La ceremonia había concluido de una manera hermosa, nadie se equivocó, ni hubo ningún desastre para la posteridad, o eso parecía. Elizabeth miró a todos lados, alguien muy importante faltaba. Se suponía que ella entregaría formalmente el clan Cameron a su auténtico jefe. Unos meses atrás, cuando Alec Cameron cumplió 21 años no quiso venir a tomar su responsabilidad, pero Elizabeth lo había convencido. O eso creía… —Papá, ¿sabes por qué Alec no está aquí? —No, y no contesta mis llamadas, le pedí a Marcelo que tratara de comunicarse con él. —Yo lo llamaré, solo debo salir de aquí un momento. —Ve a tu habitación, pero no te tardes, debemos empezar el baile. Elizabeth afirmó con la cabeza y trató de pasar desapercibida entre la gente, cosa imposible porque era la agasajada de la noche. Con una sonrisa y determinación continuó caminado prometiendo regresar a todo el que se acercó a felicitarla, cuando subió medio tramo de escalera escuchó que la llamaban con apremio. E
Marina sabía que Gavin estaba al límite, en este momento podría arrancarle la cabeza a Kendrick que se muestra de lo más relajado, con las manos en los bolsillos y una sonrisa irónica. —Gavin, no es el momento, ya comenzó el baile, nuestros hijos nos esperan —musitó Marina con voz tensa y espera que Gavin comprenda que debe calmarse. No es que Marina no quisiera arrancar la cabeza del joven MacTavish, es que era el día de celebración para su clan y le quedaba un hilo de cordura para mostrar diplomacia. —Quiero que te vayas de mi clan con tus matones, te haré llegar el dinero —sentenció Gavin con furia contenida y Kendrick mantuvo su sonrisa. —Que conste que quise manejar esto de la mejor manera —advirtió Kendrick. Cualquiera que lo escuchara diría que podría ser un contrincante para el clan MacLeod y no era el caso. Gavin dio un paso adelante ante el desafío y Marina se guindó de su brazo. —Gavin, por favor, ahora no, deja que se vaya. Kendrick le dio un saludo
Elizabeth entró en el despacho de su padre y observó a Gavin al teléfono, Marina tenía una mano en la frente, aparentaba sufrir una fuerte migraña. —Alec no vendrá —informó Elizabeth creyendo que traía una primicia. Marina no se sobresaltó como Elizabeth pensaba. — ¿Qué saben que yo no? —Inquirió Elizabeth. —No te preocupes hija, tu padre solucionará esto. — ¡Es lo que resultó por no enfrentarte a tus demonios Camila! —Gritó Gavin al teléfono—. Pero no estoy dispuesto a tolerar las majaderías de Alec, no me importan sus razones, mucho menos sus motivos los quiero a todos aquí. Gavin tiró el teléfono y miró a su hija mayor mostrando su enojo. — ¿Se puede saber que te dijo el degenerado MacTavish? Elizabeth se puso roja como un tómate y de nuevo sintió como una emoción que solo le había producido dicho degenerado ascendía a su pecho, desvió la mirada. —Ken siempre fue bromista. — ¡Ese hombre no es el muchacho amable que conociste! —Espetó Gavin—Te prohibo q
Aunque era poco digno que la jefa de un clan gritara, Elizabeth lo hizo, gritó y se zarandeó. Se sentía tonta por haber ido a buscar a Kendrick ella sola, sin embargo, antes de que los guardias se dieran cuenta una explosión retumbó hacia el ala oeste. —Eres genial Archie —exclamó Kendrick aunque ya su hermano no lo escuchaba, habían corrido en direcciones opuestas. — ¡Suéltame animal! —Gritó Elizabeth tratando de liberarse, pero los fuertes brazos de Kendrick no le daban opción. — ¡Quedate tranquila condenada mujer! —le recriminó con un azote en el trasero. Jamás Elizabeth se había sentido tan humillada en toda su vida como esta noche y por el mismo hombre. —Cortaré tu mano por atreverte a tocarme el trasero. — ¿Cómo voy a tocarte las nalgas con los kilómetros de tela drapeada que llevas? Pareces cenicienta, ¿no había algo más sexi de este siglo? Elizabeth tragó grueso, sabía que debía sentirse indignada, pero en la parte superficial y vanidosa de su ser le mo
Gavin estaba furioso, ahora se daba cuenta que lo de la calefacción era una distracción. —No estaba preparado, esa es la verdad, me confié y me concentré en la fiesta, en cuidarnos nosotros. Graham tenía en su mano un pedazo de metal torcido. —No hay heridos Gavin, es lo importante. Ambos estaban frente al castillo esperando informes de los daños a la caldera que mantenía el castillo a una temperatura agradable. La fiesta continuaba y Gavin aunque aliviado estaba lejos de estar complacido. —Los forajidos se metieron a nuestro clan para sabotear la fiesta de mi hija, demostraron que en el momento que se lo propongan nos destruyen. —Pues nos advirtieron, no podrán acercarse tanto de nuevo, ahora estamos preparados. Gavin observó a Graham atento. — ¿Sabías lo que planeaba Alec? Graham frunció el ceño. —Alec no quiere ser jefe, es lógico, creció viendo a sus padres resintiendo su vida aquí. — ¡No es excusa para acabar con todo! Incluyendo la amenaza a nue
Elizabeth despertó con un terrible dolor de cabeza en la oscuridad en un lugar desconocido. Trató de mover las manos y descubrió que no podía, estaba atada. Gritó desesperada por ayuda. La similitud a como fue secuestrada su madre la aterró, pero recordó que ella no fue vendida en una subasta, Kendrick MacTavish la había secuestrado. —Si prometes calmarte te soltaré —dijo Kendrick con calma y encendió tres velas de un candelabro en una chimenea y la colocó en una mesa de noche. Elizabeth sintió el colchón ceder cuando él se sentó. Elizabeth ahora pudo verlo, estaba mareada, en la oscuridad e iluminado por el fuego parecía a Hades que había venido a buscarla. — ¿Qué quieres de mí? —Preguntó ella más que con miedo con mucha decepción, ya que ser atrapada fue algo que se buscó por tonta haber creído que no era malvado. —Yo fui por las buenas con tu padre y me escupió a la cara. El clan Cameron es mi propiedad ahora… —Pero su gente… —Pueden irse al clan Ma
— ¡No me casaré contigo! No puedes obligarme… Repitió Elizabeth con determinación. Estaba muy molesta, y no era solo por estar metida en esta situación por confiada, sino por descubrir que Kendrick no era quien pensaba. —Haz lo que tengas que hacer —espetó ahora Elizabeth mostrando su enojo y decepción—. Llama a Maggi Sinclair, me atrapaste, pero con esto han firmado su sentencia de muerte, mi padre vendrá por mi. Kendrick se levantó de la cama y dejó salir el aliento de manera impaciente. — ¿Qué me harás? —Preguntó Elizabeth y aunque estaba decidida a no mostrar miedo no pudo evitar que su nerviosismo fuera evidente. — ¿Tienes hambre? —Preguntó Kendrick. Elizabeth negó con la cabeza con el ceño fruncido. —Estás demente, pasas de un tema al otro sin razón… —Para nada jefa MacLeod, después de todo mi madre se esforzó en enseñarme modales. — ¿Me dejarás ir? —Inquirió Elizabeth con un hilo de esperanza. —Quisiera que te quedaras, quiero mostrarte mi clan.
—Estoy dispuesta a dejar pasar el secuestro, si entregas los documentos de propiedad te devolveré el dinero que pagaste y te apoyaré para que recuperes el clan. Ya Elizabeth estaba resignada a que no podía comer aquel menjunje y lo había apartado. Kendrick tomó un trago de whisky. —Al menos bebe whisky, te garantizo que ese sí que es muy bueno. —Qué me dices Kendrick ¿Tenemos un trato? —Al parecer te faltó instrucción en cuanto a las negociaciones, los jefes escoceses hacemos acuerdos tomando whisky. Elizabeth dio un trago a su vaso. — ¿Feliz? Puedes responderme ahora. Kendrick sonrió. —El whisky es bueno ¿Cierto? Soy malo cocinando, pero el whisky MacTavish es el mejor de Tierras Altas. —Es bueno —reconoció Elizabeth—. Y sin duda mejor que el estofado —agregó Elizabeth siendo muy sincera también. Kendrick puso una mano en su corazón. —Al menos podrías mostrar vergüenza. Elizabeth rio con él, aunque estaban lejos de ser amigos. —Dime que quier