¿Estarás bien aquí? —Preguntó a Marina. —Sí… Ve, no hay problema —exclamó Marina con apremio resistiendo las ganas de sacarlo de su vista a empujones. Quedó sola en el mirador y miró a los lados, tenía horribles náuseas y
Los aposentos del Laird del Clan eran enormes, sin embargo Marina se siente con claustrofobia, pánico y todo tipo de ansiedad. La habitación como tal es hermosa y como todo el castillo una mezcla armoniosa del pasado y presente. Lo que más llama la atención en el espacio es una chimenea central, y esto aunque le aporta un aire bastante romántico a la habitación, el retrato gigante de una mujer sobre la chimenea parece absorber toda la energía del lugar. Marina sintió escalofrío solo de ver el retrato pues está de frente a la cama, parece que la observa, asume que se trata de Sofi. Marina decidió sentarse en un rincón de la habitación, en un pequeño escritorio que desentona con la opulencia del lugar, se ve desgastado y con una silla que vio mejores momentos, pero era muy acogedor. Hay en este escritorio habían algunos libros y varios bastidores con bordados hermosos; Marina los miró uno por uno y los dejó en su lugar. —Si Gavin me ve curioseando las cosas de Sofi me
—Marina me debo ir. —No Ana, por favor. —Marina no sé qué hago aquí, ha pasado un mes desde que te casaste y te has vuelto más indescifrable que la gente de este clan y eso es porque no sé hablar escoces, porque no hace falta ser un genio para darse cuenta lo que piensan de la situación de tu matrimonio. Marina tomó las manos de Ana. —Salgamos, igual ya no aguanto más. Una enfermera se quedó a cargo de Cris y Marina y Ana caminaron por una colina cercana al castillo que les permitía ver si alguien se acercaba. —Está bien, ya estamos lejos y no creo que las aves de Escocia sepan hablar portugués, dime que pasa. Marina mordió sus labios y puso su mano en la frente. —Creo que debo empezar desde el principio. Marina por fin pudo desahogarse entre lágrimas de frustración todo lo que llevaba preso en su mente y corazón. Ana escuchaba atenta apretando los puños en los momentos que ve de manera evidente las intenciones de José Manuel, por la carga emocional que M
Marina entró a la habitación de Cris y vio que su cara era triste, la tablet a la que no abandonaba jamás estaba en la cama con un reels infantil reproduciéndose una y otra vez sin que el niño le pusiera atención. — ¿Te pasa algo Cris? Marina se acercó a su hijo y él tenía entre sus manos un mechón de cabello. Marina lo abrazó con el corazón arrugado, pero demostrando fortaleza a su hijo sonrió. —No pasa nada mi amor, el cabello siempre crece. —El abuelo ya no le crece cabello, ¿Seré igual a él? —murmuró Cris triste. Marina apretó los labios. —Sí, pero a ti te volverá a crecer, te lo prometo. — ¿Tardará mucho? —Eso no importa, te pondremos gorras, sombreros y Elsbeth teje unos gorros hermosos. —Los escoceses no usan gorros para el frío, porque son guerreros, mi papá me dijo que soy un guerrero y no importa si uso gorro, porque soy el jefe. Marina sonrió. — ¿Gavin te advirtió que se caería tu cabello? Cris afirmó con la cabeza. —Mi papá me l
La enfermera con una gran sonrisa le puso a Cris un gorro tejido y le hizo un guiño. —Creo que este gorro es de la suerte, mis pacientes aseguran que hace crecer el cabello muy rápido y creo que se ve hermoso. Cris sonrió y Marina entró a la habitación junto a Gavin. Cris al ver a Gavin se quitó el gorro trayendo más cabello con el movimiento. Gavin con el corazón partido fue a la cama y lo abrazó mostrando siempre una sonrisa. —Papá, los guerreros no usan gorro, así que no sé —dijo Cris dudoso. Gavin sonrió. —Los guerreros usan lo que necesiten para librar sus batallas y creo que te queda bien. Gavin cargó a Cris para ponerlo en la silla mientras la enfermera preparaba la máquina de afeitar. Marina luchaba por mantener la compostura. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras sostenía la mano de Cris. Gavin se mantuvo a su lado con la mirada fija en su hijo dándole su apoyo.La enfermera tenía todo listo y miró a Cris a los ojos. — ¿Estás listo, campeón?
Graham corrió seguro de que era Ana quien gritaba por ayuda. — ¡¡AUXILIO, POR FAVOR AYUDENME!! Ayyy aquí nadie me entiende ¿Cómo es que se dice? “Jelp…Jelp mi plis” Ay Dios mío soy terrible… Graham la vio en el suelo, con su cabello alborotado y mejillas sonrosadas. — ¿Qué te pasó? —Preguntó en inglés al verla tirada en el suelo, de inmediato miró a su alrededor— ¿Fue una serpiente? — ¡¿Qué?! —Preguntó Ana. Graham hizo una charada con las manos simulando una serpiente. Ana pegó un grito casi llorando de dolor y ahora de miedo. — ¿Dónde hay una serpiente? Graham puso la mano en la frente y negó con la cabeza. —Debería buscar a Gavin. Marina señaló su tobillo rojo e hinchado. —Esguince —dijo señalando con sus dedos índices. Graham la miró. — ¿Cómo te caíste en un terreno plano? —Preguntó y se arrodilló junto a ella, examinando la lesión—. Deberías haber tenido más cuidado —gruñó, pero su tono era más suave de lo que pretendía— ¿Cómo diablos te la