Ana y Graham regresaron al castillo, juntos, no estaban dispuestos a ocultar su amor. Ahora mismo nadie les prestaría atención. O al menos eso pensaban. Al entrar se encontraron con Camila que acababa de llegar para asistir al sepelio. Al ver a Graham tomado de la mano de Ana frunció el ceño y negó con la cabeza. —Eres un maldito irresponsable Graham. —Déjame en paz Camila —Graham quiso pasar y Camila se atravesó en su camino y miró a Ana con desprecio. — ¿Podrías dejarme hablar con mi hermano? Por favor. —Nos vemos más tarde —le aseguró Graham a Ana, ella sonrió y caminó dentro del castillo. —Maldit@ sea la hora en que esas mujeres llegaron a este castillo con todos sus problemas. —Si vas a despotricar no pienso escucharte. —Es evidente que no escuchas a nadie. — ¿Qué demonios haces aquí Camila? A ti no te importa la muerte de Cris. —Me importa mi clan y este es un momento muy duro para Gavin, claro que tenía que venir y menos mal que lo hice porqu
Marina observó a Graham conversando con Maggi, no sabía nada de ella, pero sí que era la nueva prometida de Graham así lo habían anunciado sus padres durante la fiesta del bautizo del pequeño Gavin. Marina miró a Ana que también los observaba. —Gracias por quedarte —dijo agarrando su mano. —Pero qué cosas dices ¿cómo no me iba a quedar? —Pensé que te habías ido esta mañana. Ana desvió la mirada sintiéndose culpable. —Quería hacerlo. Marina limpió nuevas lágrimas que acudieron sin remedio. —Sé que no soportas lidiar con el duelo, puedo recordar que cuando murió tu padre biológico, tu mamá y yo te buscamos por todo Río de Janeiro. —Marina, yo no me siento bien aquí, y sabes que los demás me toleran porque soy tu amiga y a ti no les queda más remedio que aceptarlo. —Pienso que te equivocas, pero te entiendo, yo misma he querido irme. Ana la observó atenta. — ¿Por qué? ¿Has tenido problemas con Gavin? —No es eso, se trata de que necesito encontrarme,
La sala de reuniones del consejo del clan MacLeod estaba llena de tensión. Los ancianos, vestidos con sus tradicionales kilts y capas de lana, se sentaron en un semicírculo, y sus rostros estaban marcados por la preocupación y la desconfianza.Murdock, el líder de los ancianos, se levantó para hablar. —Ya que Gavin ha enviado a Graham en representación, haremos esta reunión un poco más extensa. Para Graham esto no prometía nada bueno, estaba seguro que Murdock aprovecharía la oportunidad para castigar su conducta anterior en el panteón. — ¿Cambia entonces la orden del día? —Inquirió Camila. —Es lo mismo, solo que si venía Gavin sería solo una reunión preliminar, en consideración a que estamos de luto. —Prosigue Murdock —ordenó Graham que para esta reunión presidía la reunión en la silla del jefe con Camila a su flanco. —Graham, debemos hablar sobre el matrimonio de Gavin con Marina —comenzó Murdock—. Ella es extranjera, divorciada del sobrino de Gavin, y muchos du
La reunión llegó a su fin y Graham, con el ceño fruncido y los hombros tensos, tenía apuro por irse. El aire en la sala de reuniones estaba cargado de tensión, y el crepitar del fuego en la chimenea apenas lograba suavizar el ambiente. Del comité de ancianos se retiraron y Murdock quedó en último lugar, se acercó a los hermanos. —Camila, como siempre tu compromiso para tu clan es encomiable, gracias por regresar en estos momentos de dificultad —dijo con inusual voz dulce. Camila se tensó y cuadró los hombros. —Siempre que Gavin me necesite haré lo que sea necesario. —Pues debes recordar que lo que es necesario es el bienestar del clan, por encima de individualismos, está de más decirte que también debes casarte, aun estás a tiempo de tener un par de muchachos fuertes. Camila mostró una sonrisa que no se reflejó en sus ojos. —Creo que aun puedo tener hijos que me vean como su madre y no como su abuela. —Pues apresúrate, las mujeres tienen tiempo finito, a difere
Los siguientes días conmemorativos pasaron en un borrón para Marina y Gavin. Como él había previsto lo más difícil para ambos fue el día del sepelio, era la separación definitiva del cuerpo material. Gavin que siempre fue el hombro de Marina para ese momento estaba destruido, pasar por eso dos veces era una tortura. Marina lo había sostenido a él, entre los dos, siendo uno la fuerza del otro en los momentos más duros pudieron sortear cada uno de los instantes más amargos. — ¡Marina!, ¡Marina! Marina parpadeó varias veces y finalmente volteó a ver a Gavin que la llamaba, estaban en el comedor, Marina apenas había jugado con su desayuno. —Perdóname Gavin, estoy dispersa. —Te decía que hoy es el décimo día de duelo por ley, y los clanes en conjunto organizan una conmemoración en honor a Cris. Marina se abrazó a sí misma, de nuevo estaba más delgada, con ojeras y demacrada, Gavin se acercó a ella y la abrazó. —No comiste nada, debes alimentarte, apenas prueb
Marina y Gavin regresaron al castillo al final de la tarde, dejaron la moto frente al castillo para que uno de los muchachos la guardara. Marina tiritaba de frío. —No debiste meterte al mar —le recriminó Gavin negando con la cabeza. —No me metí al mar, me resbalé y caí… —Por estar corriendo. —Tú me perseguías —Gavin la abrazó y le dio un beso mientras frotaba sus brazos para quitarle el frío—. Solo necesito una ducha de agua tibia. —Puedo ayudarte con eso. Ambos entraron al castillo tomados de la mano. Camila estaba en el establo cepillando a su yegua y aunque no escuchó lo que Marina y Gavin decían, no era difícil llegar a la conclusión que venían de Plockton. Los vio sonriendo y cuando entraron al castillo de la mano, desvió la mirada. —Oh Skye, ¿por qué tenía que ser así? Siempre pensé que Gavin terminaría por darse cuenta que yo era la mejor mujer para él, pero en realidad soy patética como dijo Graham. A Camila se le aguaron los ojos y la yegua r
La noche había caído y se reunieron en la colina más alta del clan. Allí estaba el fuego ceremonial que se mantenía por los días conmemorativos cuando un jefe de clan moría. En esta ocasión había miembros de los tres clanes. Jamás, ni siquiera cuando murió el abuelo de Gavin donde y se recibieron allegados e incluso personalidades de la realeza había habido tanta gente para despedir a un miembro del clan MacLeod. En las Tierras Altas de Escocia el cielo estrellado era un espectáculo brillante, y esta noche parecía reflejarse en los ojos tristes de los asistentes. La atmósfera estaba cargada de emociones, y cada quien sostenía un globo de papel al que encenderían una lámpara del fuego ceremonial para liberar al cielo en memoria de Cris MacLeod. Gavin y Marina recibirían los tributos que marcarían el fin de los días de duelo oficial. Los MacLeod seguirían llevando luto en sus atuendos al menos un año. Liam MacTavish estaba junto a Alistair, era obvio que habían planead
Graham observó a Marina siendo aclamada y más unida a Gavin que nunca y lo celebró en silencio. Gavin como jefe estaba bien, como nunca antes tenía frente a sus ojos un panorama de paz en el futuro. Cosa que podría representar su propio futuro. Graham caminó entre la multitud hasta quedar junto a Ana. —Quiero hablar contigo, camina detrás de mí. Graham siguió caminando y con disimulo constató que Ana lo estuviera siguiendo. Graham no se detuvo hasta adentrarse en el bosque. Encontró un majestuoso pino silvestre, cuyo tronco grueso y ramas frondosas les ofrecen la privacidad que necesitan.Graham miró a su alrededor. —Aquí estaremos bien, Ana. Nadie nos verá aquí. —Es eso justamente lo que no está bien. Graham bajó la cabeza y pasó sus manos por el cabello largo, Ana desvió la mirada. Era tan difícil para ella resistirse a su aura sexi y buenos sentimientos. Él era el paquete completo entre atractivo y personalidad, pero no era de ella. —Ana esto terminará