Aunque era poco digno que la jefa de un clan gritara, Elizabeth lo hizo, gritó y se zarandeó. Se sentía tonta por haber ido a buscar a Kendrick ella sola, sin embargo, antes de que los guardias se dieran cuenta una explosión retumbó hacia el ala oeste. —Eres genial Archie —exclamó Kendrick aunque ya su hermano no lo escuchaba, habían corrido en direcciones opuestas. — ¡Suéltame animal! —Gritó Elizabeth tratando de liberarse, pero los fuertes brazos de Kendrick no le daban opción. — ¡Quedate tranquila condenada mujer! —le recriminó con un azote en el trasero. Jamás Elizabeth se había sentido tan humillada en toda su vida como esta noche y por el mismo hombre. —Cortaré tu mano por atreverte a tocarme el trasero. — ¿Cómo voy a tocarte las nalgas con los kilómetros de tela drapeada que llevas? Pareces cenicienta, ¿no había algo más sexi de este siglo? Elizabeth tragó grueso, sabía que debía sentirse indignada, pero en la parte superficial y vanidosa de su ser le mo
Gavin estaba furioso, ahora se daba cuenta que lo de la calefacción era una distracción. —No estaba preparado, esa es la verdad, me confié y me concentré en la fiesta, en cuidarnos nosotros. Graham tenía en su mano un pedazo de metal torcido. —No hay heridos Gavin, es lo importante. Ambos estaban frente al castillo esperando informes de los daños a la caldera que mantenía el castillo a una temperatura agradable. La fiesta continuaba y Gavin aunque aliviado estaba lejos de estar complacido. —Los forajidos se metieron a nuestro clan para sabotear la fiesta de mi hija, demostraron que en el momento que se lo propongan nos destruyen. —Pues nos advirtieron, no podrán acercarse tanto de nuevo, ahora estamos preparados. Gavin observó a Graham atento. — ¿Sabías lo que planeaba Alec? Graham frunció el ceño. —Alec no quiere ser jefe, es lógico, creció viendo a sus padres resintiendo su vida aquí. — ¡No es excusa para acabar con todo! Incluyendo la amenaza a nue
Elizabeth despertó con un terrible dolor de cabeza en la oscuridad en un lugar desconocido. Trató de mover las manos y descubrió que no podía, estaba atada. Gritó desesperada por ayuda. La similitud a como fue secuestrada su madre la aterró, pero recordó que ella no fue vendida en una subasta, Kendrick MacTavish la había secuestrado. —Si prometes calmarte te soltaré —dijo Kendrick con calma y encendió tres velas de un candelabro en una chimenea y la colocó en una mesa de noche. Elizabeth sintió el colchón ceder cuando él se sentó. Elizabeth ahora pudo verlo, estaba mareada, en la oscuridad e iluminado por el fuego parecía a Hades que había venido a buscarla. — ¿Qué quieres de mí? —Preguntó ella más que con miedo con mucha decepción, ya que ser atrapada fue algo que se buscó por tonta haber creído que no era malvado. —Yo fui por las buenas con tu padre y me escupió a la cara. El clan Cameron es mi propiedad ahora… —Pero su gente… —Pueden irse al clan Ma
— ¡No me casaré contigo! No puedes obligarme… Repitió Elizabeth con determinación. Estaba muy molesta, y no era solo por estar metida en esta situación por confiada, sino por descubrir que Kendrick no era quien pensaba. —Haz lo que tengas que hacer —espetó ahora Elizabeth mostrando su enojo y decepción—. Llama a Maggi Sinclair, me atrapaste, pero con esto han firmado su sentencia de muerte, mi padre vendrá por mi. Kendrick se levantó de la cama y dejó salir el aliento de manera impaciente. — ¿Qué me harás? —Preguntó Elizabeth y aunque estaba decidida a no mostrar miedo no pudo evitar que su nerviosismo fuera evidente. — ¿Tienes hambre? —Preguntó Kendrick. Elizabeth negó con la cabeza con el ceño fruncido. —Estás demente, pasas de un tema al otro sin razón… —Para nada jefa MacLeod, después de todo mi madre se esforzó en enseñarme modales. — ¿Me dejarás ir? —Inquirió Elizabeth con un hilo de esperanza. —Quisiera que te quedaras, quiero mostrarte mi clan.
—Estoy dispuesta a dejar pasar el secuestro, si entregas los documentos de propiedad te devolveré el dinero que pagaste y te apoyaré para que recuperes el clan. Ya Elizabeth estaba resignada a que no podía comer aquel menjunje y lo había apartado. Kendrick tomó un trago de whisky. —Al menos bebe whisky, te garantizo que ese sí que es muy bueno. —Qué me dices Kendrick ¿Tenemos un trato? —Al parecer te faltó instrucción en cuanto a las negociaciones, los jefes escoceses hacemos acuerdos tomando whisky. Elizabeth dio un trago a su vaso. — ¿Feliz? Puedes responderme ahora. Kendrick sonrió. —El whisky es bueno ¿Cierto? Soy malo cocinando, pero el whisky MacTavish es el mejor de Tierras Altas. —Es bueno —reconoció Elizabeth—. Y sin duda mejor que el estofado —agregó Elizabeth siendo muy sincera también. Kendrick puso una mano en su corazón. —Al menos podrías mostrar vergüenza. Elizabeth rio con él, aunque estaban lejos de ser amigos. —Dime que quier
Elizabeth aceptó esconderse detrás de una puerta que abrió Kendrick para ella mientras recibía a Angelica MacLeod por dos poderosas razones. La primera: No quería que Angelica MacLeod la viera con semejante facha. Angelica MacLeod era hija de Angus MacLeod, si Angus hubiera vencido a Gavin en el duelo, ella hoy sería la jefa del clan MacLeod, por supuesto odiaba a Elizabeth. La segunda: Ella estaba convencida de que Kendrick seguía órdenes de Maggi, pero no quería que su hija supiera que ella estaba allí. ¿Qué era lo que quería Kendrick MacTavish realmente? Maggi después de la muerte de Angus, sobrino rebelde de Gavin había tratado de formar sin éxito hasta los momentos una revolución en contra del alto mando. Elizabeth estaba convencida que era una mujer de cuidado, envidiosa y resentida, pero Gavin no creía que pudiera ser una amenaza y Marina le tenía más lástima que otra cosa. Desde que Kendrick la llevó por los túneles secretos supo que era secuaz de Maggi, pe
En cuanto Kendrick entró a la habitación, vio a Elizabeth hecha un ovillo en un sofá junto a la chimenea de la pequeña habitación, le daba la espalda y él paró de inmediato. Por un efímero momento recordó como él mismo se dormía en ese sofá cuando su madre se quedaba hasta tarde cosiendo. Sonrió con nostalgia, él a menudo se hacía el dormido para que su padre lo cargara hasta acostarlo en su cama. Se acercó a Elizabeth y lucía dormida, pero él sabía que solo lo aparentaba. —Ese sofá es demasiado incómodo para un adulto, puedes dormir en mi cama. — ¿Y a ti te importa mucho mi comodidad? —Preguntó ella con ironía—. Eres un secuestrador ejemplar. — ¿Acaso te he hecho daño? Las cosas no ocurrieron como las planeé. —Yo no diría eso, lo pensaste muy bien, solo no quiere que Angelica se entere —Elizabeth se sentó y lo observó—. Kendrick, ¿cómo pretendes ser mi esposo sin que tu novia lo sepa? Kendrick desvió la mirada. —Se lo explicaré, pero después, cuando esté
Kendrick la observó a Elizabeth con detenimiento. —Te ves bien Elizabeth. Te lucen nuestros colores. —Solo quería salir de aquí pasando desapercibida. Kendrick dio una vuelta a su alrededor y Elizabeth soportó el escrutinio manteniéndose muy quieta y con la frente en alto. —No se puede negar que seas una MacLeod, diría que se te nota aun en la distancia. —Se me nota que soy honesta. Kendrick se echó a reír. —Mejor dejémoslo así y no digamos que se te nota… —Se refería a tu broche, en el cuarto de costura de mi madre hay broches MacTavish para completar tu disfraz —bromeó Archie y abrazó a Kendrick mirándolo de manera significativa—. Ya que nadie durmió porque no aprovechas para que converses con Elizabeth. Elizabeth dio un paso atrás y les dio la espalda. —No me quedaré un segundo más aquí. — ¡Señorita Elizabeth! —La llamó Archie—… Aún está oscuro, le garanticé que la llevaría, pero por favor, permita que mi hermano converse con usted, después de to