— ¿Perdón? ¿Está usted jugando? —Inquirió Marina molesta. Graham se veía apenado. —No, hablo muy en serio, se haría in vitro, se analiza en laboratorio y se insemina el óvulo fecundado que sea viable en su totalidad con Cris. —El donante perfecto —murmuró Gavin. —Así es, de su cordón obtendríamos las células madres, de necesitar médula ósea, transfusiones de plasma, incluyendo órganos como riñones tendríamos el donante perfecto… Marina se levantó de su silla y quería salir corriendo de allí. —Mi hijo se pondrá bien, él no necesitará nada más que la quimioterapia. —Pero quisiera que se hicieran pruebas antes en nosotros, porque si hay compatibilidad —advirtió Gavin sin prestar atención a Marina. A Marina toda esta conversación a su parecer era bizarra. ¿Cómo que iba a tener otro hijo?, y con Gavin además… —Es prematuro hablar del tema —aclaró Graham—, primero veamos cómo reacciona a la quimioterapia, pero en mi opinión la mejor opción siempre será un herm
Gavin no esperó a escuchar a Ana, corrió en dirección a la habitación de Cris con Graham pegado a los talones. En cuanto llegó, la imagen que presenció le partió el alma, se vio a sí mismo años atrás con Anderson en sus brazos, pero ahora era Marina sujetando en sus brazos al pequeño Cris muy pálido y con los labios azules. Graham pasó por su lado y es cuando entiende que se había quedado de pie sin poder avanzar. Marina llora con mucho dolor y Graham quita el niño de sus brazos. —Gavin llévate a Marina —Gavin lo escuchó, pero su cuerpo se niega a moverse, quiere correr, pero en dirección contraria, huir del dolor—. ¡¡Gavin ahora!! Gavin reaccionó y abrazó a Marina por la espalda y tuvo que cargarla para lograr alejarla de Cris. Marina gritó y le dio golpes en la espalda, a Gavin le duele el hombro del atentado, pero resistió el dolor y sin soltarla la sacó de la habitación. — ¡¡NO, MI HIJO, SUÉLTAME!! — ¡Marina!... ¡Marina, tranquilízate! Pero no había fo
— ¿No has descansado? —preguntó Gavin susurrando—. Puedo quedarme un rato—dijo con poca convicción, este era el último lugar donde quería estar, pero tampoco podía alejarse. Marina negó enérgicamente con la cabeza. —Estoy bien —replicó y continuó cantando la hermosa canción de cuna. Ana entró y sonrió a Gavin, se sentó junto a Marina y tomó una mano de ella y con la otra la de Cris. Cómo si de alguna manera pudiera darles energía para continuar, eso le pareció a Gavin y lo apreció, sonrió con Ana complacido de haberla llevado, Marina se veía mejor con ella al lado y eso era mejor para Cris. Gavin observó cómo Cris temblaba, su piel estaba pálida, era obvio que soportaba un tormento y deseó quitar esa carga del niño y llevarla él. De poder hacerlo lo haría sin dudarlo, pero sabía que era imposible, por más que lo había suplicado a Dios cuando fue Anderson quien estuvo convaleciente en una cama de hospital no ocurrió. Ver a Cris era como ver de nuevo a Anderson ago
— ¿No pensaste acaso que habías pegado la lotería al quedar embarazada? —Preguntó Gavin con ironía. Marina lo miró con ira y resentimiento. —No sé cómo sea en Escocia, pero quedar embarazada de una violación… —Maldición Marina, yo no te violé —le interrumpió Gavin. — ¿Ah no? Estabas borracho y yo drogada, atada, te repetía que pararas y me llamabas Sofi ¿es eso normal para ti? —Inquirió Marina enumerando con los dedos y con expresión asqueada. Gavin desvió la mirada. —Tus planes cambiaron cuando fue en mi cama que fuiste a parar y no la de Fergus. — ¿Cual plan? Por todos los cielos. — ¡José Manuel envió aquí a la policía!, él sabía que Fergus era de mi clan y su intención era sacarme dinero también a mí. —Lo que yo sabía es que José Manuel se había endeudado con un mafioso que nos mataría si no le pagaba una enorme cantidad de dinero. —Fergus pagó cinco millones, mi padre dio cinco millones por tu rescate y a mí sabe Dios cuánto quería quitarme por no
—No puedo soportarlo —susurró Marina—. No puedo verlo sufrir así. Gavin asintió y con voz ronca contestó. —Ninguno de nosotros puede. Pero tenemos que ser fuertes por él. El niño se retorcía, su respiración era entrecortada. Marina acarició su frente sudorosa, murmurando palabras de consuelo. —Estamos aquí, mi amor. Está Gavin que te llevará a montar al poni, tienes que superar esto sí, por favor… —Llamaré a Graham —dijo Gavin olvidando el botón de pánico y dando gritos desde la puerta. Volteó y vio en Cris la imagen de la muerte, él la conocía muy bien, no pudo resistir su peso, cayó de rodillas al suelo y Marina abrazó a su hijo. Gavin lloró como hace años lo hizo por Anderson. No sabía si ahora lloraba aun por él, pero se sentía transportado a esa horrible pesadilla de nuevo, entonces escuchó a Marina. —Mi pequeño, está bien, mamá está bien, puedes ir con los ángeles, te prometo que estaré bien —llorando porque obviamente no está bien lo abrazó y le cantó
Gavin miró al cielo y dejó salir el aire que retenía, no quería que le preguntaran, no podía dar explicaciones. —Ya dije lo que tenía que decir, es mi hijo, punto final, se acabó —dijo Gavin tratando de zanjar el tema e irse de allí. Camila fue igual de rápida y se atravesó en su camino colocando una mano en su abdomen y pegándose a él —Soy yo, a mí no me engañas, puedes decírmelo —musitó mirándolo a los ojos. Gavin la miró. — ¡Es mi hijo, Camila! Es todo lo que necesitas saber. Camila negó con la cabeza de manera obstinada. —Tú eres un hombre muy cuidadoso, no quieres tener más hijos, además los tiempos no cuadran, para cuando ese niño fue concebido tú no querías saber nada de ninguna mujer… — ¡Ya basta Camila! —Ordenó Gavin con toda la autoridad de jefe de clan. —Pero… — ¿Acaso debo darte explicaciones más precisas? —Me las debes, porque has sido enfático en que no podías aceptar una relación y lo acepté con la esperanza en que recapacitaras y me co
Marina fue a descansar casi a mediodía por insistencia de Graham quien le aseguró que Cris había superado la crisis. Marina despertó sobresaltada y angustiada constató que era de noche, preocupada salió de su habitación y encontró a Ana que iba a tocar la puerta. — ¿Cris?... —Él está bien, Graham lo cuida y llegaron enfermeras también, Cris está de lo más atendido, pero tú no, necesito ver la herida. Marina después de un baño y atención de Ana en las pequeñas incisiones que hicieron cuando le hicieron la laparoscopia de emergencia estuvo lista para ir con Cris. Estaba ansiosa por verlo y la sonrisa de su pequeño le iluminó el corazón. —Mamá, Gavin dijo que me traería una tablet para jugar mientras estoy en cama. Marina sonrió y lo abrazó. — ¿Te sientes bien? —Sí —contestó su pequeño con toda su dulzura infantil—. Me gusta Escocia, solo quisiera que estuvieran mis abuelos. Marina mordió sus labios. — ¿No te hace falta nadie más? Cris negó con la
— ¿Quieres café? —Preguntó Gavin y Marina imaginó que era por aparentar una relación sentimental, así que afirmó y lo siguió. Sin embargo, Gavin no estaba pensando en las condiciones del contrato, solo quería seguir conversando con ella, le agradaba tener con quien compartir un café. La verdad era que no se había dado cuenta lo solo que estaba hasta que se quedó sin Fergus y su padre que últimamente le gustaba quedarse con él en Escocia. Gavin le hizo señas a una señora del servicio que los siguió a la oficina. —Tráiganos café, el de la señora Marina sin whisky y con azúcar. — ¿Como el de la señorita Ana? —Preguntó la doña. —Exacto, como el de la señorita Ana. — ¿Podría ser un té? —Inquirió Marina en voz baja. Gavin se echó a reír. —No te gusta nuestro café para nada —Gavin miró a la señora y le hizo la orden y la señora se retiró. —En realidad me gusta como lo beben aquí. Gavin alzó las cejas sonriendo y Marina enrojeció como una cereza. —Como a A