Elizabeth despertó con un terrible dolor de cabeza en la oscuridad en un lugar desconocido. Trató de mover las manos y descubrió que no podía, estaba atada. Gritó desesperada por ayuda. La similitud a como fue secuestrada su madre la aterró, pero recordó que ella no fue vendida en una subasta, Kendrick MacTavish la había secuestrado. —Si prometes calmarte te soltaré —dijo Kendrick con calma y encendió tres velas de un candelabro en una chimenea y la colocó en una mesa de noche. Elizabeth sintió el colchón ceder cuando él se sentó. Elizabeth ahora pudo verlo, estaba mareada, en la oscuridad e iluminado por el fuego parecía a Hades que había venido a buscarla. — ¿Qué quieres de mí? —Preguntó ella más que con miedo con mucha decepción, ya que ser atrapada fue algo que se buscó por tonta haber creído que no era malvado. —Yo fui por las buenas con tu padre y me escupió a la cara. El clan Cameron es mi propiedad ahora… —Pero su gente… —Pueden irse al clan Ma
— ¡No me casaré contigo! No puedes obligarme… Repitió Elizabeth con determinación. Estaba muy molesta, y no era solo por estar metida en esta situación por confiada, sino por descubrir que Kendrick no era quien pensaba. —Haz lo que tengas que hacer —espetó ahora Elizabeth mostrando su enojo y decepción—. Llama a Maggi Sinclair, me atrapaste, pero con esto han firmado su sentencia de muerte, mi padre vendrá por mi. Kendrick se levantó de la cama y dejó salir el aliento de manera impaciente. — ¿Qué me harás? —Preguntó Elizabeth y aunque estaba decidida a no mostrar miedo no pudo evitar que su nerviosismo fuera evidente. — ¿Tienes hambre? —Preguntó Kendrick. Elizabeth negó con la cabeza con el ceño fruncido. —Estás demente, pasas de un tema al otro sin razón… —Para nada jefa MacLeod, después de todo mi madre se esforzó en enseñarme modales. — ¿Me dejarás ir? —Inquirió Elizabeth con un hilo de esperanza. —Quisiera que te quedaras, quiero mostrarte mi clan.
—Estoy dispuesta a dejar pasar el secuestro, si entregas los documentos de propiedad te devolveré el dinero que pagaste y te apoyaré para que recuperes el clan. Ya Elizabeth estaba resignada a que no podía comer aquel menjunje y lo había apartado. Kendrick tomó un trago de whisky. —Al menos bebe whisky, te garantizo que ese sí que es muy bueno. —Qué me dices Kendrick ¿Tenemos un trato? —Al parecer te faltó instrucción en cuanto a las negociaciones, los jefes escoceses hacemos acuerdos tomando whisky. Elizabeth dio un trago a su vaso. — ¿Feliz? Puedes responderme ahora. Kendrick sonrió. —El whisky es bueno ¿Cierto? Soy malo cocinando, pero el whisky MacTavish es el mejor de Tierras Altas. —Es bueno —reconoció Elizabeth—. Y sin duda mejor que el estofado —agregó Elizabeth siendo muy sincera también. Kendrick puso una mano en su corazón. —Al menos podrías mostrar vergüenza. Elizabeth rio con él, aunque estaban lejos de ser amigos. —Dime que quier
Elizabeth aceptó esconderse detrás de una puerta que abrió Kendrick para ella mientras recibía a Angelica MacLeod por dos poderosas razones. La primera: No quería que Angelica MacLeod la viera con semejante facha. Angelica MacLeod era hija de Angus MacLeod, si Angus hubiera vencido a Gavin en el duelo, ella hoy sería la jefa del clan MacLeod, por supuesto odiaba a Elizabeth. La segunda: Ella estaba convencida de que Kendrick seguía órdenes de Maggi, pero no quería que su hija supiera que ella estaba allí. ¿Qué era lo que quería Kendrick MacTavish realmente? Maggi después de la muerte de Angus, sobrino rebelde de Gavin había tratado de formar sin éxito hasta los momentos una revolución en contra del alto mando. Elizabeth estaba convencida que era una mujer de cuidado, envidiosa y resentida, pero Gavin no creía que pudiera ser una amenaza y Marina le tenía más lástima que otra cosa. Desde que Kendrick la llevó por los túneles secretos supo que era secuaz de Maggi, pe
En cuanto Kendrick entró a la habitación, vio a Elizabeth hecha un ovillo en un sofá junto a la chimenea de la pequeña habitación, le daba la espalda y él paró de inmediato. Por un efímero momento recordó como él mismo se dormía en ese sofá cuando su madre se quedaba hasta tarde cosiendo. Sonrió con nostalgia, él a menudo se hacía el dormido para que su padre lo cargara hasta acostarlo en su cama. Se acercó a Elizabeth y lucía dormida, pero él sabía que solo lo aparentaba. —Ese sofá es demasiado incómodo para un adulto, puedes dormir en mi cama. — ¿Y a ti te importa mucho mi comodidad? —Preguntó ella con ironía—. Eres un secuestrador ejemplar. — ¿Acaso te he hecho daño? Las cosas no ocurrieron como las planeé. —Yo no diría eso, lo pensaste muy bien, solo no quiere que Angelica se entere —Elizabeth se sentó y lo observó—. Kendrick, ¿cómo pretendes ser mi esposo sin que tu novia lo sepa? Kendrick desvió la mirada. —Se lo explicaré, pero después, cuando esté
Kendrick la observó a Elizabeth con detenimiento. —Te ves bien Elizabeth. Te lucen nuestros colores. —Solo quería salir de aquí pasando desapercibida. Kendrick dio una vuelta a su alrededor y Elizabeth soportó el escrutinio manteniéndose muy quieta y con la frente en alto. —No se puede negar que seas una MacLeod, diría que se te nota aun en la distancia. —Se me nota que soy honesta. Kendrick se echó a reír. —Mejor dejémoslo así y no digamos que se te nota… —Se refería a tu broche, en el cuarto de costura de mi madre hay broches MacTavish para completar tu disfraz —bromeó Archie y abrazó a Kendrick mirándolo de manera significativa—. Ya que nadie durmió porque no aprovechas para que converses con Elizabeth. Elizabeth dio un paso atrás y les dio la espalda. —No me quedaré un segundo más aquí. — ¡Señorita Elizabeth! —La llamó Archie—… Aún está oscuro, le garanticé que la llevaría, pero por favor, permita que mi hermano converse con usted, después de to
Elizabeth levantó las manos pidiendole calma y tratando de comprender la lógica de Kendrick. —Recuerda que toda historia tiene dos versiones, la teoría que tienes de mi familia está distorsionada. —Si realmente son buenas personas debes ayudarme. —Lo haré, protegeremos tus tierras. —Lo lamento, pero necesito garantías, y claro está el descubrimiento de este yacimiento debe mantenerse en secretos, solo tú y tu padre, por supuesto también tu madre lo sabrá. —Me pides demasiado ¿Cómo puedo darte garantías que no me involucren a mí como persona? —Crees que es demasiado —murmuró Kendrick—. No me sorprende, qué sabes tú lo que es sacrificarse. —No me conoces, y no te permito que me juzgues cuando eres un criminal. —Mi hermano te mostró el hospital, ¿cierto? Ese era mi trabajo, soy médico, pero no puedo ejercer porque ningún hospital contrata a médicos con antecedentes penales, ¿sabes quien me ayudó con mis estudios? —Supongo que Maggi. —No soy un idiota que no
Marina y Gavin, frente a su hija Elizabeth y su prometido Kendrick, todos sentados en la sala de negociaciones del clan MacLeod. Aquella escena era bizarra, sobre todo para Marina que lucía furiosa, Elizabeth trataba de verse fría e implacable, Kendrick sonreía victorioso; Gavin siempre fue un hombre capaz de ocultar sus emociones. Tenía en sus manos la extraña roca que Kendrick había mostrado a Elizabeth. —Hay más como está —dijo Kendrick señalando la geoda—, incluso más grande, no he podido hacer que estimen el valor del yacimiento, pero es que no quiero que nadie se entere, yo lo descubrí por casualidad. —Si tu padre hubiera encontrado esto —levantó Gavin la geoda y la dejó sobre el escritorio— otra sería la historia. —No lo pongo en duda señor —concedió Kendrick—. Usted hubiera querido negociar conmigo entonces. Gavin se echó a reír. —Si no quise hacer negocios contigo es porque tu reputación es una porquería. —Jefe Gavin, lo que pasa es que a los arruinados n