Marina sentía nauseas, no sabía qué creer, quizás no tenía todos los hechos, pero la teoría de Lachlam encajaba demasiado bien en el puzzle que se convirtió su vida. Lo único malo es que entonces ¿estaba enamorada de un villano? Su vida era un revoltijo, pero ¿realmente era por culpa de Gavin? Se resistía a pensar eso. El sonido de un rústico acercándose les indicó que ya no estaban solos. —Lachlam, reconsidera, no entregues a Marina a ese hombre, quedaremos sin armas en contra de Gavin. A la serpiente se mata por la cabeza, herirla solo la vuelve más peligrosa. —Aprecio tu consejo Alistair, pero me dan mucho dinero por la señora MacLeod, así que encierra a Camila y asegúrate que traigan a mi hijo, hablaré con él en cuanto regrese. — ¿En dónde entregarás a Marina? ¿Está muy lejos? —Para nada, En la colina de los halcones la entregaré, y a Gavin le diré que lo esperaré en las ruinas del clan, cuando aparezca mis hombres lo matarán. —Espera Lachlam, al menos ir
En el clan MacLeod la guerra civil fue brutal y devastadora, hermanos contra hermanos, afectados por las ideas revolucionarias de delincuentes que luchaban por un pedazo de tierra y de riqueza sin haberlo trabajado. Ahora Gavin sudado, cansado y herido estaba frente a frente a Angus. Ambos con espadas en manos y el pueblo en círculo a su alrededor. —Ahora solo tú y yo primo —le retó Angus—. Con honor, como debe ser un enfrentamiento entre líderes. Gavin negó con la cabeza. —No debería ser así, no es tu momento Angus, no eres un líder digno para el clan. Tomar un clan no es para beneficiarte, es para dar beneficio a tu pueblo, el precio no es bajo y te juro que si tus intenciones fueran buenas me apartaría y te daría el mando. —Lo que dices de la boca para afuera, tienes más estudios que yo, te sabes expresar mejor, y has tenido dinero de sobra, hasta para que tu esposa robe. Le has fallado de tantas maneras a tu clan y osas hablar de buenas intenciones.
Marina despertó en la penumbra de una habitación fría, se sentía mareada y su cabeza dolía. Recordó los eventos acontecidos y quiso gritar, pero su boca estaba seca y su garganta maltratada, solo salió un inarticulado sonido de auxilio. —Dios mío, ¿dónde estoy? Por favor, no esta pesadilla otra vez. La puerta de la habitación fue abierta y un rubio entró. Llevaba un traje un tanto arrugado, su corbata torcida y su cabello algo despeinado, aunque no le quedaba mal. Era muy apuesto y se notaba que estaba cansado, pero no dejaba de ser intimidante, la miraba con resentimiento y Marina sabía que era su exesposo. —Por fin despertaste, te aplicaron demasiado tranquilizante —espetó con impaciencia. — ¡Suéltame! ¿Qué es lo que piensas hacer conmigo? José Manuel se le fue encima y la enjauló entre su cuerpo como si fuera un tigre al acecho. —Debería matarte por lo que me has hecho. Fingir tu muerte ¿Es en serio? Me traicionaste con mi tío. Jugaste en mi contra. ¿Es eso
Mientras tanto en París, en un parque que atrae a turistas por sus impresionantes vistas, con el Sena a un costado y la torre Eiffel de testigo. Entre numerosos artistas que deleitan a los transeúntes. Desde bailes y puestas en escena hasta cantantes que con su estuche de guitarra esperan una moneda, están Ana y Marisol. Ana cuida del pequeño Gavin mientras Marisol lee la mano de una jovencita cuando el presentimiento de estar siendo observada la invade. Voltea y se encuentra con la mirada de jengibre de Graham. Él sonríe, no parece ni el inalcanzable médico, ni el guerrero highlander, con bolso a su espalda y cabello desaliñado se ve más joven, como cualquier turista, con algunos mechones se han salido de su coleta y el viento los hace volar en su rostro. —Graham, pero ¿Qué haces aquí? —Exclamó Ana impresionada—. No me digas que has venido de luna de miel —dijo ahora con reserva viendo si aparecía Maggi. Graham se acerca a ella y la abraza abarcando al pequeño Gavin.
Ewan estaba sentía que de esta no se salvaría, sin embargo, estaba conforme con su vida, al menos estaba con Camila y esta no lo rechazaba. El frío, el hambre y la pérdida de sangre le habían quitado la fuerza para luchar y tratar de salir de aquel hueco. —Es justicia que muera en una trampa, después de haber matado a tantos animales de esta manera. Camila no soportaba la idea de verlo morir. —Tenemos que encontrar la manera de salir de aquí, desde hace rato no escucho a nadie, creo que ya no nos vigilan. —Y Alistair no regresará por nosotros —musitó Ewan decepcionado. —Creo que eso contesta a su esperanza vacía, Alistair no estaba fingiendo, es aliado de Lachlam. Ewan observó atento las expresiones de Camila. —Puedo ver que te duele, aunque trates de disimularlo. —Claro que me duele, me vio la cara de idiota —A Camila se le hizo un nudo en la garganta y sin querer emitió un quejido. Ewan la abrazó sin decir una palabra, solo dándole amparo. —Parece u
Elsbeth vio llegar a Camila con Ewan muy debilitado y corrió hacia ellos. — ¡Santo Dios! ¿Qué les pasó? ¿Dónde estaban? —Estábamos atrapados en una trampa custodiada por hombres de Lachlam, pero desertaron, escuché que Gavin ha matado a Angus. —Han pasado muchas cosas, ¿qué le pasó a Ewan? —Estoy bien, solo necesito recuperar fuerzas y una bandita. —Necesita más que eso. Ayúdanos Elsbeth. Elsbeth tomó a Ewan por el otro extremo y caminaron al castillo. La gente discutía, otros veían desde las ventanas de sus casas, esperando que pasaría y si habría cambio de régimen o no. — ¿Qué es lo que está pasando? —Preguntó Camila—. Aunque Angus era un jovencito lo prefiero muerto que estorbando. —Hubo un duelo de honor, el jefe Gavin venció a Angus, pero no antes de que él lo hiriera. Fiona se fue con Gavin en el helicóptero para que lo atendieran de emergencia, hombres del clan habían encontrado también a Alistair. Pero ambos estaban muy mal. —Alistair nos traicionó
En el patio de reuniones del clan MacLeod muchas cosas han ocurrido en los últimos días, ya todos creían haber perdido la capacidad de asombro, esperaban un cambio, pero no de esta magnitud. Es cierto que Camila había sido amante de Gavin, pero aquello parecía ser historia. Por un instante el silencio se apoderó de los presentes, hasta que como una sinfonía en crescendo empezó a escucharse murmullos y exclamaciones. Todos se miraban unos a otros y a Camila. Maggi venía de la sala de reuniones y escuchó todo, se abalanzó sobre Camila. Alfred sujetó a su hija y Camila le dio un empujón. — ¡Eres una mentirosa! Tú no estás embarazada de Gavin. Él era feliz con Marina —Gritó Maggi. —Por favor Maggi, le puedes hacer daño a tu criatura, Camila solo quiere provocarte, no caigas en su juego —le pidió Alfred con tono lastimero, pero lo bastante alto para que todos se solidarizaran con Maggi.. —Me importa muy poco lo que pienses —espetó Camila con la autoridad de una
Graham no pudo acceder al quirófano donde tenían a Gavin, ya llevaban más de cinco horas de cirugía, pero fue con Alistair, este estaba en una habitación y ya estaba consciente. —Graham, que bueno que llegaste, debes buscar a Camila, está atrapada con Ewan en un hueco de cazadores por los hombres de Lachlam. — ¡Por todos los cielos Alistair! ¿Qué fue lo que pasó? Cuando me fui todo estaba en orden. —No lo estaba, Angus planeaba dar un golpe y lo dio. —No tenía manera de darlo. No entiendo como tuvo oportunidad. —Murdock… —No puedo creer que Murdock traicionara a Gavin. — ¡Ese malnacido ha traicionado al clan desde hace años! Abusó de Camila desde que era una jovencita, era corrupto y sabrá Dios cuantas cosas más hizo antes de que lo matara. Graham alzó las cejas sorprendido. — ¿Asesinaste a Murdock? — ¡No lo hice a sangre fría! Trataba de violar a tu hermana. Graham apretó los puños lleno de rabia e impotencia. —Yo no tenía manera de saberlo, Camil